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¿Trampa de la liquidez o malas inversiones?

Los keynesianos alertan sobre el riesgo de que la economía de EEUU caiga en la temida "trampa de liquidez". Según los austríacos, no existe tal cosa. Tan sólo hay malas inversiones que deben ser depuradas.

Mucha gente afirma en estos momentos que la economía estadounidense está en la "trampa de la liquidez" y que sólo el Gobierno nos puede sacar de esta situación. Comentaristas como Paul Krugman o Martin Wolf, del Financial Times, piensan que estamos en una "situación Keynesiana"; a no ser que el gasto público nos rescate, estamos condenados a sufrir décadas de estancamiento económico.

La idea es simple, y atractiva. Según quienes siguen el análisis Keynesiano, cuando la economía se ralentiza, debido a una menor demanda agregada por parte de los consumidores, hay dos formas de "estimularla" para que llegue al "pleno empleo". La primera es que el banco central baje los tipos de interés para que así las empresas pidan más prestado y gasten más.

Sin embargo, ¿qué pasa si los tipos de interés ya están cercanos a cero y los negocios siguen sin pedir prestado? En esa situación los Keynesianos afirman que los individuos y las empresas prefieren mantener dinero en líquido (atesorar) porque anticipan que los tipos de interés van probablemente a subir en el futuro. Cuando eso ocurre, debería emplearse la segunda prescripción de política económica: incrementar el déficit y gasto del gobierno para así aumentar directamente la demanda agregada.

La "política monetaria" y la "política fiscal", como se denominan en los libros de texto de economía, son simples y muy populares. Primero, son muy fáciles de transmitir a los alumnos: los profesores simplemente convierten el típico gráfico de oferta y demanda en un modelo de "oferta agregada y demanda agregada" (AS-AD, en sus siglas en inglés: Aggregate Supply-Aggregate Demand). En vez de que los precios aparezcan en el eje vertical y las cantidades en el horizontal, el eje vertical sobre el AS-AD nos da el "nivel de precios" y el eje horizontal denota "Y", o el producto interior bruto (PIB).

El truco para llevar a la economía a la situación de "pleno empleo" de los recursos es desplazar la demanda agregada hasta el punto donde la economía se acerca a la plena "capacidad". Pero una economía atascada en una "trampa de la liquidez" no va a ver su demanda agregada desplazada en la buena dirección a través de la "política monetaria" -es decir, una bajada en los tipos de interés-.

Por tanto, la única forma de que la economía sea "rescatada" de este "equilibrio" de baja producción y elevado desempleo es que los gobiernos pidan prestado y gasten, incluso, a niveles que podrían considerarse como imprudentes. Martin Wolf escribía lo siguiente:

Si la política monetaria es inefectiva, como puede que sea el caso, la restricción fiscal debería ser anunciada, pero su implementación debería ser pospuesta hasta que la recuperación sea segura. Ya he perdido la fe en la opinión de que dar a los mercados lo que creemos que pueden querer en el futuro deba ser la idea dominante en las políticas. (Énfasis añadido por el autor).

Otra explicación

Los economistas de la Escuela Austriaca tienen otra explicación, una que no recurre a la prescripción de las políticas Keynesianas ni tampoco piensa que exista tal cosa como una "trampa de la liquidez". La semana pasada escribí sobre las malas inversiones, que son inversiones hechas durante la etapa de auge económico que son insostenibles porque los patrones de gasto de consumo, que en última instancia determinan las estructuras de producción en una economía, no permitirán sostener las inversiones realizadas a los niveles precios. (El colapso del boom inmobiliario generó la situación presente.)

Los austriacos piensan que el gobierno realmente retrasa la recuperación económica al mantener demasiado bajos los tipos de interés. Primero, el gobierno tiende a dirigir el nuevo dinero creado por el sistema bancario hacia aquellas industrias más afectadas, ignorando las malas inversiones que originalmente las llevaron a esa situación. Así las malas inversiones permanecen, extrayendo el capital y los recursos de sectores económicos que originalmente no estuvieron tan afectados, para bien durante el boom, y para mal en la posterior recesión.

Segundo, el economista Robert Higgs señala cómo el activismo gubernamental para poner fin a la recesión genera lo que él llama "incertidumbre de régimen". En sus esfuerzos para "hacer algo", Higgs sostiene que los gobiernos con frecuencia son hostiles a los derechos de propiedad privada, lo que desincentiva las inversiones a largo plazo de empresas sólidas. Además, el gobierno es todavía más hostil hacia empresas rentables e individuos exitosos, diciéndoles que no están "pagando su justa participación" en los impuestos, haciendo así las inversiones futuras menos seguras.

La economía norteamericana se recuperó bien de una grave recesión en los 80, incluso con tipos de interés de dos dígitos y bajas tasas de inflación, algo que los Keynesianos descartarían como imposible. Cierto, el gasto público aumentó en ese tiempo, pero a una tasa muy lejana de lo que lo ha hecho estos años pasados.

No hubo una "situación Keynesiana" entonces, y tampoco la hay hoy. Sólo hay malas inversiones.

Artículo publicado originalmente en The Freeman Online.

William Anderson es profesor asociado de economía en Frostburg State University. Columnista semanal de The Freeman Online. Escribe regularmente en su blog Krugman in Wonderland, donde somete a crítica cada anotación y artículo que escribe el Nobel Paul Krugman.

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