Recurro, en el título de hoy, al término estériles, cuando muchos habrían optado por el vocablo falsas, no por condescendencia con el sistema, ni por benevolencia personal sino, precisamente, por lo contrario.
Una estadística se convierte en estéril, tras haber discurrido tiempo por el camino de la falsedad, de tal modo que, su problema no se resuelve corrigiendo un dato o una serie de ellos, porque, la enfermedad afecta al sistema en su conjunto.
De aquí, el crimen de ignorancia universal, porque la ignorancia, en tanto que privación de los elementos necesarios para el juicio racional del ser humano, es realmente un crimen. Por ello, cuando es general, nos encontramos con una sociedad – comunidad de hombres y mujeres – sin capacidad para juzgar la realidad en que vive. Lo que llamaríamos, una sociedad deshumanizada. ¿Les parece poco crimen?
El proceso puede ser largo, caracterizado por denuncias de falsedad de magnitudes concretas, que se convierten en alarmantes, además de vergonzantes, cuando se formulan por organismos o instituciones supranacionales. En estos casos, la pregunta se hace evidente: ¿Para qué la estadística?
La estadística sirve, en la medida en que nos ilustra sobre la dimensión cuantitativa de una magnitud. Si desconfiamos de ella, mejor prescindir de la estadística. ¡Y, ahí estamos!
Desde hace años, sentimos bochorno al consultar los datos de paro de nuestra economía, que publica EUROSTAT, la oficina estadística de la Unión Europea. El dato, en sí, es el del gobierno español, con una llamada de atención de EUROSTAT: "Definition differs". Es decir, que la definición de desempleo española, no equivale a la de los países de la U.E. por lo que los datos no son comparables. La advertencia produce vergüenza y humillación.
Humillantes también, los datos de contratación laboral, mostrando fortaleza del mercado de trabajo, sin aclarar que, la reforma laboral de la ministra Díaz, ha conseguido que un trabajador llegue a formalizar una media de 30 contratos al año; contratos de duración semanal o poco más, de un mismo trabajador.
También la señora Díaz, en su afán por acortar la jornada de trabajo, ha ocultado que, casi 1,4 millones de trabajadores no acuden a trabajar a diario; esto significa el 6,5% de las horas establecidas en 2023, superando el 6,1% de absentismo en 2022.
Humillación especial, cuando la señora Hohlmeier, presidiendo una Comisión Parlamentaria Europea, se despidió de España afirmando que, no es posible saber quiénes fueron los perceptores últimos de los fondos europeos. El 80% quedó oculto en manos del Sector Público; pero no digan que se lo he dicho.
Entre nosotros, el Banco de España, ha descubierto la existencia de una deuda oculta de 95.000 millones, imputable a las Empresas Públicas, por lo que la deuda de las Administraciones Públicas, deuda pública total, alcanza el 141,5% del PIB, superando ampliamente el límite del 60,0% fijado por Bruselas. ¿Tampoco podemos saber lo que debemos como españoles?
Mientras tanto, la economía retrocede «como una moto»: índice del PIB p.c. según poder de compra, 93 año 2017 (Rajoy) y 89 año 2023 (Sánchez); respecto a 100 (media de la U.E.).