Si ante el título de hoy nos adentráramos en el interior de las personas que toman decisiones económicas, cabría plantear una cuestión previa: ¿los dos términos en liza se relacionan por sustitución, por complementariedad o por nada? Unos pensarán que, sin conocimiento, nada hay que lo pueda suplir; otros alabarán a quien, sin conocimientos, tenga al menos buen corazón, siguiendo sus dictados.
¿Cómo creen ustedes que actúa la señora Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz? A la luz del abultado fracaso de sus propuestas, no pocos nos inclinaríamos a pensar que ha utilizado poca cabeza, analizando pros y contras, por lo que, sus objetivos, probablemente obedezcan a líneas ideológicas frente a razonamientos objetivos.
Pensemos por ejemplo en su objetivo estrella –todavía sobre la mesa– de reducir la jornada laboral de 40,0 a 37,5 horas y las reuniones habidas con los agentes sociales, sobre todo con las Centrales Empresariales, sin avanzar un milímetro hacia un acuerdo.
Análogamente, el rechazo que ha recibido también la propuesta de subvención a las pequeñas empresas, para que, por lo menos, éstas aceptaran la reducción. Resultado, que no pocos analistas han calificado de chantaje deshonesto, además de irrisorio y, por tanto, desechable.
La jornada laboral no es un capricho ni una anécdota. Su resultado es un producto que, según sea mayor o menor, podrá competir o no en un mercado global al que concurren todas las empresas, con productividad/costes diferentes.
La productividad por trabajador, llamando (100,0) a la media de la UE de los 27, en 2023, España quedó por debajo de la media (97,0). Complejo, si competimos con Irlanda (200,3), Luxemburgo (149,8), y otros muchos por encima de la media.
Algo más, la productividad por hora, en España, permanece prácticamente estancada. Así, siendo (100,00) la mencionada productividad en 2015, ésta alcanzó (102,78) en 2023; un incremento irrisorio para ocho años.
Frente a ese incremento, si observamos la productividad por trabajador en España, siendo también (100,00) en 2015, alcanzará (124,65), en 2023.
¿Por qué esa diferencia entre ambas productividades? Simplemente, por las más horas por jornada, cuando otros países más productivos reducen las suyas.
Sí, es la ventaja de la jornada laboral más prolongada, la que permite poder competir mejor con los países de nuestro entorno; ventaja que usted pretende eliminar con su reducción.
Sabiendo esto, no extraña la posición de los empresarios contra su propuesta. Si usted triunfase, sería con desaparición de empresas y aumento de parados. ¡Piénseselo!
La opción nulo corazón, viene por el endurecimiento de las inspecciones laborales, y el estímulo a los trabajadores para no ir a trabajar y denunciar a las empresas que obliguen a trabajar en condiciones infrahumanas, insalubres o peligrosas, tras la Gota Fría sufrida en Valencia y otros territorios.
Esa actitud señora, muestra, en primer lugar, su desconocimiento de cómo son los trabajadores en esos territorios y también sus empresarios. Unos y otros han perdido todo en esas inundaciones y tratan de recuperar casa y trabajo, para trabajar y vivir. Esto, o se siente así, o no se aprende con corazones endurecidos.
¡Qué le vamos a hacer!