
La escuela suiza de negocios IMD (Institute for Management Development) ha publicado esta semana, como viene haciendo cada año desde hace más de tres décadas, el informe anual de competitividad mundial. Las conclusiones del Instituto no son buenas para España: nuestra economía ha obtenido el puesto número cuarenta de un total de sesenta y siete estados analizados. España ha descendido cuatro puestos con respecto a 2023, obteniendo, así, su peor resultado desde 2013 -y el segundo peor desde que el IMD comenzó a elaborar este ranking-.
Tras el estudio de decenas de indicadores y centenares de criterios y entrevistas a más de seis mil directivos de las economías analizadas, las conclusiones son claras: España es menos próspera que la mayoría de los países estudiados y se sitúa por debajo de la media de las economías de la Unión Europea. La principal causa de este mal resultado está en la "caída de las expectativas empresariales", cuestión íntimamente relacionada con "la calidad del poder público", según ha declarado el Profesor Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD, a las preguntas de La Noche de Dieter.
En cuanto a eficiencia gubernamental, España se sitúa por debajo de países como Kazajistán, Estonia, la República Checa, Rumanía o Bulgaria. Al nivel de Venezuela -según declaraciones de Bris a El Debate- desde el punto de vista del marco legal y con un desplome de diez puestos si se analiza la calidad del sistema judicial español.
Bris ha sido tajante en su análisis a La Noche de EsRadio: "En España, la prosperidad no se genera por culpa de una baja productividad, unos bajos salarios, unas cargas impositivas altas y unas cargas sociales al empleo que hacen que la productividad del trabajador no repercuta en su salario". Según el Profesor, "el crecimiento económico sin calidad no conduce a nada" y eso es lo que ocurre en España, a quien acusa -junto a la mayoría de países europeos, de "no tener una estrategia económica fijada", a diferencia de los estados asiáticos.
El académico ha denunciado la falta de políticas estables en nuestro país. "En España no existen los consensos básicos para hacer reformas a largo plazo", algo que, según Bris, provoca el deterioro de nuestro sistema educativo y, en consecuencia, impide que nuestra economía se convierta en un motor competitivo.
Arturo Bris ha reconocido que, para poder tener un crecimiento de calidad, España tiene que promover "buenas instituciones", además de "crear empleo y empresas". Además, ha recalcado la necesidad de alcanzar una colaboración público-privada, relación que, según él, "está cada vez más deteriorada".
El informe recomienda a España bajar la presión fiscal, legislar para crear seguridad jurídica a las empresas, invertir los fondos procedentes de la UE de forma eficiente, ayudar a la digitalización de las empresas -sobre todo de las pequeñas y medianas-, una reforma del sistema educativo y un aumento de la inversión en I+D.