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¿Qué pasaría si la Seguridad Social fuera una institución privada que tuviera que presentar sus estados financieros? ¿Cómo sería su patrimonio neto?

El balance de las pensiones: los números de la quiebra del sistema

¿Qué pasaría si la Seguridad Social fuera una institución privada que tuviera que presentar sus estados financieros? ¿Cómo sería su patrimonio neto?

¿Qué pasaría si la Seguridad Social fuera una institución privada que tuviera que presentar sus estados financieros? ¿Cómo serían su activo, su pasivo y su patrimonio neto?

Parece una pregunta extraña, porque sabemos que el organismo público no tiene activos propiamente dichos, sino la potestad de cobrar de forma coactiva las cotizaciones a todos los trabajadores españoles. Y tampoco tiene pasivos, sino unas pensiones cuyas reglas de cobro puede modificar el Congreso a su antojo.

Pero, incluso así, es muy interesante preguntarse cómo es la situación financiera del sistema. Es decir, a cuánto asciende lo que cobrará la Seguridad Social en las próximas décadas en forma de cotizaciones (no será una cifra exacta, pero si puede hacerse una aproximación razonable). Y lo que tendrá que abonar a los jubilados del futuro.

En Fedea han hecho el cálculo. Y las cifras no son demasiado buenas. Si la Seguridad Social fuera una compañía privada de seguros estaría en quiebra porque sus pasivos son muy superiores a sus activos. Esta semana, en La Pizarra de Domingo Soriano, reflexionamos sobre qué quiere decir que el sistema tenga un patrimonio neto negativo (y muy negativo, por encima del 200% del PIB). Lo que esto implica, cómo puede solucionarse y qué opciones hay para equilibrar las cuentas.

Como podríamos imaginar, las alternativas no son demasiadas; y tampoco son especialmente buenas. Si hablamos en términos de balance, podemos intentar incrementar el valor de los activos (¿quizás cobrando más cotizaciones? ¿aumentando el número de trabajadores o sus sueldos?). También podemos dar un tajo al pasivo (pero eso implicaría menores pensiones, para los jubilados del presente o para los del futuro). O recapitalizar al ente quebrado con una inyección de dinero desde el exterior (en este caso, tendría que hacerse vía impuestos que pagarían el resto de los contribuyentes).

No hay mucho más. Por eso, Nuria Richart y Domingo Soriano, desde una posición no especialmente pesimista, nos plantean las grandes cifras y nos invitan a reflexionar sobre lo que significan. ¿Habrá ajustes? Eso es seguro. Con un gobierno o con otro, con más trabajadores e incluso con crecimiento económico... lo único con lo que podemos contar es con que habrá que hacer esfuerzos por la parte de los ingresos o por la de los gastos (o, lo que es más probable, en los dos lados de la ecuación). Y la pregunta es cómo soportará esos ajustes la economía española.

Pero eso ya no nos corresponde responderlo. Por ahora, lo importante es que conozcamos la realidad del "sistema". ¿Quebrado? Sí. ¿Esto quiere decir que no habrá pensiones? Ni mucho menos. Sí, habrá pensiones. Y sí, serán razonables. Pero la ratio entre lo cotizado y lo cobrado va a desplomarse. Cada vez habrá que pagar más (bien en forma de cotización o de impuestos) y durante más años para generar menos "derechos". Es lo que tienen las matemáticas.

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