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Manuel Llamas: "Nos hemos convertido en un país de tiesos"

"Si nos hubiéramos mantenido con la peseta, España estaría como Argentina" asegura Manuel Llamas, que saca su libro Socialismo, la ruina de España.

"Si nos hubiéramos mantenido con la peseta, España estaría como Argentina" asegura Manuel Llamas, que saca su libro Socialismo, la ruina de España.
Manuel Llamas, presenta su nuevo libro. | David Alonso Rincón

Manuel Llamas es uno de los grandes divulgadores y fervientes defensores del liberalismo en España. Director de La Trinchera de Llamas en esRadio, del Instituto Juan de Mariana y uno de los analistas económicos de referencia del Grupo Libertad Digital, Llamas publica este miércoles su primer libro titulado Socialismo, la ruina de España (Harper Collins - 300 páginas).

Combativo, carente de complejos y a través de una obra plagada de datos que demuestran por qué las ideas socialistas son un desastre para la prosperidad, el autor repasa el declive económico que ha sufrido España en los últimos años debido a la aplicación de estas perversas recetas. En este punto, Llamas dedica especial atención al hecho de que, con el Gobierno de Pedro Sánchez, España ha alcanzado el culmen de la violencia estatal contra el contribuyente, la empresa y la propiedad privada.

Además, en el libro también hay espacio para diseccionar el fracaso del socialismo en todo el mundo, la imparable generación de riqueza que produce el capitalismo y, por supuesto, el milagro liberal actual: Argentina. En Libre Mercado hablamos con el autor.

Pregunta (P): Dedicas el libro al maestro Miguel Anxo Bastos. ¿Te ha marcado alguna de sus lecciones en especial?

Respuesta (R): No podría decir una lección tan sólo porque todas y cada una de las clases de Bastos te marcan de una u otra forma. En todas aprendes algo nuevo. Bastos es lo que, comúnmente, se conoce como sabio, puesto que es una auténtica enciclopedia andante.

En cada una de sus clases o conferencias es capaz de citar de memoria una ristra de autores y libros, muchos de ellos antiguos y descatalogados, que conoce poca gente, pero que son auténtica joyas de conocimiento. Y, además, sobre los temas más diversos: economía, política, sociología, psicología, filosofía… Hay muy pocos profesores con esa capacidad didáctica para explicar conceptos y despertar mentes.

Yo descubrí el fascinante mundo de la economía gracias al maestro Bastos. Y la lección que más me marcó fue su primera clase, que es cuando le conocí.

(P): ¿Has estado alguna vez en tu vida infectado con el llamado "virus del socialismo"? Algo muy habitual en la juventud...

(R): Por suerte, nunca. Antes de descubrir las ideas de la libertad, con 18 ó 19 años, era próximo a las ideas del centro derecha. Entonces, gobernaba Aznar, que creo que ha sido el último presidente mínimamente decente que ha tenido España. A partir de ahí, hemos ido cuesta bajo y sin frenos.

Pero socialista, nunca, a pesar de que en mi universidad estaba rodeado de rojos. La facultad de Ciencias Políticas de Santiago de Compostela no tiene nada que envidiar al nido de podemitas que padece la Complutense en Somosaguas. Y lo cierto es que me divertí mucho en ese particular contexto, porque siempre me ha gustado debatir y, ante semejante mayoría de zurdos, no tenía tiempo para aburrirme en clase.

(P): ¿Por qué crees que el capitalismo ha tenido tan mala imagen a lo largo de la historia a pesar de los buenos resultados? ¿Es cuestión de mala publicidad por parte de sus defensores o del buen trabajo adoctrinador de los socialistas?

(R): Esta es la pregunta del millón. El capitalismo es un milagro. La inmensa mayoría de la gente, especialmente en España, que está enferma de socialismo, no es consciente de la suerte que tiene. El mundo es hoy más rico que nunca y nunca hemos sido tantos ni hemos vivido mejor que ahora, a pesar de todas las dificultades. Y eso es gracias al capitalismo, cuya historia apenas ronda los dos siglos, un suspiro en la historia de la humanidad.

Y, sin embargo, como dices, tiene mala fama. Hay muchas teorías al respecto, desde la tendencia natural de las elites intelectuales a buscar el favor del Estado para poder comer a la ausencia de un relato alternativo al socialismo imperante. Lo cierto es que no se ha dado la batalla de las ideas con la suficiente intensidad y eficacia para defender y divulgar las ventajas del capitalismo o liberalismo frente al estatismo o socialismo, sea éste de derechas o de izquierdas. Y las batallas que no se dan, sencillamente, se pierden.

Pero mi tesis personal es que una de las principales razones radica en la tendencia innata del ser humano a buscar y priorizar la seguridad, incluso por encima de la libertad. Y eso, en última instancia, es lo que promete el socialismo a través de Papá Estado. Te dicen: "Tranquilo. Yo te voy a proteger, no te va a pasar nada, aunque te equivoques o te vaya mal en la vida". Es una mercancía fácil de vender, pero profundamente averiada.

