La visita a EEUU del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para reunirse con el secretario del Tesoro, Scott K.H. Bessent, concluyó esta semana con un escueto comunicado que rebajó considerablemente la ostentación del Gobierno con el encuentro.
Con cierta frialdad hacia nuestro país, el Ejecutivo de Donald Trump hizo por escrito a España dos exigencias: más gasto en defensa y fulminar la polémica Tasa Google.
En concreto, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos relató que "durante sus conversaciones" con Cuerpo, el secretario Bessent se había limitado a solicitar "un mayor gasto en Defensa por parte de España en el contexto de la OTAN" y a insistir en "la oposición continuada de Estados Unidos al impuesto sobre los servicios digitales aplicado por España".
Primer impuesto de Sánchez e Iglesias
Cabe recordar que este tributo, conocido como Tasa Google, fue (junto a la Tasa Tobin) el primer impuesto creado y acordado por el Gobierno de Coalición de PSOE y Podemos en el año 2019. En el año 2020, quedaron aprobados estos gravámenes, y en el 2021, el Gobierno de Pedro Sánchez empezó a cobrarlos. España fue pionera en su aplicación en Europa.
La tasa Google recae sobre las compañías tecnológicas que obtienen más de 750 millones de euros en ingresos globales y más de 3 millones de euros en España. Estas compañías pagan un 3% al fisco. Así, la tasa Google afecta, sobre todo, a empresas estadounidenses –como Facebook, Apple, Amazon o Google– .
El impuesto odiado por Trump
Durante su primer mandato, Donald Trump ya mostró su ferviente rechazo al impuesto de Sánchez. Ahora, en plena ofensiva arancelaria, EEUU vuelve a cargar contra la Tasa Google tras la reunión con Carlos Cuerpo.
Durante todos estos años con el tributo en vigor, la indignación entre las empresas afectadas se ha hecho patente. Su carácter discriminatorio frente a otros sectores, que afecte directamente a las pymes, que son las que venden a través de estas plataformas, o su traslado al consumidor final han sido las críticas más recurrentes contra la tasa Google en los últimos años.
Geolocaliza usuarios
Otra polémica alrededor del impuesto tan odiado por Trump es que Hacienda necesita geolocalizar a los ciudadanos a través de sus teléfonos móviles para llevar a cabo el cobro. La razón es que necesita determinar qué operaciones se realizan en territorio español.
Y es que, las compañías tecnológicas se ven obligadas a geolocalizar el dispositivo de sus clientes para determinar desde dónde se ha producido la compra y después tienen que enviar los datos a la Agencia Tributaria. Si es en España, Hacienda reclama su parte.
Fuentes de la Agencia Tributaria explicaron a este periódico hace años que los datos de geolocalización no llegan al fisco sistemáticamente. Serían los sujetos pasivos del impuesto (las tecnológicas) las que calculan los clientes que tienen en España mediante geolocalización, y con esos datos, determinan la cuantía del impuesto a pagar. Eso sí, las compañías deben guardar dichos datos por si Hacienda se los requiere, por lo que estaríamos ante otra nueva herramienta de control.
Fiasco recaudatorio
A nivel recaudatorio, lo cierto es que la tasa Google ha supuesto un auténtico fiasco para el departamento que dirige María Jesús Montero.
De los 1.200 millones de euros al año que pretendía recaudar Hacienda inicialmente con la tasa Google, el año 2024 se saldó con 375 millones ingresados, según los datos de la Agencia Tributaria de cierre de año. Aunque esa cifra supera en un 23,8% la recaudación de 2023, el Gobierno habría recaudado tres veces menos de lo previsto
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