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El fiasco de la COP29: las economías que más contaminan no acuden a la cita

Pedro Sánchez ha acudido al evento, donde España registra buenos datos, aunque el bolsillo de los ciudadanos se está viendo afectado.

Pedro Sánchez ha acudido al evento, donde España registra buenos datos, aunque el bolsillo de los ciudadanos se está viendo afectado.
Pedro Sanchez en la COP | EFE

Estos días está teniendo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024, también llamada COP29, donde países de todo el mundo están discutiendo sobre cómo se va a llevar a cabo la financiación de la transición energética en todo el planeta, buscando la forma de que esta se consiga de la forma más justa posible, o así al menos es como se ha planeado esta cumbre.

Allí estamos viendo como los distintos líderes mundiales, incluido
Pedro Sánchez
, están dando sus distintos puntos de vista sobre el cambio climático y las acciones a tomar a medio-largo plazo. No obstante, este evento está teniendo ausencias destacadas como son las de China, Rusia, India, Francia, Alemania, Brasil o Estados Unidos que no han enviado a sus líderes políticos, cada uno por distintos motivos.

Las ausencias que acabamos de nombrar son importantes básicamente por dos razones, la primera es porque son siete de los países que más podrían aportar al fondo común dirigido a la tan "deseada" transición energética, y la segunda razón es porque también son siete de los países con mayor cantidad de emisiones de CO2 a la atmósfera del planeta. Sólo entre China, India, Estados Unidos y Rusia acumulan casi el 60% de todas las emisiones mundiales producidas en 2023, veámoslo:

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Como podemos observar en la tabla anterior, en todo el mundo se produjeron alrededor de 37.800 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera en 2023, de estas casi 12.000 millones de toneladas fueron emitidas por China, 4.910 millones de toneladas fueron producidas por Estados Unidos, 3.060 millones de toneladas las emitió la India, 1.820 millones de toneladas fueron obra de Rusia, 596,15 millones de toneladas fueron responsabilidad de Alemania, Brasil produjo 486,47 millones de toneladas y 272,48 millones de toneladas fue lo que produjo Francia en el curso pasado.

Si sumamos las emisiones de estos siete países, vemos que representan el 61,2% del total de emisiones de CO2 producidas en todo el año 2023.

Resulta, por tanto, un tanto fútil y/o estéril llevar a cabo una Cumbre contra el Cambio Climático sin contar con aquellos países más importantes y que más contaminan del planeta, pues de poco sirve que el resto de los países alcancen un acuerdo entre ellos cuando apenas representarían el otro 40%, y lógicamente estos países no van a reducir a cero sus emisiones de CO2 a la atmósfera.

Por otro lado, los países que se encuentran en vías de desarrollo son los que demandan a los países desarrollados una mayor participación a la hora de financiar a los primeros sus transiciones ecológicas, a fin de eliminar de forma progresiva el uso de combustibles fósiles. Estas demandas se justifican en 1) que son los países desarrollados los que históricamente más han contribuido al cambio climático, y 2) que son los que más capacidad tienen para asumir estos costes.

Los objetivos de esta cumbre, de la misma forma en que ha venido ocurriendo anteriormente, tienen difícil su cumplimiento en tiempo y forma, al menos tal y como se ha concebido. No sólo porque hasta la fecha no se ha cumplido con lo acordado en temas de financiación y aportaciones económicas, sino por lo complicado que es implantar y desarrollar la transición ecológica en las distintas economías del planeta. Ni siquiera los países más desarrollados del mundo han conseguido eliminar por completo ni parcialmente el uso de combustibles fósiles como el petróleo o el gas, ¿y esperan que así lo hagan los países más pobres?

Por ejemplo, Alemania en 1985 dependía en un 67% de combustibles fósiles a la hora de generar energía eléctrica, en 2023 fue de un 46%. Otro país como Estados Unidos ha pasado de depender de los combustibles fósiles en un 72,5% en 1985 a un 59% en 2023. España, que Pedro Sánchez pone como ejemplo de país que está consiguiendo la transición ecológica, ha pasado de 51,26% en 1985 a cerca de un 30% en 2023.

Ahora bien, por mucho que Pedro Sánchez saque pecho por haber conseguido (o estar consiguiendo) que la economía española avance hacia una "economía verde" sin perjudicar al bolsillo de los ciudadanos, la realidad es que la calidad de vida de los españoles ha empeorado considerablemente desde hace varias décadas.

Con esto no se está diciendo que la culpa de la mala calidad de vida de los españoles sea de la transición ecológica, aunque esto ha hecho que combustibles baratos como los fósiles se encarezcan artificialmente cada vez más, sino que no está nada claro que se pueda hacer dicha transición energética sin perjudicar a las clases medias y trabajadoras.

Si en España no se ha conseguido, y en países como EE. UU. o Alemania se está avanzando a ritmo lento (pero sin perder calidad de vida), ¿qué nos hace pensar que en países que carecen de instituciones fuertes y de estabilidad sí lo conseguirán en los tiempos y forma que se están marcando?

En fin, esta cumbre no parece que esté teniendo ningún sentido más allá de reunir a distintos líderes mundiales, movilizando así sus respectivos aviones y contribuyendo enormemente al calentamiento global. Para lo que también está sirviendo esta cumbre es para que los mandatarios de los países asistentes negocien cuanto dinero le van a sonsacar a sus ciudadanos para financiar dicha transición ecológica en todo el mundo, con la ya mencionada mayor participación de los países "históricamente más contaminantes", como si la población europea actual fuera culpable de las toneladas de CO2 emitidas por sus antepasados, asumiendo así un mayor coste que vendrá por la vía de subidas impositivas.

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