
Navalmoral de la Mata vive días de incertidumbre. El posible cierre de la central nuclear de Almaraz amenaza con sacudir los cimientos económicos de la localidad. Iván Hidalgo, dueño de una tienda de deportes que cumple 25 años este año y presidente de la Asociación del Comercio Moralo, se ha convertido en la voz de los comerciantes locales. Para él, y para los más de 200 negocios que forman parte de la población, la central es mucho más que una empresa: es el soporte que permite al comercio de la zona mantenerse a flote.
"Hoy en día Navalmoral, por desgracia, se sustenta del comercio y la hostelería porque no tenemos grandes fábricas. Por eso es tan importante que continúe la central nuclear, porque para nosotros es la gran empresa que hay en la zona y la que aglutina más trabajadores", señala Hidalgo, poniendo en perspectiva lo que está en juego.
El comercio como pilar económico
Navalmoral cuenta con unos 250 comercios, de los cuales casi la mitad están integrados en la Asociación del Comercio Moralo. Para Hidalgo, esta red de negocios no solo es el motor económico de la localidad, sino también su tejido social. Sin embargo, advierte que la dependencia económica de la central nuclear es un factor que no puede ignorarse.
"Si pierdes una central como esta con la cantidad de trabajadores que tiene, porque ahora mismo son 3.000 puestos de trabajo directos más los indirectos, las consecuencias serían importantes. Muchos transportistas, por ejemplo, que no trabajan en la central pero que diariamente van a llevar paquetes, perderían sus empleos", reflexiona. Y es que si esa empresa tiene que despedir a un transportista porque ya no tiene encargos, los impactos también se extenderán a todos los negocios que dependen de la población de la zona.
La posible pérdida de población, consecuencia directa del cierre de la central, es una de las mayores preocupaciones. Hidalgo explica que el comercio local vive en gran parte de los habitantes de los municipios cercanos: "Nos quedaríamos sin mucha población, y nosotros vivimos también, en un 50 o 60%, de la gente de la zona. Al perder población, vamos a perder clientes, y muchos negocios acabarán cerrando".
Esperanza y escepticismo ante el futuro
A pesar de la sombra del cierre, Hidalgo se muestra pragmático. Reconoce los intentos por atraer nuevas industrias a Navalmoral, pero también denuncia las promesas incumplidas que han dejado a la localidad en un estado de vulnerabilidad. "Nos habían prometido desde hace años una gigafactoría de baterías de litio. Pusieron una primera piedra, y luego otra, pero no han hecho nada. No acabamos de entender cómo, habiendo recibido dinero, no han avanzado".
Sin embargo, hay cierto optimismo en iniciativas recientes, como el anuncio de un centro de datos en la localidad. "Ayer se conoció la noticia de un centro de datos que la Junta está programando para Extremadura, uno en Don Benito y otro aquí. Eso podría crear bastantes puestos de trabajo. Pero no sabemos hasta qué punto se está moviendo esto o qué impacto tendrá realmente".
En cuanto al futuro del comercio, Hidalgo insiste en la necesidad de adaptarse y trabajar día a día. "Somos negocios que vivimos al día, por temporadas. Una temporada va bien, otra mal, y tienes que ir pasito a pasito. Es muy difícil saber si tendrás que plantearte cerrar o no. Si llegan otras alternativas, tendremos que sopesar qué hacer".
Navalmoral está en una encrucijada
Para los comerciantes, el cierre de la Central Nuclear de Almaraz no solo es una cuestión económica, sino una amenaza a la supervivencia misma de su comunidad. Con la población como eje de su actividad, los negocios locales se enfrentan a la incertidumbre con una mezcla de esperanza y preocupación, esperando que las autoridades cumplan sus promesas y ofrezcan alternativas reales.
"Es como el pescado que se muerde la cola. Si te falta población, vas a tener una falta de ingresos. Si tienes una falta de ingresos, tu familia no puede vivir, no puede estudiar, no puede trabajar. Y así es como todo se viene abajo", concluye Hidalgo.
En este clima de incertidumbre, el comercio de Navalmoral también busca alzar la voz para defender su futuro. Aunque cerrar un día completo para asistir a las manifestación del próximo 18 de enero resulta inviable debido a las pérdidas económicas que esto supone, los comerciantes han encontrado formas de mostrar su apoyo. "Vamos a asistir de manera presencial directivos y algunas personas en forma de representación de todo el grupo, y haremos una pancarta de apoyo a la continuidad de la central", asegura Iván Hidalgo.
Con esta participación simbólica, buscan visibilizar la importancia de la central para la economía local sin comprometer la ya delicada situación del comercio. A pesar de los desafíos, el comercio de Navalmoral se aferra a su capacidad de resistencia, confiando en que, incluso en tiempos difíciles, podrá encontrar una manera de salir adelante.