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Francisco Aranda

La curva simpática del empleo

Nuestro país no puede permitirse caer en un parón parecido al de Japón de diez años. Necesitamos motores que tiren de nuestra economía. El turismo puede ser ese tractor

Se habla mucho del nuevo modelo productivo de España, como si eso fuera algo que puede empezar mañana o estuviéramos en una economía planificada desde el Estado. No. Afortunadamente no. Nuestra nueva economía debe desarrollarse sobre los modelos actuales u otros nuevos que surjan, pero centrados en las fases de mayor valor añadido porque son las que generarán empleo sostenible. En cualquier caso, el modelo de futuro sólo puede ir por dos vías: la de competencia en precio, la cual es finita; o la de competencia en mayor calidad y en conocimiento, cuyo recorrido puede ser infinito.

Las economías de los países desarrollados, entre los que se encuentra España a pesar de todo, no son competitivas en empleos de poco valor añadido y alta rutina mecánica, por lo que están obligados a competir en los servicios avanzados basados en el conocimiento. En este sentido, cabe citar como guía de hacia dónde tendríamos que avanzar la llamada smiling curve o "curva simpática" que propuso el fundador de Acer, Stan Shih, en el año 1992, y que posteriormente ha sido desarrollado por diversas industrias para justificar estrategias dirigidas a actividades de mayor valor añadido y alta necesidad de conocimiento.
 
De acuerdo con Shih, en la industria de la tecnología las dos fases de mayor valor añadido en la vida de un proyecto empresarial se encuentran al inicio, en la etapa de generación de ideas, es decir, el conocido como I+D+i, y en la última, que es la de prestación de servicios, mientras que la parte central, que es la producción pura y dura, aporta poco. Por lo tanto, si situamos en un gráfico un eje X (horizontal) con la vida de un proyecto y en el eje de Y (vertical) el valor añadido, la curva resultante se presenta como una sonrisa.
 
Pero estos importantes progresos de nuestra economía exigen unos plazos y nuestro país no puede permitirse caer en un parón parecido al de Japón de diez años, así que necesitamos motores que tiren de nuestra economía hasta poder dar el paso hacia la economía del conocimiento. Pues bien, en ese sentido, creo que el turismo puede ser ese tractor de nuestro país, basándonos en nuevas fuentes de demanda, un aprovechamiento de los recursos naturales y una mayor calidad para no tener que competir en precio.
 
Mientras tanto, tenemos que modernizar nuestro mercado de trabajo a través de una reforma laboral seria que además permita volver a atraer todo el talento que ahora está abandonando nuestro país ante la falta de expectativas. Ese conocimiento que hemos generado y financiado en España hay que recuperarlo, porque los servicios empresariales basados en el conocimiento son el nicho al que estamos llamados a competir. Es decir, consultoría y asesorías de todo tipo, tecnologías de la información, outsourcing, colaboración público-privada, etcétera, que es el auténtico filón de empleos de calidad que podemos construir para el cual hemos invertido en los últimos años. Según datos del último informe de la OCDE, Panorama de la Educación 2011, España tiene entre todos sus habitantes de entre 25 y 34 años, un 38 por ciento de universitarios, porcentaje superior a la media de la OCDE (37 por ciento) y de la UE (34 por ciento) y también superior al de la mayoría de los países europeos considerados.
 
 
El Sr. Aranda Manzano es vicepresidente ejecutivo de la Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría, Servicios, Oficinas y Despachos (FENAC).

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