El gigante tecnológico Alphabet, matriz de Google, cerró la jornada del miércoles con una caída del 7,5% en el NASDAQ, lastrado por las declaraciones realizadas por Eddy Cue, vicepresidente senior de servicios de Apple, durante su comparecencia en el juicio antimonopolio que enfrenta a Google con el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Cue confirmó que las búsquedas realizadas desde el navegador Safari (predeterminado en los dispositivos de Apple) experimentaron en abril un descenso por primera vez, algo que la compañía atribuye directamente al auge de nuevas herramientas de inteligencia artificial, como ChatGPT o Perplexity AI. Pero la verdadera conmoción llegó cuando el ejecutivo de Cupertino reveló que Apple está explorando la posibilidad de incorporar estos sistemas de IA como motores de búsqueda alternativos en futuras versiones de su navegador.
Este movimiento amenaza directamente el multimillonario acuerdo que Apple mantiene con Google, cifrado en unos 20.000 millones de dólares anuales, por el cual el buscador de Alphabet ocupa la posición de referencia en todos los dispositivos iOS. De materializarse la ruptura, no solo supondría un duro golpe a los ingresos publicitarios de Google, sino también una transformación estructural en el modelo de negocio que sostiene su dominio en el mercado de búsquedas online.
Durante el proceso judicial, Cue explico que los motores basados en IA no solo representan una opción válida, sino que acabarán sustituyendo a los modelos tradicionales. Entre los nombres que Apple baraja como posibles aliados destacan OpenAI, Perplexity y Anthropic, aunque también se contempla la integración del propio Gemini, el agente conversacional de Google, que podría incorporarse a finales de este mismo año.
La noticia ha generado inquietud entre los inversores, conscientes de que Alphabet depende en gran medida de los ingresos derivados de su buscador, cuya posición privilegiada podría verse erosionada si Apple decide diversificar sus opciones y reducir su dependencia de Google.
Mientras tanto, Apple ya permite el uso de ChatGPT en Siri y continúa dando pasos firmes hacia una estrategia que refuerza el protagonismo de la IA en sus productos. Un cambio de paradigma que no solo tensiona su relación con Google, sino que reconfigura el tablero competitivo de la tecnología en la era post-buscador.
Las Big Tech redibujan su futuro con la inteligencia artificial como protagonista
La inteligencia artificial se ha convertido en el corazón de la estrategia de las grandes tecnológicas. Desde 2023, compañías como Microsoft, Meta, Amazon, Alphabet o Apple han reorganizado prioridades, presupuestos e incluso modelos de negocio para colocar a la IA en el centro de su crecimiento.
Microsoft es, hasta la fecha, uno de los grandes beneficiados. En su último trimestre fiscal, la compañía de Redmond ingresó más de 70.000 millones de dólares, impulsada por el crecimiento de Azure, su división de servicios en la nube, que subió un 33%. Más de la mitad de ese avance está directamente vinculado a cargas de trabajo relacionadas con inteligencia artificial. Además, ha comenzado a monetizar Copilot, su asistente basado en IA, con licencias de hasta 30 dólares mensuales por usuario, una vía que refuerza sus ingresos por suscripción.
Meta, por su parte, ha dejado en segundo plano su proyecto de metaverso para centrarse de lleno en la IA. La compañía liderada por Mark Zuckerberg ha incrementado su inversión en centros de datos hasta un rango previsto de entre 64.000 y 72.000 millones de dólares para 2025. Su objetivo: mejorar su capacidad publicitaria mediante herramientas de segmentación y generación de contenido impulsadas por inteligencia artificial. En el último trimestre, cerca de un tercio de los anunciantes ya usaron imágenes generadas por IA, y su nuevo sistema de recomendación para Reels ha elevado las tasas de conversión en un 5%. Otro ejemplo sería que Meta ha ampliado la disponibilidad de la traducción en tiempo real de las gafas Ray-Ban Meta, que ahora puede utilizarse en "todos los mercados", y ha traído el acceso a su asistente Meta AI a los países de la Unión Europea.
Amazon, mientras tanto, ha reforzado alianzas con firmas como Anthropic y ha redoblado sus esfuerzos en servicios de IA a través de AWS, mientras que Alphabet ha logrado mantener su dominio en la publicidad digital gracias a soluciones como AI Overviews y Circle to Search, integradas en su motor de búsqueda. Aunque los chatbots como ChatGPT representan una amenaza para su hegemonía, la compañía dirigida por Sundar Pichai ha respondido con el despliegue de Gemini, su modelo de lenguaje más avanzado hasta la fecha. En palabras del propio Pichai, "tenemos el mejor modelo del mercado según muchos indicadores".
Alphabet refuerza su apuesta por chips propios tras el impacto de la IA DeepSeek
Aunque el terremoto provocado por DeepSeek tuvo lugar hace ya varios meses, sus efectos aún se dejan sentir en los mercados tecnológicos y en las decisiones estratégicas de las grandes compañías. Esta IA de origen chino, que debutó como una alternativa de código abierto y bajo coste frente a ChatGPT, desestabilizó temporalmente a los gigantes estadounidenses: Nvidia, Microsoft, Alphabet y Broadcom sufrieron pérdidas bursátiles de gran magnitud, con Nvidia perdiendo más de 400.000 millones de dólares de capitalización en apenas unas jornadas. El modelo, entrenado en solo 55 días y con un presupuesto de 6 millones de dólares, fue descargado más de 1,6 millones de veces en países como Estados Unidos, Reino Unido o Australia, y desató una ola de incertidumbre sobre la sostenibilidad del actual modelo de negocio de la IA.
En ese contexto de creciente presión competitiva, Alphabet ha comenzado a diversificar su estrategia en semiconductores para inteligencia artificial. Según ha revelado The Information, la compañía trabaja ya en una nueva generación de sus propios chips TPU (Tensor Processing Units) en colaboración con MediaTek, uno de los principales fabricantes taiwaneses del sector. Estos nuevos chips verán la luz en 2026 y se suman a la sexta generación de TPUs lanzada por Google a finales del año pasado, con la que busca ofrecer a sus clientes de Google Cloud una alternativa sólida a los omnipresentes procesadores de Nvidia.
Esta autonomía tecnológica es vista como una ventaja competitiva clave frente a otros actores del sector, como OpenAI o Meta, que siguen dependiendo en gran medida de la cadena de suministro de Nvidia. En definitiva, Alphabet refuerza su posición no solo como desarrollador de soluciones de IA, sino también como proveedor de la infraestructura necesaria para sostenerlas. Una jugada que puede marcar la diferencia en una carrera cada vez más reñida, donde la capacidad de diseñar y controlar cada capa de la tecnología se está convirtiendo en el verdadero campo de batalla.