
"Cavaremos, baby, cavaremos": con esa frase resumió Donald Trump tras su investidura el terremoto en política energética que va a suponer su llegada a la Casa Blanca. El nuevo presidente estadounidense proclamó que EEUU tiene "los mayores yacimientos de petróleo y gas del mundo y vamos a usarlos" mientras lanzaba los principales anuncios de una estrategia que enmienda al completo la de su antecesor en lo referido a las renovables, la exportación de gas, la explotación de recursos fósiles y las políticas verdes. Estas son algunas de las claves del Gobierno Trump en energía, resumidas en una de sus órdenes ejecutivas, "liberando la energía estadounidense":
"Emergencia energética": la administración Trump basa este giro de timón en la creencia de que Estados Unidos necesita de mucha más energía ante desafíos como las cada vez mayores necesidades de las grandes tecnológicas. El incremento de la demanda vinculado al desarrollo de la inteligencia artificial necesitará de más plantas y el anuncio de Trump está vinculado a facilitar su acceso a la energía sin vincularla exclusivamente a fuentes renovables. El país, señalan, está "bendecido con una gran abundancia de recursos naturales" cuyo desarrollo ha sido impedido en los últimos años por "regulaciones ideológicas". La administración se compromete a devolver a EEUU la producción de "energía asequible y segura: eso devolverá la prosperidad al país, también para aquellos que han sido olvidados por nuestra economía en los últimos años".
Abandono del acuerdo de París: Trump ha prometido que Estados Unidos abandonará otra vez el Acuerdo de París apartándose del compromiso de reducir las emisiones, con todo lo que ello implica. El presidente justificó el abandono alegando que EEUU "no saboteará su propia industria mientras China contamina impunemente".
Adiós a los aerogeneradores: entre las órdenes ejecutivas firmadas por Trump está la de frenar el desarrollo de plantas eólicas en aguas y territorios federales, entre ellas la gran planta de aerogeneradores que aprobó la administración Biden en Idaho, Lava Ridge Wind Project, contra la que se había levantado una fuerte oposición por situarse cerca de uno de los campos donde se encerró a miles de estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Fin a las restricciones a la exportación de gas: entre las órdenes de Trump relacionadas con la energía está la de levantar las restricciones a la exportación de gas natural licuado (GNL) impuestas por la administración Biden. Según dijo el presidente, desea "liberar la energía de América" y para ello se revisarán las solicitudes de exportación pendientes de revisión.
Impulso aún mayor a la extracción de combustibles fósiles: al tiempo que se restringen los proyectos renovables se impulsará el fracking que ha convertido a EEUU en uno de los mayores exportadores de gas del mundo. La prensa estadounidense da por hecho que la emergencia energética se traducirá en facilitar la creación de infraestructuras para la extracción de petróleo y gas.
Expectación en Alaska: los planes para extraer todo el gas y petróleo estadounidense han disparado la expectación en Alaska, donde el gobernador republicano Mike Dunleavy espera ver cumplidos sus deseos de explotar los enormes recursos de la región sin las trabas ambientalistas. Hace unas semanas, Dunleavy dio por "más que muerta" la transición energética, apuntando que "la demanda de energía está creciendo de forma tan exponencial que pocos expertos creen que pueda responderse sin energías fósiles". "Me encantaría ver el mundo renovable expandiéndose al mismo tiempo que el del petróleo, el gas y el carbón, especialmente si se captura el carbono", en alusión a las tecnologías de almacenamiento aún en desarrollo. Ahora, Trump podría estar a punto de cumplir sus demandas revertiendo las prohibiciones de perforar o levantar infraestructuras en zonas como el Arctic National Wildlife Refuge. Los ecologistas han puesto el grito en el cielo.
Freno al coche eléctrico: el presidente estadounidense echa el freno al impulso al coche eléctrico que quiso dar Biden. Cae en el olvido el compromiso de que en 2030 el 50% de los coches que se vendan sean eléctricos y también se paralizan las ayudas para cargadores eléctricos, los créditos especiales para compras de vehículos eléctricos y el permiso concedido a California para prohibir la venta de coches de gasolina en 2035. Según el presidente, la intención es "salvar nuestra industria automovilística y mantener mi compromiso con nuestros grandes trabajadores del sector".
Minería de recursos críticos: en el afán de aprovechar los recursos estadounidenses, la administración Trump se compromete a recuperar su posición como "productor líder" de tierras raras y otros minerales estratégicos. El objetivo, "crear empleo y prosperidad en casa" y "reducir la influencia global de estados adversarios malignos", en alusión a China.
America first, también en energía: la administración Trump se compromete a que toda regulación energética nunca será adoptada sin que se analicen "sus costes domésticos y sus beneficios", con el fin de que siempre "se prioricen los intereses de los ciudadanos americanos".