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Contra los milagros

Ahora se confía en que los obispos laicos de otro Palmar de Troya, unos santones hipersubvecionados que se hacen llamar “interlocutores sociales”, resuelvan el desempleo echando unas firmas en un papelito.

berdonio dijo el día 24 de Enero de 2012 a las 15:55:

Las tesis del señor Domínguez no son opiniones más o menos plausibles sino auténticos errores de bulto. Confunde productividad con rentabilidad. La productividad se puede definir como la producción referenciada a una magnitud base, como el tiempo o los recursos empleados. Digamos que es la facilidad con que se producen bienes y servicios. La rentabilidad es un concepto más económico: la relación ganancia-pérdida por unidad de producción. Viene a ser una ponderación del negocio que supone la actividad productiva.

Ambas dimensiones suelen estar correlacionadas, pero no necesariamente. Un sistema o factor puede ser muy productivo y a la vez poco rentable, y viceversa. A la hora de contratar a un trabajador, lo que le interesa al empresario no es la productividad del mismo, sino su rentabilidad, es decir, si va rendir en términos económicos más de lo que le cuesta. Es cierto que un sistema más productivo acaba convirtiendo en rentable lo que antes no lo era, pero eso no contradice, sino que confirma, que para lograr el pleno empleo lo relevante es el criterio de rentabilidad, influyendo la productividad sólo de manera indirecta o en la medida que puede afectar eventualmente a la primera.

Además, la productividad no es manipulable políticamente a corto plazo; la rentabilidad, sí. Basta con que la política retire sus sucias manos del mercado, para que cualquier trabajador encuentre empleo con sólo no exigir unas condiciones laborales que constituyan un problema más que un beneficio a quien le contrate.

Si en la época que cita Domínguez había menos desempleo en Europa sólo podía deberse a que el factor trabajo era más rentable, con independencia de su mayor o menor productividad, si no por flexibilidad del mercado laboral, sí porque partía de unos costes laborales en conjunto mucho más bajos. El crecimiento de productividad europeo fue consecuencia de un empleo rentable promotor de un beneficio empresarial que capitalizó la economía, no causa.

paserifo dijo el día 23 de Enero de 2012 a las 15:27:

¿Productividad? ¡Pero si está aumentando, Pepe! En los cocientes, ya se sabe, si baja el denominador, sube la cantidad final que sea expresada.

Y si empezaran a contratarse a cientos de miles de españolito, ¿no bajaría la productividad?

Lo que usted, querido Pepe, quiere decir es que los españoles tenemos que trabajar de forma más eficiente (no más horas, sino más intensamente cada hora), y por menos dinero. ¿Y eso va a crear puestos de trabajo? ¡No! Para crear puestos de trabajo hay que bajar los impuestos a las empresas y a los autónomos, a fin de que puedan invertir en sus respectivos negocios en vez de tener que sufragar al Estado.

En España hay mucha oferta de trabajo, pero poca demanda. Mejor dicho, hay mucha demanda, pero en condiciones que los sindicatos, que son los nuevos amos de los esclavos, no quieren admitir. O se baja el coste de contratación, o se promueve la emigración de diez millones de españoles. Porque, claro está, no vamos a cometer la salvajada de deportar a todos los moros, rumanos e hispanoamericanos que han tenido el mal gusto de venirse a vivir a esta bendita tierra tan mal gobernada.

El Estado acapara todas las vías de financiación y excluye a las empresas: los bancos prefieren prestar dinero al Estado antes que a los empresarios. A su vez, el Estado se nutre de lo que le roba a las empresas y a las personas físicas, para pagar los intereses de los bancos. Porque no sería «justo» subir los impuestos a los bancos, que son tus acreedores: acabarías pagándoles lo que le debes con dinero que les has quitado.

Me parece bien que intente picar al personal para que piense, pero está clarísimo que usted no cree lo que ha escrito. Usted sabe perfectamente que para que su tesis se realice hay que liberalizar el trabajo y hay que bajar los impuestos, las cotizaciones sociales, las tasas y suspender las diecisiete autonomías. España debe ser una unidad de mercado en sus fronteras, debería eliminar los aranceles y comerciar libremente con todos los países. Los españoles debe poder irse a trabajar sin que un fanático les prohíba hablar su idioma. No se puede empezar la casa por el tejado: la productividad no subirá si no se liberaliza el mercado laboral.

Dios le bendiga.

