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Francisco Capella

Ibarra desbarra

El presidente de la Junta de Extremadura, el socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha decidido imponer un impuesto a los bancos que operan en su región, gravando fiscalmente la captación del ahorro de los extremeños que no se reinvierta en proyectos productivos mediante créditos a otros extremeños. Es decir, que Ibarra quiere chupar la sangre de los bancos que consiguen fondos en Extremadura y los invierten en otros lugares.

Si Extremadura no es un buen sitio para invertir, tal vez sea por culpa de sus impresentables gobernantes. Si Rodríguez Ibarra fuera coherente, aplicaría ese impuesto no sólo a los bancos, sino también a los inversores particulares que se llevan su dinero fuera de la región. Sería interesante ver el efecto electoral de esa coherencia, además de investigar dónde invierten su dinero los políticos socialistas de esta comunidad autónoma.

Los principales perjudicados por esta agresión a la libertad serán los ciudadanos de Extremadura, que encontrarán más dificultades para que sus recursos económicos sean utilizados de la forma más valiosa. Se trata de una medida propia del más rancio mercantilismo que muestra los desastres a los que puede dar lugar la autonomía fiscal.

Seguramente esta medida única en España no se lleve a cabo, porque parece inconstitucional y va contra la normativa europea de libre circulación e instalación de entidades financieras. Pero Ibarra es conocido como maestro demagogo, y atacar a los bancos y a los ricos puede ser un mensaje político popular para las clases bajas e incultas que son su reserva de votos: "Hay que sacar el dinero de aquel que lo tiene". Qué listo en darse cuenta de que de donde no hay no se puede sacar. Como cree el ladrón que todos son de su condición, Ibarra afirma que los bancos "recaudan" en Extremadura (sobran comentarios). Y encima cometen el pecado de "enriquecer o mejorar la situación de sus accionistas", por lo cual deben ser castigados.

Se librarán las cajas de ahorros porque no tienen accionistas y destinan parte de sus beneficios a obra social en la región. Hablando en cristiano: porque los dueños son los propios políticos, las cajas hacen lo que les mandan y no van a ser tan tontos de quitarse poder a sí mismos. Además "si hay bancos que deciden hacer obra social, ese importe se les deduciría del impuesto". Pórtense bien, banqueros, y les perdono parte del castigo.

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