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José María Marco

El precio de un joven

El problema está también en que estos jóvenes, que no trabajan ni van a poder encontrar trabajo, pierden un tiempo precioso, e irrecuperable, para su vida personal.

La tasa española de paro juvenil alcanzó el 39,2% el pasado agosto (frente al 25,8% del mismo mes de 2008), con lo casi duplicó la media de la UE (19,8%) según datos de Eurostat. En otras palabras casi el 40 por ciento de la población de entre 18 y 25 años no trabaja. Batimos todos los récords europeos al respecto.Algunos jóvenes prolongarán unos estudios innecesarios con una interminable sucesión de masters y cursos diversos. Otros no harán nada.

Si se considera la población oficialmente joven, que es la que tiene entre 18 y 34 años de edad, la tasa de desempleo era en el primer trimestre de este año del 22,7 por ciento.

Los jóvenes, tengan entre 18 y 34 años o entre 18 y 25, se enfrentan por tanto a un problema serio. Y este no consiste sólo, como sugieren los textos oficiales, en particular los de organismos como el Consejo de la Juventud, en que no ingresen nada (en esta situación está, según dicho Consejo, "casi el 40% de la población joven, 4.383.704 personas, ya sea porque es inactiva, ya sea porque no encuentra trabajo"). El problema está también en que estos jóvenes, que no trabajan ni van a poder encontrar trabajo, pierden un tiempo precioso, e irrecuperable, para su vida personal.

La actitud de un Gobierno decente sería intentar poner los medios necesarios para que estos millones de personas jóvenes pudieran empezar a trabajar, ir adquiriendo experiencia y poco a poco construir su vida. No es esa la intención del Gobierno socialista. Por ejemplo, en el mismo informe en el que se analizan estos datos catastróficos, se explica que los ingresos mínimos que tendría que tener una persona joven para emanciparse sin "sobreendeudarse" –lo que por lo visto quiere decir pagar más del 30 por ciento del sueldo por una casa– es de... 2.892 euros al mes.

Hay muchísima gente, la mayor parte, que en toda su vida no gana esa cantidad de dinero al mes y que sale adelante. Ahora bien, los organismos oficiales socialistas les están diciendo a los jóvenes que no vale la pena ni siquiera pensar en trabajar, mucho menos soñar con salir de casa de sus padres, a menos que tengan asegurados 2.892 euros al mes.

El Gobierno halaga a los jóvenes, porque los tasa mucho más alto de lo que obviamente hace el mercado, les insinúa que pueden pedir (o mejor dicho, que tienen el derecho de pedir) algo que no van a conseguir jamás... y los condena a seguir viviendo en casa de sus padres, y al paro. Todo esto les induce a votar socialista, porque convence a los jóvenes de que son víctimas del capitalismo, y que la injusticia que sufren sólo será reparable gracias al gran ideal socialista.

Es la famélica legión invocada, puño en alto, por socialistas y ugetistas. El proletariado falló. Queda la carne joven. Eso sí, como hacer el menos esfuerzo no tiene ningún sentido (ya sabemos, a menos de 2.892 euros, nada), también les están invitando a que se dediquen a diversiones baratas, por ejemplo al botellón. Es lo que antes se llamaba un círculo virtuoso.

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