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Luis Hernández Arroyo

El dólar

tarde o temprano, el poder militar de EEUU en la zona se verá desafiado por China. EEUU es, de momento, el único garante de que China no invada Taiwán, pero no parece probable que lo sea eternamente

En un artículo reciente, analizábamos el déficit exterior de EEUU poniendo el énfasis en la política cambiaria de los países asiáticos, especialmente China. Tras 6 años de fijar su divisa con el dólar a base de comprar dólares, China ha logrado aumentar progresivamente su competitividad, a la par que reducía sensiblemente la de EEUU. El resultado ha sido: un superávit creciente de China (hasta 57 m.m de dólares, el 3,5% del PIB), un déficit creciente de EEUU (60 m.m de dólares, un 5,6% de PIB), y unas reservas acumuladas por el banco central chino de 600 m.m de dólares. Por varias razones, pero sobre todo por la primacía del poder político sobre los mercados, llamábamos a esta política neo-mercantilista. Ahora bien, una pregunta dejábamos en el aire: ¿Por qué EEUU se mostraba tan pasivo y no reaccionaba a lo que le supone una creciente dependencia financiera exterior? Al menos oficialmente, las voces más autorizadas de EEUUU han reiterado su interés en que al dólar se le permitiera depreciarse para corregir el déficit, pero no han amenazado, hasta ahora, con tomar represalias.
 
Un artículo reciente de Philip Coggan (Financial Times) aporta algunas sugerencias que explicarían, al menos, parte del misterio: EEUU estaría muy interesado en mantener el status quo actual, por motivos también en gran parte extraeconómicos. Sí, China se beneficia de un cambio artificialmente depreciado, pues es una invitación a las marcas extranjeras a instalarse allí, fabricar el producto a bajísimos costes laborales, y reexportarlo con un margen protegido por el tipo de cambio favorable. A ello se añade una estabilidad cambiaria que protege el valor de la futura desinversión. Es decir, China atrae capital y tecnología, crea empleo cada vez más cualificado, mantiene el control financiero exterior... ¿Costes para China? Al menos aparentemente, ninguno, pues las lógicas presiones inflacionistas las ha controlado, como explica el Institute of International Finance (IIF), restringiendo la oferta monetaria y, naturalmente, con medidas políticas, como limitaciones administrativas en el mercado del suelo ¡Ventajas de ser una dictadura que puede compartimentar los mercados!
 
¿En qué se beneficia EEUU? Aquí viene la sugestiva argumentación de Coggan, que da un salto de perspectiva y pasa de una visión económica a una estratégica: tarde o temprano, el poder militar de EEUU en la zona se verá desafiado por China. EEUU es, de momento, el único garante de que China no invada Taiwán, pero no parece probable que lo sea eternamente. Por ello, EEUU y China parecen tener un interés común, por el cual la primera potencia actual cede una parte de su mercado interno a China, y la futura potencia renuncia (por ahora) a sus ambiciones expansionistas; eso sí, China financia con su excedente exterior el déficit USA comprando bonos del Tesoro USA. Y eso es lo que vemos: el déficit USA es enorme, la prima de riesgo de invertir en dólares debería ser grande, pero el tipo de interés para los bonos del Tesoro es extrañamente bajo (en torno a 4% a 10 años la semana pasada). Es decir, EEUU está encontrando fácil financiación para sus déficit gemelos. (Una verdadera alianza de civilizaciones, dirían algunos.)
 
Naturalmente, esta inquietante perspectiva –aparte de mostrar, una vez más, cuánto más compleja es la realidad que lo que sugiere el análisis académico– abre un abanico amplísimo de sugerencias y cuestiones. La primera es inmediata: ¿hasta cuando es sostenible este pacto de interés mutuo? ¿No está vendiendo EEUU el futuro a cambio de nada? ¿O es que confía en que la penetración del capitalismo USA en China acabe por hacer de este país un aliado futuro? Probablemente, EEUU ahora no pueda seguir otra vía.
 
En todo caso, esto refuerza lo que se aventuraba en el artículo anterior: hay motivos para pensar que el dólar, si se deprecia, será frente al euro, lo cual es un desastre para Europa, que pagará la factura, en términos de PIB y empleo, de los entendimientos estratégicos entre ambas potencias. Claro que ¿por qué se van a preocupar los USA de nuestra posible pérdida de peso económico? ¿Un coste más a la cuenta de la inconsecuente política exterior europea, cada vez más de espaldas a su aliado natural?

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