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Los rumores de intervención del BCE dan un respiro a la prima de riesgo

La rentabilidad de los bonos a diez años se mantiene por encima del 6,3%, aunque se aleja de los máximos marcados de primera hora del miércoles.

La prima de riesgo española ha superado este miércoles por la mañana los 500 puntos básicos. La cifra es suficientemente significativa como para haber provocado un auténtico alboroto en los mercados, las redacciones y los despachos oficiales. De esta manera, mientras la noticia monopolizaba las cabeceras de todos los medios de comunicación, el Ibex 35 caía a primera hora con fuerza. Incluso, el presidente del Gobierno, en un gesto excepcional, hacía un pequeño aparte con periodistas en el Congreso para reiterar su confianza en la economía española y para pedir a las autoridades comunitarias que actuasen en defensa de los países de la Eurozona.

El origen de este terremoto ha tenido origen, como muchos otros en estos tres últimos años, en Grecia. Las noticias de nuevas elecciones y de una posible salida del euro del país heleno han desatado el pánico entre los inversores. Como ha explicado este mismo miércoles Cristóbal Montoro, es "técnicamente imposible" un corralito en España o en otro país de la Eurozona. Pero en el momento en que un país deje la moneda única, todas las opciones están abiertas. Mientras no se produzca la primera baja, todo está más o menos bajo control, pero si Grecia sale nadie puede asegurar que no vaya a repetirse con algún otro socio.

Con este panorama, la petición de Mariano Rajoy fue atendida, al menos según todos los rumores, muy pronto. El Banco Central Europeo (BCE), que llevaba unas semanas sin intervenir en los mercados, comenzó a comprar bonos españoles e italianos, mientras el precio de la deuda pública de ambos países caía.

De esta manera, el bono hispano a diez años, que en el inicio de la sesión alcanzaba el 6,51% de rentabilidad, caía hasta el 6,28%. Mientras, el bund alemán que abría en el 1,44% subía hasta el 1,50%. De esta manera, el diferencial entre uno y otro, que llegó a estar en 507 puntos, caía hasta los 478 a media tarde. Mientras, Italia cerraba la jornada con su prima en 436 puntos, Irlanda en 674 puntos y Francia en 142 puntos.

Draghi al rescate

Toda la jornada ha girado en torno a si Mario Draghi consentiría en salir al rescate de los países de la Eurozona o mantendría la ortodoxia. Finalmente, algo se ha movido en los mercados y ha permitido rebajar el diferencial de los periféricos con la deuda germana: ya sea porque efectivamente el BCE ha comprado deuda o porque ha insinuado que lo hará en un futuro cercano.

La pregunta que muchos ciudadanos se hacen es por qué no interviene de forma más decidida el BCE. Si cada vez que Mario Draghi da la orden cae la presión sobre la deuda española e italiana, lo lógico parecería que lo hiciera más a menudo. Pero, evidentemente, esto no es tan sencillo. Para empezar, cuando el BCE compra deuda en los mercados está cargando con el riesgo a todos los países de la Eurozona. Si España o Italia incumpliesen mañana sus obligaciones, sus socios sufrirían pérdidas, aunque fuese a través del banco emisor (al final, son los países los que están detrás de éste).

Por otro lado, también está el tema del incentivo que tienen los países en problemas para realizar ajustes realmente importantes. Si España o Italia estuvieran solos, con su propia moneda, y el coste de su deuda se disparase tendrían que hacer algo drástico: reducir sus gastos o acometer importantes reformas que les asegurasen la confianza de los mercados. Desde que estalló la crisis de deuda, esto es lo que intenta Alemania con sus socios de la UE: presionarles para que aprueben recortes y cambios legislativos que hagan más fácil el pago de sus deudas.

Como se ha demostrado con Grecia, éste es un equilibrio complicado. Pese a la presión recibida, el país heleno ni ha reducido sus gastos en una cantidad realmente importante (sigue con el déficit completamente fuera de control) ni ha aprobado las reformas necesarias para modernizar su economía. La UE le ha amenazado con dejarle caer cientos de veces, pero nunca ha cumplido.

Del mismo modo, si cada vez que la prima de riesgo de España o Italia se dispara interviene el BCE, los gobiernos de estos dos países tendrán un incentivo mucho menor para hacer los impopulares ajustes que les reclaman desde Berlín y Bruselas. Por eso, Mario Draghi suele meditar muy mucho sus intervenciones y Alemania es muy reticente a darles su visto bueno. Y por la razón contraria, Mariano Rajoy pedía ayuda este miércoles por la mañana desde los pasillos del Congreso.

La importancia de la prima

Llegados a este punto, es curioso observar cómo un indicador que hace un par de años era completamente desconocido para la mayoría del público se convierte en portada de los medios europeos día tras día. Además, hay que recordar que la prima de riesgo no tiene un efecto directo sobre lo que paga el Gobierno por su deuda.

Al fin y al cabo, lo que mide es el diferencial entre el bono español a diez años y el bund alemán en los mercados secundarios. Es decir, es deuda ya emitida. Son los que la tienen en su poder los que ganan o pierden al comprar o vender, pero el Tesoro no se ve afectado: paga lo que prometió en su momento a los que compraron los bonos en la subasta original.

Además, la prima de riesgo puede subir tanto porque empeore la situación de la deuda española como por una mejoría de la alemana. Los bonos germanos se han convertido en un valor refugio: los inversores atemorizados acuden a ellos en tiempos de turbulencias. Y mientras más se incrementa la prima de riesgo de los periféricos, más cae la alemana, en una especie de pescadilla que se muerde la cola.

Desde el punto de vista del Tesoro, España ya ha cubierto este año la gran mayoría de las necesidades de deuda pendientes, por lo que el impacto en las cuentas públicas de las subidas de los últimos días es limitado. La importancia de este indicador está en que adelante los resultados de las subastas. Si mañana Hacienda tuviera que emitir bonos a diez años, es previsible que su precio se acercase mucho al que marca este miércoles el mercado secundario. Por eso, a medio plazo sí es relevante y aprieta, aunque sea poco a poco, la soga a los países más endeudados.

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