En los últimos días hemos recibido mucha información sobre el negocio inmobiliario, sobre la compra venta de vivienda, su precio y también sobre lo que pasa en el sector del alquiler.
Cada día que pasa el acceso a la vivienda se complica más y más. Es cierto que ha cambiado mucho en los últimos años y, si bien, por una parte ha cambiado ligeramente a mejor, por el otro lado, el cambio no ha sido nada positivo.
El servicio de estudios de BBVA research recoge esta semana que el precio de la vivienda en España va a seguir subiendo, y lo hará un 5% este año y otro 5% el que viene, es decir, que de aquí a diciembre del año que viene los precios se estima que hayan subido un 10,25%.
Entre otras cosas, señala como motivo principal, la falta de suelo finalista, la reducida oferta de mano de obra, la incertidumbre regulatoria y el bajo presupuesto público destinado a la producción de viviendas, pese a lo anunciado por el Gobierno (quien ha prometido la construcción de decenas de miles de viviendas sociales).
Otra razón es la ligera relajación de los tipos de interés, y la expectativa de que estos continúen bajando, lo que animará de nuevo a la compra de vivienda y ésta, previsiblemente aumentará de precio.
Esto hace que España sea el segundo país de la UE donde más van a subir los precios de la vivienda. Curiosamente uno de los países de la UE donde más ha caído la renta per cápita, donde más ha afectado y afecta la inflación y donde la pérdida de poder adquisitivo ha sido más acusada. Ah, y el país de la Unión Europea donde más han subido los impuestos en los últimos 5 años.
Otro de los problemas que tenemos es el del alquiler. El alquiler de vivienda se ha encarecido una auténtica barbaridad. Los precios de los alquileres han subido, de media, en los últimos cinco años hasta un 70%. Sólo en el último año el precio del alquiler ha subido más de un 13%.
¿Cómo es posible?
El Gobierno insiste en culpar a los fondos buitre, la especulación y los malvados propietarios que deciden dedicar sus segundas viviendas al alquiler turístico. Sin embargo, existe una realidad sobre el mercado del alquiler muy lejos del listado de falacias que despliega el Ejecutivo cada vez que aborda este problema.
La demanda de alquiler sigue creciendo, entre otras cosas, por el endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito para la compra de vivienda (un aspecto que ha mejorado en tanto en cuanto ahora los bancos prestan dinero a personas más solventes de lo que sucedía en el pasado, cuando se prestaba más del 100% del valor de la vivienda casi a cualquiera), y por otro, porque cada vez más personas decide no comprar vivienda para dedicar sus esfuerzos financieros a otras inversiones.
Pero frente al incremento de la demanda, la oferta se ha reducido de manera drástica y aquí poco o nada tienen que ver los pisos turísticos o la especulación de los fondos buitre. Los problemas pasan más por las trabas políticas, administrativas y burocráticas para liberar suelo y que las constructoras hagan su trabajo; se dote de seguridad jurídica a los propietarios de vivienda frente a okupaciones e inquiokupaciones, y se elimine la legislación que interviene el mercado del alquiler con limitaciones en los precios.
Mientras estos problemas persistan en la economía española, ya pueden desaparecer los fondos buitre o que Sánchez eche a Airbnb de España emulando a Maduro con Whatsapp, que los precios de la vivienda seguirán subiendo y el acceso a la vivienda de la gente será cada vez peor, más caro y precario.