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Francisco Capella

Incompetencia y deshonestidad

Necio sistemático respecto a la ciencia económica como buen seguidor de Keynes y Krugman, además no pierde ocasión de alabar a los políticos más liberticidas, como por ejemplo Franklin Delano Roosevelt (FDR) y su New Deal.

La combinación de incompetencia y deshonestidad intelectuales de Joaquín Estefanía en sus opiniones en El País no es nada sorprendente. Necio sistemático respecto a la ciencia económica como buen seguidor de Keynes y Krugman, además no pierde ocasión de alabar a los políticos más liberticidas, como por ejemplo Franklin Delano Roosevelt (FDR) y su New Deal (una "asombrosa explosión legislativa").

Aparte de insistir en el falaz tópico de que FDR "sacó a EEUU de la Gran Depresión", ni siquiera sabe citar una de las frases más emblemáticas de su admirado demagogo con un mínimo rigor: "La única cosa que debemos temer es el miedo a nosotros mismos" no es lo mismo que "La única cosa que debemos temer es al miedo mismo", que es la estupidez grandilocuente que FDR realmente dijo.

Según Estefanía, el intervencionismo de FDR consiguió "generar millones de puestos de trabajo" con "su política de inversiones dirigidas a poner fin al desempleo". Resulta difícil explicar entonces cómo es que el desempleo durante la Gran Depresión se mantuvo alto y relativamente estable. Quizás porque el gasto público en la creación de empleos improductivos (hacer como que se trabaja) expulsó a la inversión privada que es la que realmente genera riqueza demandada por los consumidores dispuestos a pagar por ella. "En el momento en que FDR murió, el paro no llegaba al 2%": un claro ejemplo de verdad engañosa y clamorosamente incompleta, y es que este agudo analista no menciona (¿olvido?, ¿fraude?, ¿chapuza?) la movilización de la fuerza laboral por la II Guerra Mundial, un detallito sin importancia.

"Los analistas más ecuánimes entienden que lo que FDR hizo fue salvar al capitalismo americano": pero no cita a ninguno y probablemente entiende por "ecuánime" al que no le lleve la contraria. Estefanía ama al Estado y quiere "objetar a su favor sin necesidad de disculparnos". El estatismo dirigista de Roosevelt y Keynes vuelven a estar de moda, lo cual "debe ser un buen argumento para repensar el papel del Estado sin los prejuicios que han acompañado a la revolución conservadora". O sea que lo que se entiende como argumento es que las ideas sean populares o no; y para repensar sería conveniente antes saber pensar, algo que quizás excede sus capacidades.

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