
Aunque aún no están claras las causas del desastre energético vivido este lunes en España, sí han revelado las vulnerabilidades del sistema eléctrico español y mostrado por qué, como avisan los expertos, un sistema con un muy elevado porcentaje de generación renovable es más difícil de gestionar ante incidencias graves.
La red eléctrica tiene que estar siempre en perfecto equilibrio entre la oferta eléctrica y la demanda y la misión de Red Eléctrica es velar por su equilibrio constante, anticipándose a los cambios de demanda para evitar oscilaciones que puedan provocar sobrecargas o caídas en la generación que puedan acabar en apagones.
En esa misión de mantener ese equilibrio, las tecnologías tradicionales (centrales térmicas, nucleares e hidroeléctricas) tienen un papel fundamental mientras que la eólica y fotovoltaica presentan carencias como su nivel de dispersión, su imprevisibilidad y disponibilidad intermitente y el hecho de que no son inerciales: tanto una tecnología como otra hacen que sea difícil garantizar que se mantenga el movimiento periódico regular que garantiza una frecuencia estable y la estabilidad de la red.
Por este último factor un sistema cien por cien renovable es imposible: en las centrales convencionales, como las de ciclo combinado o las nucleares, la electricidad se genera haciendo girar enormes turbinas conectadas a un alternador capaz de generar una corriente alterna de gran potencia que luego se traslada a la red. Esas grandes turbinas generan un movimiento regular y constante que facilita la estabilidad de frecuencia de la red minimizando incidentes.
Por el momento Red Eléctrica ha señalado que el colapso se produjo por "una fuerte oscilación de los flujos de potencia" del sistema eléctrico español "acompañado de una pérdida de generación muy importante", que llevó a la desconexión con Francia. "Como resultado de esta desconexión y el grave desequilibrio de generación de banda que había en nuestro sistema eléctrico finalmente el sistema eléctrico colapsó llevando a una situación de ausencia de tensión en los puntos de suministro tanto del sistema eléctrico peninsular español como el portugués".
A falta de que se conozcan más datos sobre el detonante de la situación, analistas y medios ya están alertando de los "riesgos" de la transición hacia un modelo energético con un peso excesivo de las renovables, que están haciendo que el sistema sea más vulnerable y complejo de gestionar. Cabe recordar que el gran apagón llegó con más de la mitad del parque nuclear apagado ante la fuerte generación renovable de los últimos días, un fenómeno habitual en primavera al que se sumaba la alta generación hidroeléctrica por las lluvias.
Cofrentes y Almaraz pararon en Semana Santa por motivos económicos, una situación ante la que cabe recordar cómo en otro momento de gran tensión para el sistema, la DANA, Cofrentes y los ciclos combinados tuvieron un papel esencial para evitar un gran apagón. Ante las tensiones y la brusca caída de la demanda y la caída de los sistemas, una bajada en la carga del reactor y el rápido encendido de varias centrales de ciclo combinado. (la flexibilidad es una de las grandes virtudes del gas) evitaron en ese momento el desastre.
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