Es el gran engaño de nuestra era, ya que el socialismo lo único que te garantiza siempre y en todo lugar es miseria, represión y, en el peor de los casos, muerte, según la menor o mayor intensidad con la que se aplique.

La libertad, por el contrario, aunque, a priori, pueda resultar contraintuitiva, arroja justo el resultado opuesto: riqueza, seguridad y bienestar. Y, una vez más, esto se cumple siempre y en todo lugar si se dan las circunstancias adecuadas.

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(P): Ahora, los socialistas han pasado de justificar sus recetas en la protección del obrero a la protección del medioambiente...

(R): El socialismo, como todo virus, evoluciona y se adapta al ambiente para sobrevivir. La caída del Muro de Berlín en el 89 y el posterior colapso de la unión soviética evidenció el fracaso del socialismo real.

Pero, lejos de extinguirse, se transformó. Y la clásica lucha de clases, con el obrero como protagonista y eje central de sus discurso, pasó a convertirse en la lucha contra el cambio climático bajo el ecologismo, que es verde por fuera y rojo por dentro, la ideología de género o la división de la sociedad en función de la raza. El socialismo, en definitiva, construyó nuevos relatos y excusas para justificar la intervención del Estado en nuestra vidas y el robo sistemático de nuestro dinero mediante impuestos.

(P): Cuentas en el libro que con Aznar España vivió la época más liberalizadora de su historia. ¿La situación tan delicada que atraviesa la economía española la arreglaría un Aznar o España actualmente necesita cambios más drásticos?

(R): Aznar llevó a cabo en muy poco tiempo grandes avances en materia de liberalización económica y ortodoxia presupuestaria. Entre otras cosas, logró la entrada en el euro cuando nadie daba un duro por España y eso, en gran medida, nos ha salvado del mayor de los desastres, que no es otra cosa que la hiperinflación. Si nos hubiéramos mantenido bajo la peseta, España estaría hoy en una situación similar a la que sufrió Argentina antes de la llegada de Milei.

España necesita profundas reformas estructurales. Un gobierno parecido al de Aznar, especialmente en su primer mandato, supondría una mejora sustancial, sin duda, pero necesitamos cambios más drásticos, una especie de terapia de choque, si realmente queremos ser una potencia económica digna de tal nombre.

Que el sueldo más frecuente en España sean apenas 15.000 euros brutos al año es un insulto y una vergüenza. Nos hemos convertido en un país de tiesos. Millones de familias pasan dificultades para llegar a fin de mes y eso no es propio de un país rico, sino de un país empobrecido. Y la cosa, por desgracia, irá a peor.

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(P): En la década de los 90 Aznar ganaba las elecciones y también nacía el BCE. ¿Qué responsabilidad han tenido las políticas monetarias de la situación actual de Europa?

(R): Toda política monetaria es negativa en mayor o menor medida, desde el momento en el que un banco central tiene el poder de determinar algo tan importante en la economía como el tipo de interés, el precio del dinero. Toda fijación arbitraria de precios es negativa y genera distorsiones.

Pero, dicho lo cual, es mejor tener un banco central europeo, donde el juego de equilibrios entre países es muy complejo y entre cuyos miembros hay "halcones" con la prioridad de controlar la inflación, que un Banco de España en manos de nuestros manirrotos, irresponsables e ineptos políticos.

Los problemas económicos de Europa no son tanto monetarios como de competitividad. Europa se ha convertido en el paraíso de la regulación. Y la regulación, que no es otra cosa que el absurdo y contraproducente intervencionismo político, lastra el crecimiento y dificulta enormemente la innovación.

(P): ¿España necesita 'un Milei'? ¿No lo tenemos porque no estamos suficientemente arruinados para votarlo o porque no hay candidatos? ¿Es la actual derecha demasiado socialdemócrata?

(R): España, sin duda, necesita un Milei. Por desgracia, navegamos desde hace años entre la izquierda y la extrema izquierda. Es decir, entre la socialdemocracia del PP y el ruinosos socialismo del PSOE. Y si no salimos de esa deriva, nos seguiremos empobreciendo con respecto a Europa y otros muchos países del mundo.

Que surja un Milei es bastante complicado, ya que Milei es único, es la excepción que confirma la regla. El talento de Milei radica en tres claves: sabe de lo que habla; tiene las ideas correctas y, además, cree firmemente en ellas; y encima sabe explicarlas con eficacia, lo cual le otorga una gran capacidad de persuasión.

Es muy difícil que un político aúna estas tres cualidades, pero no es imposible. Thatcher o Reagan, con sus particularidades, fueron líderes de similar naturaleza. Que surja alguien similar en España no depende de los votantes, sino del candidato. Para que haya políticas liberales se necesitan políticos liberales. Y en España, por desgracia, se cuentan con los dedos de una mano… Y, si me apuras, sobran dedos.

(P): Las medidas de Milei eran una prueba de fuego para los liberales del mundo. ¿Te esperabas que funcionaran tan rápido y con tanta eficacia?

