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Milei se pone serio y tumba al socialismo en la Universidad de Standford

En su discurso, señaló que el keynesianismo destruyó el marco analítico del que disponían los economistas y criticó que eliminara el factor temporal.

En su discurso, señaló que el keynesianismo destruyó el marco analítico del que disponían los economistas y criticó que eliminara el factor temporal.
El Presidente de Argentina, Javier Milei, durante su conferencia en la Universidad de Standford (Caliornia). | EUROPA PRESS

El presidente de Argentina, Javier Milei, pese a la responsabilidad del cargo que ocupa en la actualidad, no desaprovecha ninguna ocasión para seguir divulgando y defendiendo en distintos ámbitos (periodísticos, académicos, etc.) las ideas con las que ha triunfado políticamente y de cuyas virtudes para la vida de las personas está totalmente convencido.

En este sentido debemos recordar que hace apenas unos días el economista liberal-libertario visitó España para, entre otras cosas, presentar su nuevo libro, El camino del libertario, junto al también economista Juan Ramón Rallo y al director de La Razón, Francisco Marhuenda. Asimismo, el presidente argentino participó en la convención de Vox Viva24, algo que suscitó el recelo de muchos liberales, pues en el mismo evento participaron otros líderes políticos que se encuentran muy alejados de las premisas de Milei, como es el caso de Marine Le Pen. De hecho, como muestra de la poca sintonía que existe entre ellos, la propia líder de los conservadores franceses, incómoda por el discurso contra el estatismo que llevó a cabo el presidente argentino, abandonó su asiento durante la intervención de Milei.

Además, sea como fuere, la visita de Milei a España ha generado un gran enfrentamiento entre el presidente Argentino y el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha llegado a provocar la retirada de la embajadora española de Argentina como respuesta a los supuestos agravios de Milei hacia la mujer de Sánchez, Begoña Gómez. No obstante, lo cierto es que este enfrentamiento entre ambos dirigentes se remonta hasta antes incluso de que el economista liberal-libertario ganara las elecciones, pues en plena campaña argentina Pedro Sánchez, desde la tribuna del Congreso de los Diputados, mostró sus deseos de que Sergio Massa saliera victorioso.

Del mismo modo, hace unas semanas, antes de la visita del presidente argentino a nuestro país, el ministro de Transportes, Óscar Puente, insinuó públicamente que Milei consume ciertas "sustancias" que alteran su comportamiento, Yolanda Díaz se refirió al Ejecutivo argentino como "uno de los gobiernos del odio" y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, vinculó a Milei con el negacionismo y le acusó de atentar contra la democracia.

Sin embargo, no todo son salidas de tono, polémicas y enfrentamientos en el día a día de Milei. De hecho, el pasado miércoles, el presidente argentino impartió una conferencia en la Universidad de Standford ante los estudiantes del Instituto Hoover con el fin de exponer algunas de las ideas más importantes relacionadas con la labor de gobierno que desde el mes de diciembre él y su Gabinete están llevando a cabo. Su intervención fue seria y técnica.

En concreto, Milei quiso explicar por qué no existen los fallos del mercado tal y como los entiende la teoría neoclásica, cómo la intervención del Estado genera más problemas de los que soluciona, en qué se basa realmente el crecimiento económico y cómo el keynesianismo pervirtió el desarrollo de la teoría económica.

La imposibilidad del socialismo

Lo primero que quiso recordar Milei en su intervención en la Universidad de Standford fue las deficiencias intrínsecas al socialismo en el marco del debate sobre el cálculo económico y la imposibilidad del socialismo, desarrollado especialmente, desde el liberalismo, por Mises y Hayek. De este modo, Milei comenzó explicando que para Mises sólo existían dos sistemas económicos posibles, el capitalismo de libre empresa y el socialismo real, una idea que, según el presidente argentino, debe ser combinada con la expuesta por Hayek en Camino de Servidumbre, para quien las intervenciones del Estado producen unos resultados aún peores respecto de la situación inicial (lo cual, a su vez, motiva de nuevo a los políticos para volver a intervenir e incrementar el peso del Estado en la economía, generando una dinámica que lleva al socialismo y, con ello, a la miseria).

Sin embargo, como explicó Milei, el principal argumento de Mises contra el socialismo es aquel que señala que, dada la ausencia de precios (los cuales, expuso, informan sobre intercambios de derechos de propiedad) o la distorsión de los mismos como consecuencia de la intervención estatal, en un sistema socialista de planificación central el cálculo económico sería imposible, por lo que la sociedad iría empobreciéndose dada la ineficiente distribución de los recursos que de ello se derivaría. Por eso, explicó, allí donde se aplica el socialismo resulta ser un fracaso en todos los aspectos.

Del mismo modo, el economista quiso hacer referencia a la incompatibilidad de incentivos que se generan bajo un régimen socialista, puesto que, como bien explicó, las personas encontrarían que pese a su esfuerzo por prosperar el Estado impediría que se apropiasen del fruto de su trabajo, por lo que llevaría a muchos a concluir que no tiene sentido trabajar, llevando en última instancia a impedir la innovación y el progreso. Por todo ello, como expresó en varias ocasiones, para Milei "la intervención genera daño".

