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La zona euro, "optimista" ante la encrucijada griega

El siguiente pellizco de millones de euros (más de 30.000 en este caso) llegará a su destino justo a tiempo para evitar la hecatombe.

Los ministros de la zona euro buscan un acuerdo para, de nuevo in extremis, librar a Grecia del abismo de la suspensión de pagos y, por tanto, a toda la zona euro, de un seísmo de consecuencias incalculables. En principio, y pese al pulso que mantienen el Fondo Monetario Internacional y los Gobiernos del euro, ninguna de las posibilidades reales que hay sobre la mesa para aliviar a Atenas contempla que los países pongan más dinero.

El siguiente pellizco de millones de euros (más de 30.000 en este caso) llegará a su destino justo a tiempo para evitar la hecatombe, pero el problema de la deuda griega sigue creciendo desde que, en mayo de 2010, sus socios internacionales decidieron concederle el primer préstamo. Hoy, más de dos años y medio después y con el país en recesión por quinto año consecutivo, Grecia sigue buscando cómo hacer frente a sus 350.000 millones de deuda pública. Entretanto, sus socios siguen planeando aflojar sus exigencias, pero, en principio, descartan, pese a la intercesión del FMI, volver a sacar la cartera.

Los Gobiernos del euro, conscientes de que los problemas griegos salpican a todos –sólo España tiene 25.000 millones de euros expuestos a la deuda griega-, barajan retrasar dos año sus exigencias. Así, Atenas debería adelgace su deuda hasta el 120% en 2022, dos años más del compromiso suscrito en primer lugar a cambio de la ayuda.

Pero las salidas que se barajan no se agotan ahí: se ha hablado también de reducir los tipos de interés que Grecia tiene que pagar, o de una recompra de la deuda griega a través de un préstamo del fondo de rescate permanente. Lo que, hasta el momento, es altamente improbable es que el sector público acepte perder su dinero como, en su día, aceptó hacerlo el sector privado.

A su entrada a la reunión que promete alargarse hasta la madrugada, la presidenta del FMI apelaba a una "actitud constructiva", mientras que, desde el frente germano, el ministro se decía optimista, pero reacio a "prometer nada". Por su parte, el francés Pierre Moscovici prefería engrosar la lista de los optimistas augurando un acuerdo "definitivo y robusto" para esta noche.

También el ministro español subrayó la importancia de encontrar una salida "por el futuro de la unión monetaria" en su conjunto.

Nuevo foco de incendio

Sin haber logrado aún apagar el fuego griego, la zona euro se ha visto obligada a hacer frente a un nuevo foco de incendio. Y es que Francia, segunda potencia del euro a la que una agencia de calificación acaba de arrebatarle la triple A de su deuda, se ha colado en la escena de los problemas.

Esta segunda rebaja de la deuda griega por parte de Moody’s, después de la que hizo Standard and Poor, podría dar alas al Gobierno de Merkel para poner en duda la querencia de Hollande, desde la misma campaña electoral, por las políticas de crecimiento en un momento en el que Alemania lucha por refundar una Europa de cuño alemán basada en políticas de austeridad. Analistas citados por Bloomberg coinciden en que la rebaja "era de esperar, pero sigue siendo una señal de que las cosas siguen deteriorándose en Europa".
 

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