
Kenneth Rogoff, uno de los economistas más influyentes a nivel internacional, ha publicado un nuevo informe en el que estima el peso de la economía sumergida en las distintas economías europeas, concluyendo que su peso sobre el PIB es incluso mayor de lo que se había creído hasta ahora en base a estimaciones anteriores.
El trabajo de Rogoff, firmado junto a su coautor Francesco Pappadà y publicado en el Journal of the European Economic Association, plantea una nueva forma de medir el tamaño de la economía sumergida tomando como referencia el Impuesto sobre el Valor Añadido y construyendo a partir de sus cifras de recaudación un modelo estimativo que toma en cuenta las posibles brechas entre lo generado por dicho gravamen y la producción total, declarada o no.
Pues bien, el planteamiento del ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional y autor de libros superventas como "Esta vez es distinto" (Fondo Cultura Económica, 2011) sitúa a España como el tercer país de la Unión Europea con mayor incidencia de la economía sumergida, que se situaría en el entorno del 24% del PIB para el bienio 2021-2022.
Los datos presentados por Rogoff y Pappadà suponen un incremento del tamaño de la economía sumergida en España si se comparan con los cálculos del Banco Mundial, que en 2021 situaba este indicador en niveles del 21% del PIB, o con las cifras de Friedrich Schneider y Alban Assllani presentadas por el Parlamento Europeo, que situaban el peso de las actividades "en B" en torno al 19% del PIB.
A continuación se pueden consultar los resultados del trabajo, en este gráfico compartido por Juan Luis Jiménez que presenta los hallazgos del estudio de Rogoff y Pappadà:

Estas cifras demuestran que la economía sumergida sería inferior al 10% del PIB en Austria, Dinamarca, Estonia, Eslovenia, Suecia y Bélgica. En cambio, la tabla está liderada por Grecia, donde este indicador supera el 36% del PIB, mientras que Italia figura en segunda posición, con un peso de las actividades no declaradas equivalente al 31% de su PIB.
Los datos que alcanza España bajo gobierno de Sánchez son los más altos desde 2009, cuando el mandato de Rodríguez Zapatero generó niveles de desempleo masivos y empujó las cifras de actividad informal hasta cotas cercanas al 24% del PIB, en línea con los niveles que se han vuelto a registrar en los últimos años.
Sobre la informalidad económica
En clave española, los datos disponibles muestran que la economía sumergida es marcadamente inferior allí donde los impuestos son más bajos y la regulación es más liviana. No sorprende, pues, que las actividades "en B" sean mucho menos frecuentes en Madrid que en otros territorios nacionales, como puso de manifiesto un estudio divulgado por Javier Fernández Lasquetty en 2019.
Que el 24% del PIB se desarrolle "en B" no es inocuo para quienes tributan y declaran su actividad, puesto que éstos últimos pagan más impuestos como consecuencia de la no contribución de los primeros. El incremento de la recaudación derivado de igualar la economía sumergida a los niveles promedio alcanzados en Europa sería del orden de 12.000 millones de euros, lo que equivaldría a un impacto de unos 0,8 puntos porcentuales sobre el PIB.