
El impacto positivo del ajuste monetario y fiscal desarrollado a lo largo del año 2024 por parte del gobierno liberal de Argentina ha quedado de manifiesto en las estadísticas de inflación, que no solamente rompen con la tendencia a la hiperinflación que heredó el presidente Javier Milei en 2023, sino que alcanzan registros mucho menores de los observados en 2021 y 2022, tal y como vemos en el siguiente gráfico, que presenta tanto el IPC general como el subyacente (núcleo).

Por la vía fiscal, el ajuste del gasto que ha puesto en marcha Milei ha sido tan acusado que ha recortado en un 26,4% el peso real de los desembolsos del sector público sobre el PIB. Se trata de un descenso sin parangón en los treinta últimos años de historia económica de Argentina, como refleja el gráfico siguiente, que abarca desde 1994 hasta el pasado ejercicio.

Este ajuste ha dado como resultado un superávit primario del 1,8% del PIB que, si se ajusta para tomar en cuenta los intereses de la deuda, deja el dato final en un 0,3% del PIB. Se trata del primer saldo positivo en catorce años y del más alto en dieciséis ejercicios presupuestarios.

La base monetaria ampliada del país refleja, por otro lado, el fortísimo ajuste a la baja de la base monetaria ampliada del Banco Central de la República de Argentina, que ha reducido su tamaño de 94,1 a 27,6 billones de pesos desde el tercer trimestre de 2023, justo antes de la llegada al poder de Milei, hasta finales del pasado ejercicio, 2024. La caída, pues, alcanza el 70%.

El superávit fiscal ayuda enormemente al saneamiento del paradigma monetario, puesto que, antes de la llegada de Milei al gobierno, el peronismo emitía moneda por un monto anual de hasta el 12% del PIB para financiar los desequilibrios fiscales derivados de su gestión. El nuevo escenario facilita la salida del cepo cambiario, en la medida en que la devaluación del peso frente al dólar se va desacelerando y la circulación de dólares en la economía argentina resultará asumible y viable coincidiendo con la mitad de mandato del presidente liberal.
Esta evolución ha facilitado una reducción significativa de la deuda pública acumulada por el Tesoro y el Banco Central. De hecho, el gobierno de Milei ha limpiado el balance del Banco Central para trasladar al Tesoro todas las cargas financieras que los gobiernos peronistas habían ocultado en las cuentas de dicho organismo. El resultado, en última instancia, es un escenario mucho más transparente en el que, además, los pasivos en millones de dólares bajan de 491.634 a 466.836 entre noviembre de 2023 y diciembre de 2024. Si se toman en cuenta los datos de las tres primeras semanas de enero, encontramos que Milei ha reducido la deuda pública en 32.000 millones, frente al aumento de 300.000 millones en las épocas del kirchnerismo y el peronismo.

Estos cambios han hecho que el riesgo país, un indicador similar a la prima de riesgo que compara el coste de financiación de Argentina con el de Estados Unidos, baje de 2.719 a 560 puntos desde octubre de 2023 hasta enero de 2025. La bajada del riesgo país, pues, es del 80% y, sin duda, irá a más una vez se disipen algunos de los desastres heredados por Milei, como por ejemplo las expropiaciones que hizo el kirchnerismo a inversores nacionales e internacionales, por un valor de 120.000 millones que supone en torno al 20% del PIB argentino. Para revertir esta situación, Milei quiere redoblar su compromiso con el superávit fiscal y, además, ha anunciado programas de atracción de inversión como el que pasa por privatizar hasta 9.000 kilómetros de autopistas.
La inflación empieza a reflejar esa senda a la baja. Medida en variación mensual, fue del 4,6% en junio de 2024, pasando al 4% en julio, al 4,2% en agosto y al 3,5% en septiembre, para después caer al 2,7% en octubre, el 2,4% en noviembre y el 2,7% en diciembre. En enero de 2025 se espera que este indicador cierre en el entorno del 2,2%, según estimaciones de Econométrica. En términos anuales, la inflación que heredó Milei describía un aumento del 211,4% por ejercicio, frente al incremento del 117,8% que se observa tras apenas un año de gobierno de Milei. La reducción, pues, es del 45% durante un único ejercicio. Para mediados de enero de 2025, se espera que la tasa mensual de aumento de los precios se sitúe en torno al 1,8%, alcanzándose en 2026 un escenario de estabilidad de precios.
¿Qué significa esa reducción progresiva de la inflación en la práctica? A saber, que el poder adquisitivo de los salarios se va incrementando, como vemos al estudiar cuántos salarios son necesarias para comprar un automóvil. Cálculos de Ramiro Castiñeira muestran que este indicador ha caído de 28,4 a 19 nóminas entre diciembre de 2023 y el mismo mes del año 2024. Los coches, pues, se abaratan en un 35%, en términos reales y de poder adquisitivo.
Más comentado aún, si cabe, es el giro experimentado en el mercado inmobiliario, que se ha vuelto más asequible. En Buenos Aires, los alquileres se han abaratado un 36,8% entre enero y noviembre de 2024, gracias a la mejora del poder adquisitivo que propician unos salarios al alza y una inflación a la baja, combinados en este caso con la desregulación de dicho mercado por parte del Ejecutivo, que ha favorecido esta evolución.
Otro desarrollo positivo es el que se aprecia en los precios mayoristas, es decir, los precios que pagan las empresas a sus proveedores para hacerse con aquellos bienes y servicios que luego transforman para su venta final a los consumidores. Esta rúbrica se situó el último mes en el entorno del 0,6-0,8%, rompiendo con cotas de hasta un 50-55% como las que se daban a finales de 2023.
El mercado laboral reacciona positivamente ante estos desarrollos. Teniendo en cuenta que el Fondo Monetario Internacional anticipa dos años de crecimiento al 5% en 2025 y 2026, se espera que el empleo privado aumente por una magnitud cercana a un millón de puestos de trabajo. La cifra es especialmente positiva, puesto que el empleo privado formal apenas ha crecido desde 2011.
Estos avances ayudan al gobierno del país del Cono Sur a avanzar hacia un escenario de libre competencia de divisas que pueda favorecer la dolarización de facto de la economía. El propio ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, ha anunciado que, desde este mismo mes, "los precios de bienes y servicios podrán mostrarse en dólares estadounidenses o en otra moneda extranjera, además de figurar en pesos, indicando el importe total y final que debe abonar el consumidor". Asimismo, se facilitan los pagos en dólares con tarjetas de crédito. Por su parte, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, avisa de un repliegue significativo de las "medidas antidumping", que han elevado sustancialmente los precios de bienes importados, cebando al alza la falta de competitividad y contribuyendo al incremento de los precios.
La mejora del contexto macroeconómico ha empujado al alza la bolsa argentina, que ha triplicado su valor en 2024, y ha animado la concesión de crédito al sector privado. Es importante tomar en cuenta que la financiación bancaria tiene un peso de apenas un 4% del PIB, en comparación con niveles cercanos al 15% en México o Péru, 25% en Colombia, 30% en Brasil o 40% en Chile. El propio sector financiero ha mejorado su ratio precio/valor contable, que había caído a 0,5 bajo mandato de Alberto Fernández, pero ya se mueve en torno a 2.