El sistema de financiación sirve para que las regiones menos prósperas de España pueden tener una mejor sanidad o una mejor educación, que no tendrían sin las aportaciones de las comunidades más boyantes. Esas aportadoras netas son Madrid, Cataluña y, en menor medida, Baleares. Cataluña quiere dejar de contribuir al sistema de financiación porque alegan que "se está produciendo un expolio".
Según Fedea, la salida de Cataluña del sistema de financiación tendrá un efecto negativo: "Resulta evidente que el objetivo último del nuevo sistema es recortar sustancialmente la aportación catalana a la caja común del Estado. Inevitablemente, por tanto, los recursos disponibles para la solidaridad interterritorial y las políticas sociales de ámbito nacional se reducirán y alguien tendrá que apretarse el cinturón a través de menores prestaciones o mayores impuestos presentes o futuros".