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Los aranceles invisibles de la UE: encarecen los precios hasta en un 110%

El FMI ha situado el peso de estas barreras en torno a un 45% para el sector manufacturero y hasta un 110% para el sector servicios.

El FMI ha situado el peso de estas barreras en torno a un 45% para el sector manufacturero y hasta un 110% para el sector servicios.
10 de febrero de 2025, París, Francia: La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llega al Palacio del Elíseo para asistir a una reunión de Jefes de Estado europeos paralela a la Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial (IA). | Europa Press

En plena vorágine de tensiones comerciales, y ante la inminente amenaza de medidas proteccionistas por parte de la Administración Trump, el ex primer ministro italiano y ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, plantea una alternativa que va más allá de una mera respuesta arancelaria.

Así, el dirigente transalpino defiende abiertamente que el verdadero potencial de Europa reside en la integración y modernización de su mercado interior, un activo que debería potenciarse y relanzarse para contrarrestar las limitaciones introducidas por las tensiones comerciales con Estados Unidos.

Según Draghi, en lugar de precipitarse en una escalada arancelaria, Bruselas debe reconocer que los obstáculos internos que aquejan al continente actúan, de hecho, como aranceles que deprimen el mercado interior comunitario. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha situado el peso de estas barreras en torno a un 45% del precio final de venta para el sector manufacturero y hasta un 110% en el caso del precio final de venta del sector servicios. Son niveles que superan ampliamente los aranceles previstos por parte de Trump, que van del 15% al 25%.

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El diagnóstico de Draghi es claro: la solución pasa por transformar radicalmente el mercado interior europeo. Más que una respuesta puntual ante los embates proteccionistas, se trata de esbozar un "contraataque desde adentro", con una apuesta por un modelo de crecimiento basado en la integración de los mercados europeos, la innovación y la reestructuración de políticas económicas. Así, el mercado interior que hoy languidece plagado de barreras y deficiencias debe ser entendido, en realidad, como un activo latente que podría ser el salvavidas frente a una ofensiva externa y, a la vez, el motor que impulse la transición hacia una Europa más unida, innovadora y competitiva.

Ejemplos de fragmentación interna

Hay muchos ejemplos que ponen de manifiesto las carencias identificadas por Draghi. De entrada, la falta de una unión bancaria y de capital plenamente integrada en la UE impide que los bancos y las empresas puedan operar sin restricciones en todos los países miembros. Esto genera costes adicionales para las entidades financieras y reduce el acceso a financiación competitiva para las empresas europeas. Un banco que quiera operar en diferentes países de la UE sigue enfrentándose a regulaciones nacionales distintas, lo que limita la movilidad del capital y la inversión.

En la misma línea, el mercado energético europeo sigue siendo altamente fragmentado debido a regulaciones nacionales, diferentes marcos fiscales y la falta de una infraestructura completamente interconectada. Esto encarece la electricidad para empresas y consumidores y dificulta la transición hacia un mercado común de energía renovable más eficiente.

Sucede algo parecido con los negocios digitales y el comercio electrónico, que enfrentan trabas regulatorias nacionales que afectan la portabilidad de servicios, las reglas sobre privacidad de datos y las condiciones fiscales diferenciadas. También ocurre algo parecido con la regulación de medicamentos y dispositivos médicos, un ámbito sujeto a procesos distintos en cada país.

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