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Imanol Almudí, CEO de Agroponiente: "Almería es la capital de la agricultura intensiva europea"

La empresa almeriense será uno de los modelos de éxito de la agricultura española que protagonizarán el Agroforo de Libertad Digital.

La empresa almeriense será uno de los modelos de éxito de la agricultura española que protagonizarán el Agroforo de Libertad Digital.
El CEO del Grupo Agroponiente, Imanol Almudí. | Agroponiente

Grupo Agroponiente es una empresa hortofrutícola almeriense que ha experimentado un gran crecimiento en los últimos tres años, pasando de 260 millones de kilos comercializados a 400, a partir de un modelo mixto de producción propia y servicios a agricultores asociados, basado en la calidad, la innovación, la profesionalidad y una apuesta por la sostenibilidad que le ha llevado a espectaculares cifras de reducción de consumos y de su huella de carbono.

La compañía almeriense lleva cerca de cuatro décadas siendo puntera en lo que se conoce como el ‘Modelo Almería’ de agricultura intensiva bajo abrigo. En los últimos años ha imprimido un ritmo sólido y constante a su desarrollo, alcanzando éxitos como el reconocimiento ‘B-Corp’ que comparte con tan sólo 8.000 empresas en todo el mundo y con la que apunta a ambiciosas cotas de presencia estratégica en el sector.

Agroponiente será uno de los modelos de éxito de la agricultura española que protagonizarán el Agroforo En Clave Rural de Libertad Digital, el próximo 8 de abril en el Instituto de la Ingeniería de España (IIE), en Madrid. Su CEO, Imanol Almudí, será el encargado de dar a conocer los avances y proyectos de Agroponiente.

Con motivo de su presencia en el Agroforo, concede esta entrevista previa a Libertad Digital, en la cual subraya la vocación de liderazgo de la compañía que lidera, plenamente europea pero sin renunciar a sus raíces de Almería, provincia que no deja de ser la "capital de la agricultura intensiva europea". Almudí confía en su plan de crecimiento y en la posibilidad de atraer el centro "gravitacional" o decisorio de la verdura europea de Holanda a España en unos años.

Agroponiente es un referente en la agricultura del poniente almeriense. ¿Cómo ha logrado mantener su posición de liderazgo en un sector tan competitivo como la producción hortofrutícola?

El liderazgo de Grupo Agroponiente es fruto de un recorrido sólido y de una evolución constante. Nacimos en 1987 de la mano de un grupo de comercializadores con visión de futuro, y desde entonces hemos sabido adaptarnos a los cambios del entorno, los mercados y la sociedad. Hemos evolucionado constantemente sin perder nuestra esencia ni nuestras raíces en Almería.

Modelo basado en el volumen, las economías de escala, la integración vertical con más de 4.000 agricultores almerienses, el control de los costos de producción y una orientación cada vez mayor al mercado, reduciendo la distancia del campo al retailer europeo, y tratando de anticipar las tendencias de consumo.

La clave ha sido nuestra capacidad para reinventarnos, contar con profesionales altamente cualificados, fomentar un espíritu de equipo junto a agricultores y clientes, y mantener siempre una mentalidad de mejora continua.

En los últimos años, con la entrada de ABAC en el capital de la empresa, se abrió una nueva etapa en la que hemos trabajado intensamente para orientar todos nuestros recursos hacia un modelo de crecimiento más sólido, sostenible y ambicioso, tratando de dejar una huella positiva en el entorno.

Hoy podemos afirmar que estamos preparados para consolidarnos como una de las compañías hortofrutícolas privadas de referencia en el sur de Europa.

Ese liderazgo ha sido reconocido, el pasado año con el logro del reconocimiento B-Corp, que poseen muy pocas empresas en España y que certifica las buenas prácticas de una compañía en los aspectos claves y más variados de la gestión. ¿Qué supone para Grupo Agroponiente ser ‘empresa B-Corp’?

