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Francisco Aranda

Casi 3 parados al minuto

La locomotora de destrucción de empleo alcanza una enorme velocidad, lo cual significa que se va a necesitar tiempo para ir reduciendo esa fuerza destructora y aún más para lograr crear empleo neto.

A pesar de que llevamos ya muchos meses recibiendo de forma recurrente cifras desgarradoras sobre nuestro mercado de trabajo, no podemos acostumbrarnos a ellas. La última EPA, método de seguimiento del mercado de trabajo homologado con nuestros socios europeos, desvela que durante el primer trimestre se crearon 356 mil desempleados más. Esto significa que durante los primeros tres meses del año se generaron casi tres parados cada minuto. Además detrás de estos parados hay una severa desaparición de empresas, la gran mayoría correspondientes al grupo de las pymes y muchas de ellas con el drama de la ruina por parte del emprendedor. Me parece terrible asistir a cómo el paso del tiempo juega en nuestra contra.

Ya hemos destruido en esta crisis alrededor de 3 millones de empleos, de los 20 millones y medio que había en España en el tercer trimestre del año 2007. Esto significa que en 23 trimestres hemos perdido ya el 15% de los puestos de trabajo existentes.

La locomotora de destrucción de empleo alcanza una enorme velocidad, lo cual significa que se va a necesitar tiempo para ir reduciendo esa fuerza destructora y aún más para lograr crear empleo neto. Tampoco podemos olvidar que esta cifra sería aún más elevada si no estuviéramos asistiendo al triste fenómeno de la inmigración de nuestros jóvenes que, tras adquirir una elevada formación, optan por abandonar el país en busca de un proyecto de vida que ineludiblemente va ligado a una actividad profesional. De hecho el año pasado nuestro país volvió a ser aquella España de maletas de madera dirigiéndose a otras latitudes en busca de futuro.

Es verdad que el entorno ha cambiado y que aquella maleta ha sido sustituida por un iPad, pero no ha cambiado la sensación de impotencia y decepción. Según todos los análisis empíricos, la recientemente aprobada reforma laboral, que otorgará más flexibilidad a las organizaciones, aporta mecanismos previos a la decisión del despido o la desaparición de las empresas, introduciendo adaptabilidad a las empresas, pero vamos a necesitar tiempo porque ha llegado muy tarde.

Ahora la presión sobre el mercado de trabajo es muy dura, por eso el Gobierno no debe demorar el desarrollo de la reforma de nuestro sistema financiero y el recorte de gastos en las comunidades autónomas. No nos engañemos, ahora mismo hay tres colectivos que necesitan financiación: entidades financieras, administraciones y empresas. Los bancos la están recibiendo a través del BCE, las administraciones reciben estas cantidades a un interés superior y ya se agota el crédito para las empresas. No llega nada. Algo se está haciendo mal y no podemos esperar mucho tiempo hasta tomar nuevas medidas que no deberían de pasar por pedir más dinero al exterior (porque no nos lo van a dar). Los bancos deben sanear sus balances, las administraciones tienen que recortarse urgentemente para que el crédito llegue a familias (demanda interna) y empresas (generación de actividad y empleo). Todo lo que no sea eso será retrasar la solución y cuanto más se tarde, será más difícil la solución, nos costará más cara y más tiempo nos ocupará.

Respecto a los motivos que explican el crecimiento o mantenimiento del número de microempresas y autónomos hay que ser muy serios. Hasta el momento, se debe a dos motivos fundamentales: en primer lugar a que muchas pequeñas y medianas empresas se han visto obligadas a adelgazar sus estructuras y se han reconvertido en micropymes. Además hay que sumar el llamado efecto emprendimiento por necesidad, en perjuicio del emprendimiento por oportunidad, que ha crecido sensiblemente en los últimos meses. Muchos profesionales que caen en el desempleo, deciden crear una actividad empresarial, sin vocación, pero empujados por la ausencia de oportunidades laborales y la imposibilidad de buscar en empleo fuera de su área geográfica de influencia.

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