
Desde que Pedro Sánchez llegó al poder, la voracidad fiscal del gobierno ha alcanzado niveles sin precedentes. Así lo acredita el Impuestómetro 2025, informe elaborado por el Instituto Juan de Mariana que un año más pone cifras concretas a un saqueo tributario que asfixia a familias, empresas y trabajadores. Su publicación coincide, además, con el inicio de la campaña del IRPF.
En apenas seis años, España ha incrementado su carga fiscal en 1,9 puntos del PIB, mientras que el conjunto de la Unión Europea ha recortado su presión fiscal en 0,9 puntos. Catorce de los veintisiete países miembros han bajado impuestos, incluyendo economías tan relevantes como Alemania, Dinamarca, Francia, Países Bajos o Suecia. Aquí, en cambio, la tónica ha sido la contraria: España tiene ahora más impuestos y más cotizaciones.
El aumento acumulado de la recaudación desde 2019 asciende a 127.744 millones de euros. Si se mide en términos reales, la factura derivada de este estallido fiscal se sitúa en 1.223 euros por persona y 3.079 euros por hogar. Pero, ¿a cuánto asciende el peso de los principales impuestos y de las cotizaciones sobre el salario que percibe un trabajador medio en España?
El informe del IJM parte de esta premisa y constata que el coste laboral total de un trabajador que cobra el sueldo medio asciende en 2025 a 39.480 euros anuales. De esta cifra, el Estado se queda con 9.243 euros en cotizaciones a cargo de la empresa, 1.959 euros en cotizaciones del trabajador, 4.270 euros en IRPF y 2.942 euros en IVA. Es decir, solo estos tres impuestos absorben el 47,8 % del coste total: 18.865 euros al año. Esto significa que, para que un trabajador pueda gastar 100 euros, su empleador debe abonarle antes 191,57 euros.
Pero la sangría tributaria no termina ahí. Si sumamos el impacto de los impuestos municipales (IBI y otros), que promedian 705 euros al año por contribuyente, y la incidencia del Impuesto de Sociedades sobre los salarios (928 euros anuales), la presión fiscal sobre el sueldo medio sube hasta los 20.678 euros, un 52,4 % del coste laboral total. Y si añadimos el esfuerzo fiscal diferido a través del déficit y la deuda pública (otros 929 euros anuales), el total asciende a 21.607 euros por trabajador medio, lo que representa el 54,7 % del salario completo.
Sobre la inflación y la "armonización"
El gobierno ha intentado minimizar el impacto del IRPF alegando que el tipo medio no ha crecido significativamente. Pero esto es engañoso. No solo ha subido un 13 % bajo Sánchez, sino que la recaudación ha aumentado un 47 % entre 2019 y 2023, a pesar de que las bases imponibles solo han crecido un 30 %. La diferencia, una subida del 57 %, se explica por la no deflactación del impuesto, que actúa como una trampa recaudatoria silenciosa. Este mecanismo de "progresividad en frío" ha supuesto un golpe de 563 euros por persona, para un total de 27.600 millones extraídos de los bolsillos de los contribuyentes.
Y el plan es seguir subiendo impuestos. El Ejecutivo de coalición defiende la necesidad de "armonizar" la presión fiscal española con la media de la UE. Para ello, el IJM calcula que haría falta recaudar 44.940 millones más al año, o lo que es lo mismo: 2.747 euros adicionales por hogar. Pero este argumento ignora dos realidades clave: que la renta per cápita española está por debajo de la media europea, y que nuestra tasa de paro casi dobla la comunitaria. Si se aplicasen en España los tipos impositivos de Alemania, el contribuyente medio pagaría 3.578 euros menos al año. Si el modelo fuese el danés, el ahorro ascendería a 4.677 euros.
La falsa retórica del gobierno
El relato oficial sostiene que "los ricos" no pagan lo suficiente - pero los datos que aporta el informe lo desmienten. El 5,2 % de los declarantes, con ingresos superiores a 60.000 euros, genera el 41,7 % de toda la recaudación del IRPF. Por el contrario, las rentas inferiores a 21.000 euros representan el 56,1 % de los declarantes, pero solo aportan el 8 % del total. Si consideramos todos los impuestos y descontamos las ayudas públicas, el grueso del Estado del Bienestar lo financia el 20 % con mayores ingresos.
Desde la llegada de Sánchez a La Moncloa, se han producido 94 subidas de impuestos y cotizaciones, sin contar el efecto de la no deflactación. Este frenesí confiscatorio contrasta con lo ocurrido en la Comunidad de Madrid, donde entre 2019 y 2025 se han aprobado 90 bajadas de impuestos. Y si ampliamos la mirada a las últimas dos décadas, encontramos 144 rebajas fiscales en la región, con un impacto acumulado de casi 75.000 millones.
La inseguridad jurídica también ha aumentado. Las reformas fiscales constantes han disparado los litigios: cada año se presentan más de 200.000 reclamaciones ante los Tribunales Económico-Administrativos. Entre 2021 y 2023, los casos crecieron un 20 %. Y en el 40 % de los procedimientos, los tribunales fallan a favor del contribuyente.
El Impuestómetro del Instituto Juan de Mariana también analiza la evolución del IRPF desde 2008. La conclusión es clara: la falta de deflactación ha incrementado de forma notable el tipo efectivo abonado, con subidas de entre el 45 % y el 60 % en todos los tramos de renta.
Más allá del discurso ideológico, los datos no mienten: el peso del Estado no ha dejado de crecer y lo hace a costa del esfuerzo de quienes trabajan, producen y emprenden. El atraco fiscal es real. Y ya nos cuesta, de media, 21.607 euros al año.