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Francisco Capella

El lenguaje sindical

El lenguaje es una potente herramienta que permite la comunicación entre los seres humanos, pero su uso inadecuado resulta muy peligroso: ciertas personas y colectivos no tienen escrúpulos a la hora de pervertirlo en su provecho para poder vivir a costa de los demás, fingiendo ser las víctimas para ocultar que son los agresores.

Los sindicatos son grupos de interés que buscan su propio beneficio (aunque según ellos, hablan en nombre de todos los trabajadores y todo lo hacen por el bien de los ciudadanos) y que utilizan como herramienta política la distorsión sistemática del lenguaje. Su talismán favorito es el término "social", adjetivo que añaden a todo lo que pueden para intentar aparentar legitimidad ética. Así llaman avances o conquistas sociales a múltiples obstáculos institucionales a la creación y distribución de riqueza mediante la acción humana y la creatividad empresarial. Llaman protección social al sistema coactivo de redistribución de riqueza del cual ningún trabajador puede escapar: pensiones públicas fraudulentas y seguros de desempleo que fomentan la inactividad y la dependencia.

Llaman fomento del empleo estable a impedir la libertad de contratación y despido, provocando rigidez e ineficiencia en el mercado laboral. Llaman reducción de la jornada laboral a prohibir a quien lo desee trabajar más de un determinado número de horas. Llaman derecho a la negociación colectiva a la ausencia de derecho de cada trabajador a la negociación individual con la empresa. Llaman huelga legal a un incumplimiento de contrato mediante el cual presionan de forma coactiva al empresario para obtener mejoras en las condiciones laborales. Llaman piquetes informativos a grupos de activistas que amedrentan a los trabajadores que se niegan a participar en una huelga.

Llaman concertación o diálogo social al privilegio legal mediante el cual los sindicalistas, a pesar de su muy escasa representatividad, además de su voto democrático en las elecciones tienen privilegios políticos añadidos para influir sobre los contenidos de las leyes laborales. Llaman apoyo al diálogo social a manifestaciones y huelgas donde lo que se busca es mostrar el daño que se puede hacer, su capacidad de presión. Llaman paz social a la rendición incondicional a sus pretensiones. Se oponen a la liberalización de la economía, ya que según ellos condiciona la negociación social. Negociar con los sindicatos para obtener paz social es equivalente a aceptar las exigencias de los violentos para no ser agredidos.

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