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La UE involucra al sector privado en el segundo rescate a Grecia

Los líderes de la Eurozona cierran un pacto para salvar a Atenas de la quiebra oficial. Las claves: refinanciación de su deuda y participación de la banca.

Los líderes de la eurozona han llegado finalmente a un acuerdo para salvar in extremis a Grecia, cuya economía amenaza quiebra inminente. Por primera vez se ha involucrado al sector privado en el paquete de ayuda financiera urgente que superará los 100.000 millones de euros. A este nuevo rescate, el segundo en poco más de un año, no sólo le acompaña una generosa dotación financiera sino condiciones más favorables tanto en los plazos de amortización como en los tipos de interés del préstamo.

Los contribuyentes al nuevo programa de ayuda, que ya ha sido bautizado como Plan Marshall, serán los estados de la zona euro, el FMI e inversores privados. El plan, tomado con carácter de urgencia dada la delicada situación de las finanzas helenas, viene a tranquilizar al mercado de capitales, que se ha demostrado extremadamente volátil durante todo este mes de julio.

El hecho es que, de facto, se está aceptando un impago por parte de Grecia, aunque sea temporal para garantizarse el cobro de la deuda a un plazo mayor y con intereses menores. A día de hoy las agencias de calificación evalúan la situación de Grecia como cercana a la insolvencia. Y no sólo su Gobierno, sino también su sistema financiero.

Círculos viciosos

Los bancos griegos, que acumulan en sus balances gran cantidad de deuda pública emitida por su Gobierno, experimentan grandes dificultades para refinanciarse en la ventanilla de descuento del BCE donde, hasta el momento, han ido colocando los bonos del Estado como colateral. Pero el cobro de estos Bonos es cada vez más dudoso, de manera que los bancos griegos tienen más difícil adquirir nueva deuda y perpetuar un círculo vicioso que ha conducido a esta situación.

Los bancos alemanes y franceses, por su parte, también se encuentran expuestos a Grecia. Y no sólo por los bonos gubernamentales sino por los préstamos que han estado efectuando a los bancos griegos. Otro círculo vicioso que el acuerdo trata de romper. En 2010 la UE y el FMI acordaron un plan de rescate de 110.000 millones de euros antes de que el país declarase la bancarrota. Ese dinero ha volado y el Gobierno griego necesita una cantidad similar para evitar, de nuevo, declarar suspensión de pagos.

Grecia se encuentra, en definitiva, en peor condición que hace un año, ya que tiene que devolver el primer rescate más lo que ya debía. A falta de los números definitivos y de los plazos finales, el segundo programa de rescate para Grecia, aprobado hoy por los países de la zona euro, será de unos 159.000 millones de euros, 109.000 millones de financiación oficial (eurozona y FMI) y unos 50.000 millones de participación privada.

En esta participación privada, unos 12.600 millones procederán de la recompra de bonos griegos por parte de las entidades participantes, y el resto (37.000 millones) serán una "contribución neta", según indica la declaración aprobada por la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la zona euro.

Esta participación privada debe ser "totalmente voluntaria", insistió el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, en una conferencia de prensa. "La financiación oficial total ascenderá a unos 109.000 millones de euros", señala el texto aprobado.

Se ampliarán al máximo posible los plazos de devolución de los préstamos procedentes del fondo de rescate, la Facilidad Europea de Estabilización Financiera (FEEF), desde los actuales siete años y medio a un mínimo de 15 años (con posibilidad de hasta 30 años y un período de gracia de diez años).

Además, se reducirán los tipos de interés de los créditos de este instrumento hasta aproximadamente el 3,5%. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, afirmó que estas medidas "aseguran la sostenibilidad de la deuda griega" a largo plazo.

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