Ser B-Corp es un hito muy importante para nosotros. No es una simple distinción, es una forma de entender la empresa. Esta certificación reconoce a compañías que equilibran el beneficio económico con el impacto positivo en las personas y el planeta. Solo 9.000 empresas en el mundo la tienen, lo que habla de su exclusividad y exigencia.

En Agroponiente, este proceso nos ha permitido analizar profundamente nuestras prácticas y alinearlas con un modelo de negocio responsable, transparente y sostenible. La transformación que implica aspirar y mantenerse como B-Corp nos ha obligado a elevar nuestros estándares en todos los niveles: gobernanza, fuerza laboral, impacto ambiental, relación con la comunidad y orientación al cliente. En este sentido, B-Corp ha sido una palanca de cambio real dentro de la organización. Nos ha permitido estructurar mejor nuestras políticas de sostenibilidad, fortalecer la implicación de nuestros equipos y generar un mayor compromiso por parte de nuestros agricultores, clientes y socios.

Para Agroponiente, ser B-Corp no es el final de un camino, sino el inicio de una nueva etapa. Una etapa en la que el propósito, la rentabilidad y la responsabilidad van de la mano para construir una compañía más resiliente, más humana y más preparada para liderar el cambio en el sector agroalimentario europeo.

Estamos hablando de una empresa que hace poco más de un lustro pertenecía a empresarios locales, fue adquirida por un fondo de inversión, tuvo unos primeros años difíciles en esa nueva etapa y ahora, en poco tiempo, lidera el campo almeriense y mira con ambición al liderazgo del sector agro en España y Europa. ¿Qué ha ocurrido en estos dos últimos años?

Lo que ha ocurrido es una profunda transformación basada en enfoque, estrategia y visión a largo plazo. Agroponiente siempre fue una empresa con un potencial inmenso. Lo que hicimos fue poner ese potencial a trabajar en una dirección clara. Teníamos la infraestructura, el conocimiento acumulado durante décadas y un equipo con experiencia. Lo que necesitábamos era un nuevo modelo que pusiera en valor todo ese capital humano, técnico y logístico.

El primer paso fue identificar cuáles eran nuestras fortalezas reales y dónde necesitábamos evolucionar. Analizamos a fondo el mercado, las nuevas exigencias del consumidor, las tendencias en sostenibilidad, las oportunidades en tecnología y el contexto geopolítico internacional. Con ese diagnóstico claro, diseñamos un plan de transformación que tocaba todas las áreas de la compañía: desde la estructura organizativa hasta la estrategia comercial, pasando por procesos, tecnología, cultura interna y marca.

En estos dos años hemos logrado redefinir la identidad de Agroponiente. Hemos pasado de una etapa de incertidumbre a una de crecimiento sostenido, profesionalización, diversificación y ambición. Hemos roto techos que antes parecían inalcanzables, y lo hemos hecho con esfuerzo, talento y una visión compartida. Hoy ya no solo somos líderes en Almería, sino una referencia clara en el sur de Europa. Y lo más importante es que ahora estamos preparados para escalar ese liderazgo mucho más allá.

La sostenibilidad es un tema crucial hoy en día. ¿Qué innovaciones está implementando Agroponiente para reducir su huella de carbono y ser más respetuosa con el medio ambiente, así como en otros ámbitos de las políticas medioambientales y de conciliación con el entorno?

La sostenibilidad es uno de los pilares estratégicos de Agroponiente y un compromiso que va mucho más allá del cumplimiento normativo. Creemos firmemente que el futuro del sector pasa por una transformación profunda que nos permita producir más y mejor, generando un impacto positivo en nuestro entorno.

Desde hace varios años venimos trabajando en una estrategia integral de sostenibilidad que hoy está dando resultados muy tangibles. Entre 2020 y 2024, hemos logrado reducir nuestra huella de carbono de alcance 1 y 2 en un 74%, pasando de 3.546.871,3 kg de emisiones en 2020 a 1.014.887,4 kg en 2024. Esta cifra refleja el compromiso real y medible de la compañía con la descarbonización de su actividad.