KingCreo dijo el día 23 de Enero de 2012 a las 12:36:

Bravo Domínguez, les ha dado de nuevo "en toda la bemba" como dicen los isleños. De la misma manera que los desenmascaró con sus liberalizaciones con aquella crisis del 187 y tantos al 90 y tantos, y eso sin estado del bienestar, bancos centrales, etc. Claro que entonces el mundo era más pobre y creo que muy pocos se percatarían de ella. Pero ahí está.
Y muchos siguen olvidando que durante la época de "Ansar" 3 de cada cuatro empleos en Europa se creaban en España y las rigideces laborales eran mayores.
Nuestra crisis de empleo es estructural, al estar basada la actividad en el dichoso "ladrillo" que erupcionó gracia a los manejos financieros desde EE.UU. Ahí ya hubo otra crisis inmobiliaria en los 80, pero pocos la recuerdan.
Otros países europeos menos implicados con la construcción no tienen nuestras tasas de desempleo. O nuestro tejido industrial cambia, o seguiremos más o menos igual por muchas reformas laborales ques e hagan. Como bien apuntó usted en otra columna: para dar carnaza a la ira bíblica de los mercados y su profeta Angela Merkel.

Vulkan dijo el día 23 de Enero de 2012 a las 12:24:

En España no existe ninguna rigidez en el mercado laboral para contratar, solo existe para despedir a los que tienen contratos fijos de los de antes. Puedes contratar a quien te pete con un contrato basura por horas, días, obra, formación, etc., etc. sin ningún derecho a indemnización.
Lo que no puedes es tirar a la gente mayor que lleva muchos años en la empresa, con sueldos elevados (para el criterio del empresario normalmente asocial español), cobrando trienios y quinquenios de los de los convenios colectivos (que no se aplican a la gente con contratos más modernos). Es verdad que esa gente en algunos casos tiene una productividad bastante baja (por vagancia, estar resabiados, mala salud, incapacidad de adaptarse a nuevas tecnologías, etc.).
Cambiar la legislación laboral, facilitando el despido de todo el mundo, solo traería de entrada mucho más paro. Algunos piensan que es la única solución para que las empresas se saneen y aumente la productividad por la vía del coste salarial. El gobierno no quiere asumir el problema social que se plantearía si se van a la calle medio millón de personas con más de 50 años que ya nunca podrán conseguir un empleo en su vida.
Esa es la historia y no otra. No existe, pues, ningún problema de legislación laboral para que un 'emprendedor' monte ahora mismo una empresa. Si en España nadie monta empresas será por otros motivos, no porque a nadie le dé terror contratar.

berdonio dijo el día 23 de Enero de 2012 a las 11:51:

¿Y cómo se mejora la productividad sin hacer milagros? ¿No será liberalizando el mercado de trabajo?

Es más, aunque pudiéramos capitalizarnos con sólo chasquear los dedos y aumentar enormemente nuestra productividad (antes, la falacia era que las máquinas y la eficiencia causaban despidos), seríamos sin duda mucho más ricos, pero padeceríamos idéntico desempleo si las exigencias sindicales se incrementaran a la par. Esto quiere decir que el empleo depende de dos factores, a saber, el rendimiento y el coste laboral. Cuando el coste del trabajador supera su rendimiento, no será contratado. No hay más misterio.

Domínguez, en contra del más elemental sentido común, sostiene que el paro se debe a una raquítica productividad. Pues no. Aunque ésta fuera mucho menor, como hace ocho siglos, por ejemplo, con un mercado laboral libre todo el mundo estaría trabajando. Viviríamos como ratas, pero trabajando como diablos.

Ahora bien, si con una productividad medieval sufriéramos el, en términos relativos, desmesurado salario mínimo de hoy, estaríamos todos en la sumergida, porque seguro de desempleo no habría ni creo que aceptásemos morirnos de hambre.

Dirá Domínguez que, manteniendo los costes laborales, al incrementarse el rendimiento del trabajador ya sería rentable contratarlo; el problema es que los sindicatos tienen el inveterado vicio de recrudecer las exigencias al tiempo que la productividad mejora. Pero, sobre todo, lo que debería tener presente Domínguez es que el factor que resulta más realista manipular son los costes laborales, porque algo así como bebernos la pócima de Astérix no parece posible.

No sé qué explicación tendrán las evidencias empíricas del señor Domínguez, pero sí que errará cada vez que trate de interpretarlas contra la lógica.

TheFlash dijo el día 23 de Enero de 2012 a las 08:37:

España se encuentra con una tasa estructural de desempleo bestial a partir de la ‘Reconversión industrial’, otra ración de neolengua del felipismo, que no fue más que un cierre masivo de la industria para poder entrar en el Mercado común europeo.

Aquellos fenómenos estatistas, doctos de la economía, sin ninguna experiencia empresarial, Boyer, Solchaga y demás sabios –sic- dejaron un páramo industrial justo en el momento en que España optaba por el modelo esterilizante burocrático-cortesano-territorial. Una combinación letal: Cierre por decreto sumado a la absorción de capitales y recursos financieros para soportar el salto de los 800 mil funcionarios a los 3 y medio.

Cualquier anarcolactante le dibuja en el mapa la ruta. De hecho, los anarcolactantes ya dibujaban la ruta antes de caminarla. Capacidad de anticipación y lógica sin prosodia vacía.