
La repentina muerte de Isak Andic, fundador de Mango, ha dejado un vacío incalculable en la industria de la moda y en su familia. El empresario, de 71 años, falleció el sábado tras caer por un barranco mientras practicaba senderismo en Montserrat, una de sus grandes pasiones. Con él se va no solo una figura clave del panorama empresarial español, sino también un visionario que transformó la industria textil desde Barcelona hasta los mercados más exigentes del mundo.
Nacido en Estambul en 1953, Isak Andic emigró a Barcelona en 1969. Fue en la Ciudad Condal donde dio sus primeros pasos en el mundo de la moda, vendiendo blusas bordadas procedentes de Turquía. En 1984, junto a su hermano Nahman y su socio Enric Casi, fundó Mango, abriendo su primera tienda en el Paseo de Gracia. Desde entonces, la firma creció exponencialmente hasta convertirse en un gigante de la moda, con presencia en más de 110 países y un valor estimado de 4.000 millones de euros.
El secreto del éxito de Andic radicaba en su visión de la moda como algo accesible, pero con diseño y calidad. Bajo su liderazgo, Mango supo adaptarse a las demandas de los consumidores, impulsando la sostenibilidad y líneas premium que posicionaron a la marca como un referente global. Además, su carácter reservado y discreto le permitió mantenerse alejado del foco mediático mientras construía uno de los mayores imperios textiles de España.
Una vida marcada por sus grandes pasiones
Más allá de los negocios, Andic era un apasionado del mar y la navegación, afición que lo llevó a dar la vuelta al mundo en dos ocasiones a bordo de su yate, el Nirvana Formentera. También mostró un profundo amor por el arte, con una colección privada que incluía obras de artistas como Miró y Barceló, y participó activamente en iniciativas filantrópicas, siendo patrono de la Fundación Elena Barraquer, dedicada a llevar atención oftalmológica a comunidades desfavorecidas en África.
Con su fallecimiento, el panorama de Mango y su legado familiar entra en una nueva etapa. Andic deja tres hijos, Jonathan, Judith y Sarah, fruto de su matrimonio con Neus Raig Tarragó. Cada uno de ellos ha jugado un papel relevante en la estructura de la compañía, asegurando que el legado de su padre continúe vivo.
Jonathan, el mayor de los tres, ha estado estrechamente ligado al negocio familiar desde joven. Con 42 años y una formación en Comunicación Audiovisual en Estados Unidos, desempeña el cargo de vicepresidente ejecutivo y lidera la línea masculina de Mango, Mango Man. Su experiencia en momentos críticos, como la crisis de beneficios de 2009, y su capacidad para innovar lo posicionan como una figura clave para dirigir el futuro de la empresa.
La continuidad de Mango
Judith, de 39 años, se especializó en diseño de moda en el Instituto Europeo di Design y ha sido una de las impulsoras de las líneas sostenibles y premium de la marca. Su compromiso con la responsabilidad medioambiental ha sido esencial para la evolución de Mango, alineándose con las demandas de una clientela más consciente. Sarah, la menor de los tres, aportó una visión internacional tras formarse en el Instituto Marangoni de Londres y la Parsons School of Design en Nueva York. En Mango, se ha centrado en el área de acción social y sostenibilidad, reflejando los valores que siempre defendió su padre.
Con la desaparición de Andic, el 95% de Mango, propiedad del empresario a través de la sociedad Punto Fa, podría repartirse entre sus hijos. Aunque Toni Ruiz, actual consejero delegado, ha descartado en el pasado una salida a bolsa o la incorporación de socios externos, la reestructuración accionarial podría reabrir este debate en el futuro. Ruiz, quien lidera la gestión operativa de Mango desde 2020, podría asumir temporalmente la presidencia de la empresa mientras se consolida la nueva etapa del Consejo de Administración.
El impacto de la pérdida de Isak Andic es innegable, pero Mango está preparada para continuar su camino. Bajo el liderazgo de Toni Ruiz y con el respaldo de la familia Andic, la compañía seguirá siendo un referente de innovación y calidad en la moda global. La visión y valores de su fundador, cimentados en el trabajo, la creatividad y la sostenibilidad, aseguran que su legado permanecerá vivo en las generaciones venideras. Como expresó Ruiz en el comunicado oficial tras la muerte de Andic: "Nuestro mejor homenaje será garantizar que Mango siga siendo el proyecto que Isak soñó y del que se sentiría más orgulloso".