Uno de los grandes proyectos que ya estamos desarrollando es la transformación progresiva de nuestra flota de vehículos hacia modelos 100% eléctricos, lo que supondrá una drástica reducción de nuestras emisiones directas. Este cambio irá acompañado de la creación de una electrolinera propia en nuestras instalaciones, que servirá de apoyo logístico y operativo para esta nueva flota sostenible.

Toda la energía que utilizamos ya es 100% verde, con Certificado de Garantía de Origen, y estamos ampliando nuestra superficie de paneles solares para aumentar nuestro nivel de autoabastecimiento energético. Queremos que una parte significativa de nuestra operación funcione con energía limpia generada en nuestras propias instalaciones.

Además, estamos abordando un área especialmente sensible: la gestión de nuestras cámaras frigoríficas y los gases refrigerantes que utilizan. Hemos iniciado un análisis intensivo para identificar posibles mejoras, prevenir fugas, reducir la necesidad de recargas y sustituir los gases actuales por otros más sostenibles y menos contaminantes. Sabemos que esta es una fuente crítica de emisiones en el sector y estamos decididos a liderar su transformación.

Y no nos quedamos ahí. Vamos a comenzar a medir de forma rigurosa nuestra huella de carbono de alcance 3, que incluye no solo las emisiones directas e indirectas de la compañía, sino también las generadas a lo largo de toda nuestra cadena de valor, desde proveedores hasta distribución. Es un paso crucial para seguir dejando una huella positiva que trascienda los límites de nuestra propia actividad y contribuya a transformar todo el ecosistema agroalimentario.

En definitiva, no entendemos la sostenibilidad como un destino, sino como un camino continuo de mejora e innovación. Nuestro objetivo no es solo ser una empresa más verde, sino ser un agente de cambio real en el sector agroalimentario europeo.

Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son los principales objetivos estratégicos de Agroponiente para los próximos cinco años, tanto en producción como en expansión internacional?

Estamos en un momento clave. Hemos alcanzado una madurez operativa que nos permite mirar al futuro con ambición. Nuestro gran objetivo a medio plazo es ser relevantes en tamaño en aquella gama de productos donde queremos focalizarnos y superar los 800 millones de kilos comercializados al año, pero no se trata solo de volumen: queremos crecer con sentido, con solidez y con propósito.

Para lograrlo, estamos impulsando varias palancas estratégicas: por un lado, la ampliación de nuestras fincas propias y la captación de nuevos agricultores que se sumen a nuestro modelo de producción responsable. Por otro, la apertura de oficinas comerciales en puntos estratégicos del mercado europeo, lo que nos permitirá estar más cerca del cliente final, entender mejor sus necesidades y construir relaciones de largo plazo, y por último el crecimiento inorgánico que nos permita ser más competitivos en un mercado tan complejo y globalizado.

En paralelo estamos también reforzando nuestras infraestructuras logísticas y de producción, para garantizar mayor eficiencia y rapidez en nuestras entregas.

Todo ello bajo un enfoque muy claro: calidad, sostenibilidad, innovación y orientación al cliente. Porque queremos seguir siendo una empresa rentable, sí, pero también una empresa ejemplar. Una empresa que se gane el respeto del mercado no solo por sus cifras, sino por su forma de hacer las cosas.

En alguna ocasión, le hemos escuchado decir que el gran objetivo es construir una compañía líder europea en el sector, con sede en Almería. ¿En qué punto estamos de ese proceso y cuáles son los siguientes pasos?

Ese objetivo no solo sigue en pie, sino que cada día está más cerca. Almería es la capital de la agricultura intensiva europea. Es una tierra única en el mundo por su clima, su conocimiento técnico y su capacidad productiva. Y nosotros, como Grupo Agroponiente, queremos ser uno de los emblemas de esa excelencia a nivel europeo.

Hoy podemos decir que ya somos la compañía hortofrutícola privada más importante de Almería, lo cual es un hito muy relevante. Pero no nos conformamos. Sabemos que el liderazgo no se hereda ni se declara: se demuestra día a día, en los mercados, con hechos.

