"Si un inquilino se rebela y deja de pagar, el problema es suyo", este es el lema de la manifestación en contra de los precios del alquiler. Sin embargo, defienden que si miles de inquilinos se ponen de acuerdo, "el problema lo tienen los propietarios y los gobiernos que los sostienen". Y añaden: "No es una utopía, sino una forma de lucha que ya practican varios bloques en lucha de nuestro Sindicato y que son el orgullo de todas las inquilinas".
Con todo, si la huelga surtiera efecto, la ya de por sí creciente inquiokupación podría convertirse en un fenómeno generalizado, dejando a miles de pequeños propietarios -los que sostienen más del 90% del mercado del alquiler en España- totalmente desamparados. No en vano, actualmente, el proceso para echar a un inquiokupa en nuestro país se alarga durante años y, en caso de ser declarado vulnerable, se convierte directamente en misión imposible, debido al polémico decreto antidesahucios del Gobierno. De esta forma, los principales perjudicados volverían a ser los particulares, ya que el derecho a la propiedad privada quedaría suspendido de facto.