(R): Sí. La receta de la libertad funciona siempre. Y Milei siempre ha tenido muy claro lo que había que hacer. La gran novedad es que ha cumplido su palabra, lo cual es muy raro en política. Pero es que Milei no es político de profesión. Vivía muy bien de su trabajo al margen de la política. Se ha sacrificado entrando en política para tratar de sacar a Argentina del pozo de miseria económica y moral que causó el peronismo, que no es más que una de las muchas variantes del socialismo.

La clave ahora es que logre una amplia mayoría en las próximas elecciones legislativas a finales de año para acelerar aún más las reformas que necesita el país. Si lo consigue, marcará un punto de inflexión y Argentina volverá a ser un país rico en pocos años.

(P): Dependencia estatal, intervencionismo, inflación, cuentas públicas sin control... ¿España está ya peronizada?

(R): Sí, absolutamente. Lo único que nos salva del colapso es el euro. España inició hace 20 años una senda decadente de despilfarro público, impuestos confiscatorios y diarrea regulatoria. Si a eso le sumamos la cultura de la paguita, donde un volumen cada vez más numeroso de personas vive del trabajo y esfuerzo del sector privado, el resultado es Argentina.

El caso de Argentina es muy relevante porque era uno de los países más ricos del mundo hace apenas un siglo y, sin embargo, se convirtió en un país tremendamente pobre. Este particular proceso no se produce de un día para otro, sino que se trata de un declive gradual, pero constante. España lleva ya veinte años de declive y lo grave es que se ha intensificado de forma muy sustancial en los últimos cinco, desde 2020, bajo el gobierno de Sánchez.

(P): Lo primero que hizo Milei al llegar al Gobierno fue recortar el gasto público y proponerse reducir el déficit (ya se mueve en el superávit). ¿Sería lo primero que harías en España?¿qué más medidas incluirías en la receta?

(R): No es posible bajar impuestos sin recortar el gasto. Primero, hay que arrancar la motosierra y reducir de forma drástica el tamaño del Estado. Nos hemos acostumbrado a ver como algo normal que el gasto público represente entre el 45% y el 50% del PIB, y eso es una locura. Sobra gasto y sobra Estado.

Los españoles no son conscientes del robo a mano armada que supone el Gobierno. El estado te quita la mitad de lo que ganas y, a cambio, te ofrece unos servicios mediocres, incluyendo sanidad y educación. España puede y debe reducir el tamaño del Estado, al tiempo que elimina y rebaja drásticamente los impuestos. Nos hemos convertido en un infierno fiscal.

Además, urge proteger y garantizar la propiedad privada. Sin propiedad privada, no hay nada. Es la base de la libertad y del capitalismo. En España, la propiedad privada ha dejado de existir. Tan sólo existe sobre el papel, pero no en la práctica. Desde el mismo momento en el que no puedes echar a patadas a un okupa o desalojar de forma automática a un inquilino moroso de tu casa, la propiedad privada es un cuento, un espejismo.

Motosierra y propiedad privada serían, pues, las prioridades a abordar en un primer momento, aunque existen muchas otras.

(P): Dices que Cristóbal Montoro ha sido el peor ministro de Hacienda, pero actualmente tenemos a María Jesús Montero al frente de este departamento recaudando cada vez más en todos los impuestos que existen e inventándose nuevos. ¿Cuál de ellos es el más nefasto para la economía?

(R): Montoro ha sido el peor ministro de Hacienda de la historia de España. El resto, Montero inclusive, son meros aprendices del gran maestro del expolio. Montoro acabó con la seguridad jurídica del contribuyente y llevó a cabo una de las mayores subidas fiscales en menos tiempo de la historia. Por si fuera poco, junto al desastre de Rajoy, propició la lógica huida de votantes que, posteriormente, nos trajo como resultado nuestra particular maldición, Pedro Sánchez. Ha sido el ministro más odiado de la historia de España… Y con razón.

(P): Dentro de la derecha, además de la parte socialdemócrata, ha ganado protagonismo otra parte proteccionista y proaranceles ¿Qué consecuencias tendrían para España este tipo de fórmulas? ¿esto es socialismo de derechas? ¿consideras que es otra de las grandes amenazas?

(R): El proteccionismo, que consiste en dificultar el comercio con otros países a base de impuestos y trabas, siempre es negativo. Es un juego de suma cero, donde nadie gana y todos pierden. Y, además, la factura la paga el consumidor final.

Al subir aranceles, encareces las importaciones, pero también los costes de producción de tus empresas, de modo que empobreces a tu propia población. Y como los países afectados tomarán medidas similares, tus exportaciones también se verán resentidas. El proteccionismo no funciona, lo aplique quien lo aplique. Sí, es socialismo.

Pero la actual escalada arancelaria, siendo preocupante, es, hoy por hoy, un problema menor en comparación con los numerosos y graves problemas que padece actualmente España, y cuyo principal culpable no reside en el extranjero, sino en suelo nacional. Concretamente, en la Moncloa. Se llama Pedro y se apellida Sánchez. El mayor problema de España es el Gobierno de Sánchez.

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