Los próximos pasos pasan por consolidar nuestra presencia en Europa, fortalecer nuestra propuesta de valor, y ser percibidos no solo como un gran productor, sino como un socio estratégico de referencia. Queremos que cuando un operador europeo piense en producto fresco, sostenible, trazable y de alta calidad, piense en Agroponiente.

Y todo ello, desde Almería. Porque creemos que es posible construir una empresa de escala europea sin renunciar a nuestras raíces. Más bien al contrario: nuestra sede en Almería es una ventaja competitiva, un sello de identidad que queremos proyectar con orgullo en todos los rincones del continente.

Pretendemos ser una de las empresas dinamizadoras que ayuden a atraer el centro gravitacional de la verdura europea de Holanda a España, que al fin y al cabo es el país más importante agronómicamente hablando de toda Europa.

Hablemos de cifras: ¿Cómo ha sido la evolución de los últimos años en la compañía, en qué parámetros de volumen está en este momento y cuáles son las previsiones a corto y medio plazo?

La evolución de Agroponiente en los últimos años refleja de forma muy clara la transformación profunda que hemos vivido, tanto a nivel estratégico como operativo. Venimos de un periodo complejo, con altibajos en el volumen comercializado, pero hoy podemos decir que estamos en una trayectoria ascendente y sostenida que confirma el acierto del modelo que estamos construyendo.

Agroponiente ha crecido desde los 260 millones de kilos en Enero del 22 a los cerca de 400 millones de kilos que esperamos comercializar al término de esta campaña. Una cifra que refleja un crecimiento de más del 50% en tan solo tres campañas y que no son sino el preludio de la que ha de venir en los próximos años. Y todo ello habiendo renunciado a parte del portfolio de la compañía, como por ejemplo renunciando a producir producto ecológico el cual suponía cerca de 20 millones de kgs para la compañía.

El mercado internacional de frutas y verduras es muy dinámico. ¿Cuáles son los principales mercados de exportación de Agroponiente y qué estrategias utilizan para competir con productores de otros países?

El contexto internacional está en constante cambio y la presión competitiva es cada vez mayor. Países como Marruecos, Turquía o Egipto están incrementando su presencia en Europa, con costes de producción más bajos y marcos regulatorios menos exigentes. A esto se suman las tensiones geopolíticas, las nuevas políticas comunitarias, la evolución de los hábitos de consumo y la entrada de nuevos actores en el mercado. Por eso, tener una estrategia internacional clara, sólida y adaptable es clave.

Agroponiente ha sido tradicionalmente fuerte en mercados como Alemania, Países Bajos, Bélgica, Francia, Italia y España, y seguimos consolidando nuestra presencia en esos destinos. Pero además, estamos abriendo nuevas oportunidades en países del norte y este de Europa —países nórdicos, bálticos y centroeuropeos—, donde la demanda de producto sostenible, seguro y de alta calidad no deja de crecer. UK por cercanía, también es un mercado en el que estamos interesados en posicionarnos a corto plazo.

Para competir, no basta con tener buen producto. Nuestra estrategia se basa en cinco pilares: calidad constante, capacidad de respuesta logística, trazabilidad integral, certificaciones internacionales y un modelo de producción sostenible y responsable, como lo demuestra nuestro reconocimiento como empresa B-Corp. Además, estamos desplegando oficinas comerciales propias en mercados clave, lo que nos permite acortar distancias, conocer mejor a nuestros clientes y reforzar relaciones a largo plazo. Nuestra ambición es clara: no queremos ser uno más, sino un socio hortifrutícola preferente para los grandes retailers europeos.

Los costes de producción y la inflación son temas sensibles. ¿Cómo están gestionando el incremento de costes energéticos y de materias primas y, en general, el incremento de los costes productivos que se están acrecentando en los últimos años?

La inflación y el aumento generalizado de los costes son uno de los mayores retos para cualquier empresa del sector agroalimentario. En nuestro caso, la complejidad es aún mayor porque trabajamos con márgenes muy ajustados y en un entorno donde los precios los marcan, en gran medida, grandes operadores internacionales.