No obstante, la preocupación de Milei por las nefastas consecuencias del socialismo no se reduce a una mera cuestión utilitarista. En realidad, como ha expresado Federico Jiménez Losantos en diversas ocasiones, Milei es un economista moral al que, en el fondo, le preocupa la raíz ética que subyace a cada sistema económico. Por eso mismo, el presidente argentino no dejó pasar la ocasión para denunciar que el socialismo exacerba la violencia política y que a lo largo de la historia ha producido más de 100 millones de muertos. De hecho, en este sentido, hizo referencia al auge que durante el siglo XXI ha tenido este sistema en América Latina y, una vez más tras su visita a España durante este mes de mayo, hizo un guiño a Pedro Sánchez, diciendo que es "algo así como un kirchenerista, no diría que de buenos modales, porque no los tiene" (algo que suscitó los aplausos de los presentes).

No hay fallos de mercado

Ahora bien, esta pugna contra el intervencionismo no ha de desarrollarse únicamente indicando cuáles son los errores del Estado, sino señalando también las virtudes del mercado. En este sentido, como ya hiciera en su discurso frente al Foro de Davos, Milei insistió en que no existen los llamados fallos de mercado.

Al respecto, el presidente argentino en primer lugar quiso definir qué es el mercado: "un proceso de cooperación social donde se intercambian derechos de propiedad voluntariamente", aseveró. Por ello, explicó, si algo es voluntario no puede haber ningún fallo de mercado en el propio intercambio (lo cual, no obstante, no implica que no pueda haber errores de cálculo). Por eso mismo, quiso destacar que el único agente que fuerza la realización de transacciones involuntarias es el Estado, por lo que sólo pueden existir los fallos del Estado, incidiendo además en que, en tanto que el mercado somos nosotros, no deberíamos aceptar que un tercero (el Estado) que no conoce nuestras necesidades ni preferencias nos obligue a efectuar ciertos intercambios y nos diga que estamos equivocados.

Con todo, lo que en este sentido aconsejó Milei a los presentes fue que, en lugar de señalar automáticamente a los fallos del mercado y a la supuesta incapacidad del capitalismo para autorregular su funcionamiento (algo que, por otro lado, es extraordinariamente habitual), se busque si detrás de esos problemas se encuentra la intervención del Estado. Del mismo modo, al final de la conferencia, Milei sugirió leer la obra de Murray Rothbard, El hombre, la economía y el Estado, especialmente la sección Monopolios y competencia, para comprender por qué no se ha de intervenir sobre la economía y explicar que, pese a lo que expone la teoría neoclásica, los monopolios no son malos. Al contrario, señaló que si, por ejemplo, en un mercado compuesto por diez empresas en el que una de ellas crea un producto de mejor calidad y a mejor precios, las otras nueve quebrarán, pero que ello hará del empresario que permanece un "benefactor social".

La clave del crecimiento económico

Respecto a qué es lo que garantiza el crecimiento económico de una sociedad, Milei explicó que los trabajos de Angus Maddison le hicieron ver que, si desde la Revolución industrial el PIB per cápita (que permaneció prácticamente constante durante 1.800 años) creció unas diez veces al mismo tiempo que la población se incrementó otras siete, frente a lo que se creía, la interpretación de Adam Smith al respecto sería la correcta, en lugar de la de Malthus, pues ese proceso mediante el cual más gente se incorporó al mercado y, al mismo tiempo, aumentó la productividad, implicó la presencia de rendimientos crecientes.

Así, Milei explicó que una buena interpretación de la realidad económica que nos ayudaría a estudiar estos procesos la encontraríamos en La economía en una lección, de Hazlitt, donde se incide en que el buen economista es aquel que atiende a todos los mercados y a las consecuencias más remotas de cada hecho, y no sólo a los efectos más directos en un mercado concreto. Asimismo, quiso rescatar también el concepto de ‘la mano invisible’ de Adam Smith, que, no obstante, de acuerdo con el presidente argentino, no ha de ser interpretado bajo la lógica del Óptimo de Pareto, pues ello la hace incompatible, precisamente, con los rendimientos crecientes y, de nuevo, nos hace regresar al problema de los fallos del mercado. En cambio, lo que quiso expresar Milei al respecto fue la genialidad de Smith, que integró en La riqueza de las naciones un modelo basado en los rendimientos crecientes, la división del trabajo, el desarrollo del conocimiento a través de la experiencia y el progreso tecnológico como motores del desarrollo económico.

El error keynesiano

Finalmente, Milei hizo un repaso de los principales errores de la teoría keynesiana. Así, explicó que con la aparición de La Teoría General del economista británico se destruyó todo el marco analítico previo del que disponía la ciencia económica. Concretamente, señaló que, si bien el análisis macroeconómico previo empleaba modelos de naturaleza intertemporal en los que la tasa de interés era determinada por la interacción entre ahorro e inversión, Keynes introdujo una función en la que el consumo dependía del ingreso y eliminó el factor temporal. En consecuencia, se comenzó a considerar que en el mercado de bienes se determinaban los ingresos (en lugar del interés), con los que se determinaría a su vez la demanda de trabajo, la cual, contrapuesta a la oferta de trabajo, llevaría a determinar el salario.

El problema de todo ello, como indicó Milei, es que faltaba una explicación correcta sobre la determinación de los precios y el interés, porque, de hecho, se comenzó a considerar que el interés se determina en el mercado de dinero (algo que calificó de "delirante" y de "locura", porque el interés existe en la medida en que existe el tiempo, no por la existencia de dinero) y que los precios expresan un margen sobre los salarios (destruyendo así la teoría del valor).

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