El fracking, la técnica que ha convertido a Estados Unidos en el mayor productor de gas natural del mundo (y que está prohibida en varios países europeos, entre ellos España), puede convertir al país en una potencia de una fuente de energía largamente conocida pero que podría dar un salto exponencial en las próximas décadas. Varias startups están liderando distintos proyectos para construir plantas geotérmicas avanzadas en el oeste estadounidense con la promesa de una energía limpia, inagotable, capaz de producir ininterrumpidamente y que puede crecer a partir de tecnologías ya en marcha, las que han logrado multiplicar los recursos gasísticos en todo el mundo a partir de la fracturación hidráulica.
La geotermia consiste en la obtención de energía a partir del calor que se genera de forma natural bajo tierra. El que se crea a muy poca profundidad, hasta 150 metros, se viene empleando desde hace años para climatizar viviendas con circuitos capaces de extraerlo y repartirlo por los edificios. La energía geotérmica de altas temperaturas, mientras, se refiere al calor que se genera a profundidades muy superiores y es este tipo de energía el que podría revolucionar el panorama en unos años. Cualquier punto de la Tierra podría generar este tipo de energía si se excava lo suficiente y se crea la tecnología necesaria. Por el momento, hay puntos del planeta especialmente "calientes" que ya se benefician de esta fuente de energía, como Islandia, pero rentabilizarlo exige unas condiciones geológicas muy concretas.
Parte de las herramientas que servirán un día para hacer de la geotermia una energía clave estarían ya creadas: empresas estadounidenses están aplicando tecnología y trabajadores cualificados de las industrias del petróleo y el gas para acceder a rocas "calientes" y después transformar ese calor en electricidad de forma continua. Las futuras centrales geotérmicas avanzadas que se están proyectando en el oeste de Estados Unidos horadan la tierra de forma vertical y horizontal: en primer lugar, excavan pozos a unos 3.000 metros de profundidad y después excavan la roca en múltiples direcciones para permitir que fluya el líquido y el calor. Como en el fracking, inyectan agua a gran presión cuya misión no es fracturar la roca sino captar el calor del subsuelo. Después, el agua vuelve a la superficie y se transforma en vapor para alimentar las turbinas.
Un informe del Departamento de Energía estadounidense dedicado al potencial de la energía geotérmica apunta a que "unos 300.000 trabajadores" tienen ya "los conocimientos y experiencia" necesarios para desarrollar plantas geotérmicas por su trabajo en la industria del gas y el petróleo. El informe destaca cómo las centrales geotérmicas darían la oportunidad a estos empleados "de la industria fósil" de reorientar sus carreras y aporta el dato de que "una industria geotérmica madura crea tres o cuatro veces más trabajo de larga duración que la industria solar o fotovoltaica".
Entre las coincidencias entre la industria del fracking y la geotérmica, el informe enumera los estudios del subsuelo sobre temperatura y permeabilidad y las tecnologías de perforación y fracturación hidráulica para "permitir la circulación del agua". También cita la monitorización de tuberías y temperaturas y concluye que "alrededor del 61 por ciento de toda la mano de obra de las industrias del petróleo y el gas" están involucradas en este tipo de tareas y serían "transferibles de forma directa al desarrollo y operación de centrales geotérmicas". En cuanto a la obtención de electricidad, destaca que el sistema de turbinas movidas mediante vapor de agua es el más empleado por las centrales térmicas y con la geotermia "sólo varía la fuente de calor".
El mismo informe destaca que la industria geotérmica convencional sólo proporciona hoy por hoy el 0,4 por ciento de la energía eléctrica en Estados Unidos y resalta el potencial de la geotermia avanzada cuando se superen los obstáculos técnicos y económicos. Entre los proyectos y acuerdos ya alcanzados, cita el pacto alcanzado entre la startup Fervo Energy y Google para que proporcione en un futuro energía a sus centros de datos (en una estrategia similar a la que está aliando a las tecnológicas con los proyectos nucleares) y la alianza entre la misma compañía y Southern California Edison, la mayor eléctrica estadounidense, para adquirir 320 MW de producción de uno de sus principales proyectos, la central de Cape Station, en el condado de Beaver, Utah. El pasado mes de septiembre la empresa arrancó los trabajos para abrir los pozos con el respaldo de las autoridades del estado tras los resultados preliminares de su proyecto piloto. La empresa estima que podrían conectar la central a la red en 2026 y que alcanzaría todo su potencial en 2028.
La futura central de Utah es sólo un ejemplo de la eclosión de pequeñas empresas en torno a la geotermia que se está produciendo en el oeste del país, en las zonas geológicamente más atractivas, y también en los estados más potentes en la industria del petróleo y el gas, como Texas, donde otra startup, Sage Geosystems, firmó un contrato con la tecnológica Meta para proporcionarle energía en el futuro. "El hermano pequeño y precoz del fracking", llama la prensa local a esta fuente de energía recogiendo las declaraciones de la CEO de Sage: "La tecnología es idéntica a la del fracking, con la diferencia de que extraeremos energía limpia en lugar de hidrocarburos".