Nuestra estrategia ante este escenario ha sido muy clara: crecimiento en volumen, simplificación del negocio y rigor extremo en el control de costes (cultura del céntimo) optimización operativa y una apuesta decidida por la eficiencia energética y la innovación tecnológica. Estamos monitorizando todos nuestros procesos, desde el uso de insumos hasta la logística, para identificar oportunidades de mejora, eliminar ineficiencias y aumentar nuestra productividad sin comprometer la calidad del producto ni las condiciones laborales de nuestros equipos.

También hemos reforzado la automatización de procesos en nuestras plantas y centros logísticos, estamos reduciendo el consumo energético a través de renovables y mejorando nuestras compras mediante acuerdos estratégicos con proveedores. Sabemos que trasladar los aumentos de costes al precio final no siempre es viable, por eso nuestra prioridad es ser más eficientes, más flexibles y más resilientes.

Además, creemos que la colaboración es clave. Estamos trabajando con nuestros agricultores y socios para que esta eficiencia se traslade a toda la cadena, construyendo un modelo más equilibrado y sostenible para todos.

La agricultura española ha sido tradicionalmente fuerte en exportaciones. ¿Cuáles considera que son las principales fortalezas y debilidades del sector hortofrutícola español a nivel internacional?

España es una potencia hortofrutícola a nivel europeo y mundial. Nuestras principales fortalezas residen, en primer lugar, en la diversidad y riqueza de nuestro territorio. Gracias a las condiciones climáticas de zonas como Almería, Murcia o Valencia, podemos producir frutas y hortalizas de calidad durante todo el año, lo que nos convierte en un proveedor estratégico para Europa.

Además, el sector ha hecho un esfuerzo notable en profesionalización, apostando por la calidad, la seguridad alimentaria, la trazabilidad y la sostenibilidad. En Agroponiente, por ejemplo, trabajamos con certificaciones internacionales y tecnologías que garantizan una producción eficiente y respetuosa con el entorno. Y a todo esto se suma una red logística muy potente, que permite que nuestros productos lleguen en tiempo récord a los principales mercados del continente.

Ahora bien, también tenemos retos importantes por delante. El primero es la presión sobre los márgenes: los productores trabajan con costes crecientes —en energía, agua, insumos, transporte— mientras los precios en origen no siempre reflejan ese esfuerzo. A eso se añade una dependencia elevada del mercado exterior, lo cual nos expone a factores geopolíticos o logísticos que escapan a nuestro control.

Otra debilidad estructural es la fragmentación del sector. Aunque hay avances en integración y cooperación, aún queda camino por recorrer para que el pequeño agricultor pueda competir en igualdad de condiciones y tener acceso a herramientas de innovación o comercialización que requieren escala.

No podemos obviar tampoco la creciente taxonomía, la cada vez más asfixiante burocracia en la que estamos inmersos para desarrollar nuestra actividad, y el ritmo tan alto que nos autoexigimos de cambio en los sistemas de producción para adaptarnos a la agenda 2030 y todas las implicaciones que tienen para un sector que no está preparado para ello, y que le desposiciona en relación a otros productores fuera de la UE donde este nivel de exigencia es mucho más laxo.

Y, por supuesto, no podemos obviar el reto del agua y el impacto del cambio climático. En el sureste español, por ejemplo, cada gota cuenta. Por eso estamos comprometidos con la eficiencia hídrica y con modelos productivos sostenibles que aseguren la viabilidad del sector a largo plazo.

En definitiva, tenemos un sector con una base muy sólida, pero que necesita evolucionar constantemente para seguir siendo competitivo en un entorno cada vez más exigente.

La agricultura bajo plástico del Poniente almeriense es mundialmente conocida. ¿Cómo podríamos resumir el recorrido hasta llegar adonde está y qué mejoras están implementando en términos generales y de eficiencia hídrica y uso de recursos en particular?

