Los apicultores profesionales están que trinan ante la figura del veterinario de explotación que el Gobierno quiere implantar a partir de mediados de 2025 en todas las granjas, incluidas las apícolas. Insisten en que esta normativa, que cerró hace unos días la fase de audiencia pública, "no hace falta" y está provocando un enfrentamiento en el sector.
El veterinario de explotación es el encargado de llevar a cabo una supervisión sanitaria y de bienestar animal de la explotación ganadera de manera presencial y de forma regular. Inicialmente, el Gobierno quiso que fuese obligatorio para todas las explotaciones, algo que indignó a los ganaderos debido al aumento de costes y burocracia que implicaba. Posteriormente el Gobierno reculó, sobre todo a raíz de las protestas del campo y las tractoradas, y finalmente, se ha comprometido a que la figura del veterinario de explotación sea voluntaria.
Sin embargo, esta supuesta cesión ante los ganaderos tiene truco, según explica José Manuel Cortés, presidente de COAG Salamanca: "Va a ser voluntario. El tema es que el Ministerio de Agricultura se las está ingeniando para que no te quede más remedio que tenerlo porque, por lo que hemos visto en el borrador, va a estar vinculado a las ayudas. En el caso de los apicultores de más de 150 colmenas, el veterinario de explotación está vinculado a la Intervención Sectorial Apícola (ISA)".
Estas subvenciones cuentan con un presupuesto anual de 19 millones de euros para el período 2023-2027, financiado en parte por la Unión Europea, el Estado y las comunidades autónomas, que también son las encargadas de su gestión. Según datos del Ministerio de Agricultura, en nuestro país hay aproximadamente 36.500 apicultores registrados, de los cuales cerca del 20% son profesionales (con más de 150 colmenas), que son los que suelen recibir la mayor parte de las ayudas.
Según Cortés, vincular el veterinario de explotación a las subvenciones ISA supone un agravio comparativo para los apicultores profesionales: "Están enfrentando al sector. Se supone que el veterinario de explotación es bueno porque va a mejorar el control de las explotaciones en cuestiones como la sanidad y la trazabilidad. Pero, ¿acaso el que tiene 149 colmenas no produce miel? Al final es ponerle trabas al profesional y no se piensa en los que pagan impuestos y seguridad social, sino en los aficionados."
"No necesitamos un veterinario de explotación"
Pero lo más grave de la situación, señala Cortés, es que "es un gasto innecesario y supone más burocracia y una mayor carga de trabajo que va a afectar sobre todo a apicultores de Salamanca y Extremadura que, en muchos casos, no lo van a poder asumir".
Además, señala Cortés, "no hay riesgos de contaminación en la miel asociados a enfermedades de las abejas. Es cierto que el Ministerio tiene autorizados 24 antibióticos, pero no son necesarios porque no hay ninguna enfermedad asociada a las abejas que se cure con antibióticos. Lo único, es el ácaro de la varroa y solo hay un tratamiento del Ministerio, que es inocuo. Es decir, que no hay una transferencia o contaminación posible por manejo de productos químicos en la miel, el propóleo o el polen. Así que, no necesitamos al veterinario de explotación", insiste.