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José María de Azpilcueta

Carta a los Reyes Magos

Mi segunda petición consiste en una reforma del mercado laboral encaminada a flexibilizar la contratación y el despido. Se encontrarán con grandes obstáculos ubicados a derecha e izquierda. Sin embargo, el empleo de mucha gente depende de ello.

La venida de los Reyes Magos es un momento excelente para solicitar regalos en nombre de la maltrecha economía española. Me he limitado a pedir lo más urgente, dejando muchos deseos para otra ocasión. He advertido a sus Majestades de Oriente que, debido al poco gusto de nuestros políticos por el libre mercado, mis peticiones resultarán difíciles de obtener. Pero les he rogado, sin embargo, que lo intenten y pongan todo su empeño en esta labor. Mi carta es la siguiente:

Estimados Reyes Magos,

Con el objetivo de aumentar la libertad económica y la renta disponible de los españoles, mi primer deseo es una reducción del gasto público y de los impuestos. Para facilitar su tarea, les señalo que hay ministerios enteros (Igualdad y Vivienda, por ejemplo) totalmente prescindibles; consejerías y concejalías de dudosa justificación; organismos públicos ineficientes; y dañinas subvenciones a costa del esforzado contribuyente. Con respecto a los 8.000 millones de euros de gasto público en infraestructuras, les anticipo que van a llegar tarde para impedir su implantación, así que les ruego que –al menos– logren evitar un incremento de ese importe.

Mi segunda petición consiste en una reforma del mercado laboral encaminada a flexibilizar la contratación y el despido. Se encontrarán con grandes obstáculos ubicados a derecha e izquierda. Sin embargo, les ruego que perseveren en el intento ya que el empleo de mucha gente depende de ello. De lo contrario, la tasa de paro llegará a niveles cercanos al 20%. Recientemente, se ha aprobado una medida –incremento del salario mínimo– que les va a dificultar enormemente satisfacer mi petición.

En tercer lugar, para facilitar el necesario reajuste de precios –los activos inmobiliarios son un buen ejemplo– de los distintos bienes de consumo e inversión, les solicito la supresión de privilegios a cualquier sector productivo. En estos momentos, están de moda –por señalar algunos– la industria automovilística, las energías renovables y la banca. La ausencia de subvenciones y ventajas administrativas y legales a determinadas actividades económicas ayudará a una asignación de factores productivos hacia los proyectos más rentables. De esta forma, España podría mejorar su competitividad exterior y reducir su gran déficit comercial.

Por último, para los gobernantes pido –además de una dosis de menor arrogancia y mayor vergüenza en el uso del dinero de todos los ciudadanos– que se limiten a garantizar el derecho a la vida, la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos. Para el principal partido de la oposición, me gustaría que defendiera sin tapujos los principios del libre mercado. Y a todos, un par de libros de Mises y Hayek.

En Libre Mercado

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