La agricultura del Poniente almeriense es una historia de transformación, innovación y compromiso con la sostenibilidad. Partimos de un entorno hostil, con escasos recursos naturales, y lo hemos convertido en uno de los polos agrícolas más eficientes del mundo. Pero lo más importante es cómo lo hemos hecho: con una agricultura solar, limpia, basada en la luz del sol como única fuente energética, a diferencia de otros modelos intensivos en países del norte que dependen de calefacción con gas natural o combustibles fósiles.

Nuestro sistema productivo es un ejemplo claro de agricultura de precisión. Utilizamos riego por goteo, frente a sistemas de riego a manto mucho más derrochadores, optimizando cada gota de agua. Incluso hemos diseñado estructuras que recogen el agua de lluvia en los propios invernaderos, almacenándola y reutilizándola para el riego. Esto nos permite producir más alimento con menos recursos, y con un impacto ambiental mínimo.

Además, apostamos firmemente por el control biológico de plagas, utilizando millones de insectos auxiliares que actúan como defensa natural frente a enfermedades, reduciendo al mínimo el uso de productos químicos. Este enfoque convierte nuestra agricultura en una de las más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente del mundo.

Los invernaderos del Poniente almeriense, por cierto, no solo son una estructura agrícola: son la única obra humana visible desde el espacio. Y no es solo una cuestión de escala: juegan un papel relevante en la lucha contra el calentamiento global. Su cubierta blanca genera un efecto albedo similar al de los casquetes polares, reflejando la luz del sol y contribuyendo a que esta sea la única región del planeta donde la temperatura media anual no sube, sino que baja. Esto ha despertado incluso el interés de centros de innovación como Silicon Valley, que ven en este modelo un referente de sostenibilidad y eficiencia tecnológica.

Desde Agroponiente, además de impulsar todas estas buenas prácticas, participamos activamente en nuevos retos como la gestión responsable del plástico agrícola o la valorización de residuos vegetales. Un ejemplo claro es el proyecto de planta de biogás en el que vamos a colaborar, que busca dar una segunda vida a los restos de cultivos, transformándolos en energía limpia y circular.

Por supuesto, no somos ajenos a los desafíos del sector: la presión sobre los márgenes, la escasez de mano de obra, la dependencia de mercados exteriores o la necesidad de seguir mejorando en integración y competitividad. Pero si algo ha demostrado el modelo almeriense es su capacidad de adaptación. Y estoy convencido de que, con innovación, sostenibilidad y colaboración, el futuro seguirá hablándonos en clave de progreso.

La certificación y la calidad son fundamentales en los mercados actuales. ¿Qué sistemas de control y certificación tienen implementados para garantizar la calidad de sus productos?

En Agroponiente la calidad no es negociable. Es uno de nuestros pilares fundamentales y una promesa que hacemos cada día a nuestros clientes y consumidores. La calidad, hoy en día, ya no es un valor añadido: es el punto de partida. Y para nosotros, esa calidad no se limita al producto final: está presente en cada decisión, en cada proceso y en cada persona que forma parte del proyecto.

Contamos con un sistema de gestión integral que abarca toda la cadena de valor, desde el campo hasta el cliente final, con controles rigurosos y trazabilidad total en cada etapa. Y lo respaldamos con un conjunto de certificaciones internacionales que garantizan no solo la seguridad alimentaria, sino también nuestro compromiso con la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad social.

En seguridad alimentaria, trabajamos con IFS Food y BRCGS Food Safety, dos de los estándares más exigentes a nivel global. En el ámbito social, contamos con GRASP y SMETA, que garantizan buenas prácticas laborales. Y en sostenibilidad ambiental, operamos bajo GlobalG.A.P., Spring, ISO 14001, Planet Proof y LEAF, esta última especialmente rigurosa y valorada en mercados como el centro y norte de Europa. Para nosotros, GlobalG.A.P. no es un diferencial, sino un mínimo para poder formar parte de nuestra cadena de suministro.

