O sea, que debemos estar contentos porque el TC ha resuelto que las autonomías no tienen potestad para decidir a qué precio el empresario vende su mercancía, pero sí la tiene el estado central, ¿debemos estar contestos?
Este país no tiene remedio, esto es socialismo puro y duro: una sociedad regida desde arriba mediante mandatos, que no leyes, por una casta de tricones iluminados.
Si la constitución parece el libro rojo de Mao.
Nunca he entendido por qué es el gobierno quien decide cuando pueden abrir o cerrar los comercios o sobre cuando pueden aplicar o no rebajas o descuentos. Tampoco comprendo por qué los domingos y festivos las tiendas deben estar cerradas y, en cambio, los periódicos pueden vender sartenes o tazas.