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Ofensiva del PP de Palma contra el turismo: coto a los apartamentos, tasas y prohibiciones

El Ayuntamiento de Palma propone limitar los grupos organizados de turistas o el número de personas en las visitas guiadas que se hacen en la ciudad.

El Ayuntamiento de Palma propone limitar los grupos organizados de turistas o el número de personas en las visitas guiadas que se hacen en la ciudad.
Sóller, en la sierra de Tramontana, Mallorca. | David Alonso Rincón

El Ayuntamiento de Palma, dirigido por el Partido Popular (PP), ha decidido prohibir la creación de nuevas viviendas de alquiler turístico en toda la ciudad. Esta controvertida medida, que elimina entre 2.000 y 4.000 plazas turísticas previstas, refleja una peligrosa imitación de las políticas de la izquierda, atacando directamente la libertad económica y los principios capitalistas.

El alcalde Jaime Martínez ha justificado la prohibición alegando problemas de congestión turística y aumento poblacional. Palma, que actualmente cuenta con 50.000 plazas turísticas para una población de 450.000 habitantes, recibe alrededor del 10% de los turistas de Mallorca. Este tipo de soluciones restringen la libre competencia y limitan el crecimiento económico.

Bombardeo de prohibiciones e impuestos

Las restricciones no terminan ahí. Los populares han presentado una batería de propuestas que irán a la Mesa de la Sostenibilidad para limitar o prohibir determinados cruceros, cobrar dos tasas a los cruceristas, revisar al alza las tasas de residuos y agua para cruceros y grandes yates y regular o limitar los grupos organizados de turistas, así como el número de personas en las visitas guiadas que se hacen en la ciudad.

En el paquete incluyen también que se estudie la posibilidad de prohibir o limitar los 'party boats', limitar el número máximo de coches de alquiler que pueden entrar en la ciudad, aumentar el número de efectivos policiales, incrementar las tareas de inspección de alquiler turístico ilegal, prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en la calle en todo el municipio, crear más aparcamientos disuasorios, mejorar las frecuencias del transporte público, colaborar entre todas las administraciones en las 'operaciones nube' y crear una tasa especial de residuos para los locales take away.

Otro asunto especialmente preocupante es la adopción del concepto de "decrecimiento turístico" por parte del PP. Este concepto, promovido por partidos de izquierda, sugiere aplicar una reducción deliberada del número de turistas. Recientemente, Marga Prohens, presidenta del Gobierno balear, señaló que "este Govern entiende que no podemos crecer más. Se ha llegado al límite turístico". A pesar de estas declaraciones, Prohens señaló después que "ni hablo ni hablaré de decrecimiento".

El viraje del PP de Palma refleja una preocupante inclinación hacia políticas restrictivas y un abandono de los principios de libre mercado. La prohibición de nuevas viviendas turísticas y las medidas adicionales para reducir la saturación turística son ejemplos claros de cómo incluso los partidos tradicionalmente pro-capitalistas pueden adoptar políticas que socavan los principios de la libertad económica

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