Y si hay una certificación que resume nuestra forma de entender la empresa, es B Corp. No se trata solo de producir bien, sino de gestionar con propósito, transparencia y compromiso con nuestro entorno. Ser B Corp es asumir que la rentabilidad y el impacto positivo pueden y deben ir de la mano. Es una visión integral del negocio que nos diferencia y nos impulsa.

En definitiva, perseguimos la excelencia. Porque en Agroponiente la calidad no se controla: se construye, desde el origen y entre todos.

El relevo generacional es un desafío importante en el sector agrícola. ¿Cómo están trabajando para atraer y formar a nuevos profesionales en la empresa?

Es cierto que el relevo generacional es uno de los grandes retos que tiene hoy la agricultura, no solo en España, sino a nivel global. Durante años, el sector ha estado marcado por una imagen dura, tradicional, poco atractiva para los jóvenes. Y si no conseguimos revertir eso, corremos el riesgo de perder no solo talento, sino también conocimiento y futuro.

En Agroponiente estamos trabajando en varias direcciones para cambiar esta realidad. La primera es dignificar la imagen del campo y demostrar que hoy la agricultura es un sector tecnológico, innovador y con una enorme proyección internacional. Queremos que los jóvenes vean en ella una oportunidad profesional de valor, estable, con propósito y con impacto real.

Otro tema importante para nosotros es desarrollar una cultura de trabajo atractiva, que haga de Agroponiente un buen lugar donde trabajar y desarrollar una carrera profesional, apostando por la incorporación de talento joven en todas las áreas de la empresa, desde la producción hasta la ingeniería, la sostenibilidad, la logística o el análisis de datos. Para ello, colaboramos con centros de formación agraria, universidades y escuelas de FP dual, generando programas de prácticas, becas y empleabilidad real. Y también fomentamos la mejora interna, dando espacio a que las nuevas generaciones aporten ideas, visión digital y nuevas formas de hacer las cosas.

Pero más allá de atraer, creemos que lo esencial es formar y acompañar. En Agroponiente promovemos planes de desarrollo profesional y formación continua, porque entendemos que el talento no solo se capta, se cultiva. Y también estamos trabajando para acercar la empresa a los jóvenes agricultores, acompañando a las nuevas generaciones que se incorporan a la producción con asesoramiento técnico, apoyo comercial y herramientas que les permitan crecer con seguridad.

Nuestro objetivo es claro: que los jóvenes no solo quieran quedarse en el campo, sino que quieran transformar el campo. Y eso solo es posible si les damos razones, oportunidades y confianza.

La responsabilidad social corporativa cada vez tiene más peso. ¿Qué programas o iniciativas tienen para contribuir al desarrollo social y económico de su región?

En Agroponiente entendemos la responsabilidad social no como algo accesorio, sino como una parte esencial de nuestra manera de hacer empresa. Somos una compañía profundamente arraigada al territorio, nacimos en el Poniente almeriense y estamos convencidos de que solo tiene sentido crecer si lo hacemos junto a las personas y comunidades que nos rodean.

Nuestra contribución al desarrollo social y económico de la región se articula en varios niveles. Por un lado, generamos empleo estable y de calidad en una zona donde la agricultura es motor económico, apostando por la contratación local, la diversidad y la integración. Trabajamos con miles de agricultores de la zona, la gran mayoría de ellos pequeñas explotaciones familiares, a quienes acompañamos no solo en la comercialización, sino también en formación, asesoramiento técnico y sostenibilidad.

Desde el punto de vista social, colaboramos con entidades sociales, ONG y asociaciones locales, apoyando proyectos relacionados con inclusión, formación, deporte base o apoyo a colectivos vulnerables. Queremos ser parte activa del tejido social, no solo un agente económico.

Y todo esto bajo una visión de largo plazo, que está reconocida a través de nuestra certificación B Corp. En definitiva, nuestra responsabilidad social no son acciones puntuales, es una filosofía de empresa. Queremos generar valor económico, sí, pero también valor social. Porque si a nuestra tierra y a nuestra gente les va bien, a Agroponiente también le irá bien.

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