
El español Jesús Fernández Villaverde, catedrático en Economía de la Universidad de Pensilvania, ha publicado un interesante artículo en la revista The Spectator en el que defiende que "la crisis mundial de fertilidad ya está aquí". En su opinión, "por primera vez en 60.000 años, los seres humanos no están produciendo suficientes bebés para mantener las actuales cifras de población".
JFV parte de la métrica de referencia, que no es otra que la tasa de reemplazo: "si el número medio de hijos que tiene una mujer es superior a 2,1, entonces la población crece… y si es inferior, disminuye. Esta es una cifra crítica". Según los datos oficiales de la ONU, el pasado año 2023 se habría cerrado con niveles de fecundidad equivalentes a 2,25, ligeramente por encima de la tasa de reemplazo.
Sin embargo, Fernández Villaverde tiene claro "la ONU se equivocó. No es fácil calcular la cifra, porque faltan estadísticas en muchos países. En otros casos, las limitaciones políticas atan a Naciones Unidas e impidan que sus datos se estimen de forma apropiada. En cualquier caso, en muchos países para los que sí tenemos registros fiables, encontramos que las cifras de nacimientos para el pasado año 2023 fueron entre un 10% y un 20% inferiores a las estimaciones de la ONU. Es el caso de Colombia, donde la estimación de Naciones Unidas era de 705.000 nacimientos, pero el organismo nacional de estadística contabilizó 510.000".
"Ajustando las cifras de la ONU para tener en cuenta el menor número de nacimientos en muchos países, estimo que la tasa mundial de fecundidad el año pasado fue de 2,18, es decir, por debajo del umbral de 2,21 de reemplazo. Podría ser incluso inferior, ya que es probable que la tasa de natalidad en muchos países africanos experimentara un descenso mayor que el estimado por la ONU", apunta el académico español afincado en Estados Unidos. De momento, "aunque los nacimientos mundiales están disminuyendo, lo cierto es que siguen superando a las muertes. Con todo, al ritmo actual, la población humana alcanzará su máximo en unos treinta años y, después empezará a caer en picado".
Según explica Fernández Villaverde, "los economistas llevan mucho tiempo prediciendo que las tasas de fertilidad disminuirán a medida que los países se vuelvan más ricos. No obstante, el descenso de la última década se ha producido en países ricos, de renta media y pobres. Además, ha sido más rápido de lo que nadie predijo. Corea del Sur es el caso más extremo. Su tasa de fertilidad el año pasado era de 0,72, aproximadamente un tercio de la tasa de reemplazo. En cambio, en 2015 era de 1,24… Esto significa que, en menos de una década, Corea del Sur ha pasado de una fecundidad muy baja a otra asombrosamente baja. Y no hay indicios de que este declive vaya a ralentizarse. La misma tendencia se observa en toda Asia: China, Vietnam, Taiwán, Tailandia, Filipinas, Japón…. Pero esta dinámica no es exclusiva de Asia. La tasa de fertilidad de Turquía se desplomó de 3,11 en 1990 a 1,51 en 2023. La del Reino Unido era de 1,83 en 1990 y de 1,49 en 2022. La situación en América Latina también es sorprendente. Chile y Colombia registraron tasas de apenas un 1,2 el año pasado, Argentina y Brasil estaban en el 1,44… Son resultados inferiores a los de Reino Unido en países que tenían muy altas tasas de fertilidad hace tres décadas".
"La lista no exhaustiva de países en los que la tasa no sólo está por debajo del nivel de reemplazo, sino que desciende rápidamente, incluye a India, Estados Unidos, Canadá, México, Bangladesh, Irán y toda Europa. Sabemos menos sobre África debido a la escasa calidad de los datos, pero los datos disponibles sugieren que también está experimentando un rápido declive. Así, en los países donde disponemos de información más fiable (caso de Egipto, Túnez o Kenia), las tasas de fertilidad caen en picado y a un ritmo sin precedentes", añade el economista.
"Crear las condiciones para que florezcan las familias numerosas es la única manera de invertir la tendencia de las tasas de fertilidad. Si no lo hacemos, el invierno demográfico que se avecina será mucho más duro de lo que nadie quiere admitir", concluye JFV.