A la hora de analizar los problemas de la “ilusión fiscal”, es común hablar de los impuestos indirectos. Un ejemplo de este caso lo tenemos en los países escandinavos, donde los “Estados del Bienestar” fueron creados principalmente gracias a esta vía de ingresos tributarios. Lo vemos en las dos siguientes tablas, que reflejan el peso de los impuestos visibles (línea amarilla) y los tributos no visibles (línea gris) en la recaudación tributaria total (línea azul) de dos países escandinavos: Suecia y Finlandia.
Otra forma de crear una “ilusión fiscal” es bajando impuestos y/o ampliando el gasto sin guardar la estabilidad presupuestaria. De esta forma, el contribuyente recibe más y más beneficios sin plantearse si esto es sostenible. A menudo, los votantes premiarán a gobiernos que gastan más, no menos, pero esto nunca será sostenible a largo plazo. Es por eso que, a más “ilusión fiscal”, peores decisiones por parte de los contribuyentes y peores perspectivas financieras a largo plazo para el sector público.
El fallecimiento del Profesor Buchanan debería recordanos la importancia de las lecciones que nos deja la Escuela de Elección Pública. Recuerdo que, en marzo del pasado año, compartí una animada tertulia sobre “public choice” con mis admirados Pedro Schwartz y María Blanco. Hoy recuerdo esa interesante conversación y confío en que las enseñanzas de Buchanan, Tullock, Niskanen y tantos otros sigan iluminando nuestro análisis económico cotidiano.
Artículos de interés:
- “James Buchanan y los límites del poder político“, Juan Ramón Rallo.
- “El Ignorante Racional“, Aparicio Caicedo.
- “James Buchanan, in memoriam“, Francisco Cabrillo.
- “Política sin romanticismos“, Gabriel Calderón de Burgos.
- “James Buchanan, in memoriam“, Jesús Huerta de Soto.