Menú

Trump y su autodestructiva política arancelaria

El nacionalismo económico, como todo colectivismo, lejos de ser una "liberación", siempre constituye una condena.

Trump quiere que el miércoles 2 de abril de 2025 pase a la Historia como el "Día de la Liberación de América". Sin embargo, la nueva batería de aranceles anunciada por el pretencioso presidente norteamericano, fijada entorno al 20% de media para todas las importaciones, recrudecerá una "guerra" comercial que el republicano comenzó cuando llegó en enero a la Casa Blanca y que constituirá no sólo un grave perjuicio para los países que exportan a los Estados Unidos sino también para los propios ciudadanos norteamericanos.

Y es que la política arancelaria —mal llamada proteccionista— no deja de ser un tipo de impuesto que soportarán no sólo los consumidores estadounidenses que opten por la adquisición de productos fabricados en el extranjero sino también los propios fabricantes norteamericanos de productos "made in USA" cuyos componentes por razón de calidad y/o precio son importados del extranjero.

Obviamente, esta empobrecedora política arancelaria perjudicará también a todos los productores que exportan sus productos a los EE UU como España. Especialmente dañinos, aunque no exclusivamente, serán estos aranceles para la agricultura española, ya de por sí perjudicada por la asfixiante regulación de la Comisión Europea y su delirante agenda 2030.

Por otra parte, no cabe descartar que los países perjudicados por los aranceles norteamericanos respondan a su vez con aranceles a los productos norteamericanos entrando así en una dinámica autodestructiva similar a las que se dan en muchos procesos de divorcio en los que, con tal de perjudicar al ex, el otro es capaz de perjudicarse a sí mismo. Y es que, aunque la solución a la ofensiva arancelaria de Trump no sea responder con una no menos autodestructiva batería arancelaria a los productos que importamos de los EE UU, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya ha insinuado la posibilidad de que la UE responda en ese mismo sentido.

Naturalmente, no negamos que pueda haber en esta "guerra" comercial, como en toda guerra, quien saque provecho; pero es evidente que, con ella y en términos netos, salen perjudicados el libre comercio internacional y la economía de todos los países. Y es que el nacionalismo económico de Trump no sólo desprecia las lecciones de siglos de Historia del pensamiento económico, los beneficios de la globalización y de la división internacional del trabajo, sino que contradice también su supuesta adhesión a los principios de la libre empresa y su supuesta pretensión de reducir la presión fiscal y el gasto público en los Estados Unidos.

Todavía es pronto para cuantificar su perjuicio, pero lo que ya se puede advertir es que el nacionalismo económico, como todo colectivismo, lejos de ser una "liberación", siempre constituye una condena.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad