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El reto al que se enfrentan los 'sabios' de Montoro

Desde el IRPF a Sociedades, pasando por Patrimonio, todo el sistema tributario está en cuestión. Ahora es el turno del comité para la reforma fiscal.

La reforma fiscal que la UE y los expertos le han pedido al Gobierno de Mariano Rajoy ya está en marcha. No estará lista de inmediato, ni mucho menos. El plazo que se le ha dado al grupo presidido por Manuel Lagares es febrero de 2014. Y eso sólo para la presentación del informe. Luego habrá que estudiarlo, negociar políticamente y aprobarlo en las Cortes.

Esto quiere decir que antes del verano del próximo año los contribuyentes españoles no deben esperar nada. Se especula con una posible reducción del IRPF para comienzos de 2014, antes de las elecciones europeas. Pero si nos referimos a una reforma fiscal "integral y completa", como aseguró Soraya Sáenz de Santamaría, lo más probable es que hasta 2015 (un año electoral y eso es importante) no haya nada.

En cualquier caso, los sabios de Cristóbal Montoro deberían empezar a trabajar cuanto antes. No será sencillo que se pongan de acuerdo. Sólo hay que ver la polémica con la que se ha recibido esta semana el informe de FAES sobre la reforma fiscal. Hay muchas preguntas y muy complicadas sobre los impuestos. Y más en un momento como éste, en el que los números rojos dejan menos margen de maniobra al Tesoro público.

La columna que acompaña este artículo, de José Félix Sanz Sanz, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del trabajo de FAES, pone el acento en algunas de las carencias del sistema. Y las recomendaciones de la Comisión Europea o el FMI marchan en la misma dirección. Ahora hay que ver qué dicen los expertos y cómo reacciona el Gobierno. Para empezar, tienen seis preguntas encima de la mesa. De la respuesta a cada una de ellas saldrá el modelo tributario del futuro:

1. ¿Tipos o deducciones?: España tiene tipos muy altos y fuertes deducciones. Si alguien quiere tocar impuestos debe hacerlo con una de estas dos herramientas. Por ejemplo, se pueden subir los tipos o eliminar algunas deducciones. En ambos casos, el objetivo es subir la recaudación. Pero con los tipos, penalizas a todos los que pagan el impuesto; quitando las deducciones, la carga cae sobre aquellos que las estuvieran aprovechando.

El diagnóstico de la UE (también de FAES) es que el modelo de deducciones, bonificaciones y exenciones presente en los grandes tributos españoles es complejo y poco eficiente. Se recauda poco a pesar de tener unos tipos elevados.

2. ¿Qué hacer con IRPF y Sociedades?: la creación de riqueza en España está muy penalizada. Los impuestos teóricos que sufren trabajadores y empresas son muy elevados. Al mismo tiempo, tocar estas figuras a la baja causa pavor al Gobierno, porque son dos de las que más aportan al erario público.

La solución podría llegar a través de lo apuntado en el apartado 1. Tanto IRPF como IS tienen unos tipos marginales muy altos (por encima de la media de la UE), pero unos tipos medios efectivos relativamente reducidos. Esto podría cambiar con una simplificación, que elimine estas distorsiones de las que hablamos.

El problema es que hasta ahora todos los cambios se han limitado a eliminar deducciones o bonificaciones, pero sin tocar los tipos. Y claro, así lo único que se consigue es subir los impuestos, al tiempo que el Gobierno puede mantener el discurso de que lo que se hace es "simplificar el sistema tributario".

3. ¿IVA o cotizaciones?: el Gobierno de Mariano Rajoy aseguró en su momento que la subida del IVA llevaría aparejada una reducción de las cotizaciones sociales que pagan las empresas. Éste es otro coste que penaliza enormemente el trabajo asalariado en España y que va directamente contra la competitividad de sus empresas. No tendría por qué ir unido, pero siempre se ha ligado la rebaja en las cotizaciones con un incremento del IVA. Aunque tras las últimas subidas, este impuesto indirecto ya está en la franja alta de la UE, aún habría cierto margen, especialmente en lo que hace referencia a la clasificación de los productos entre el tipo general, el reducido y el híperreducido.

4. Impuestos verdes: como vimos la semana pasada, es el recurso de moda. Para el Gobierno resulta relativamente sencillo aprobarlos, porque tienen buena prensa. Pero también penalizan la competitividad de las empresas. La electricidad en España ya es de las más caras de Europa. Y la industria no pasa por su mejor momento. Crear nuevas tasas o tributos no sería una buena noticia para estos sectores. En cualquier caso, es una apuesta casi segura. Más bien pronto que tarde habrá nuevos impuestos medioambientales. La pregunta para los expertos es hasta dónde llegar en este camino.

5. ¿Alcohol y tabaco?: al igual que pasa con la tributación verde, los impuestos especiales, sobre todo los de alcohol y tabaco, tienen una aceptación relativamente buena entre el público. Parece que se castiga a los viciosos por serlo. Además, siempre se ha dicho que son productos con una elasticidad peculiar, que les hace menos sensibles al precio que otros bienes (es decir, que la gente fuma igual aunque salga más caro). El problema es que podemos estar cerca del punto en el que sí hay una caída real del consumo por el precio. Por no hablar del contrabando, que se ha disparado en los últimos años, según iban subiendo los impuestos. Los sabios de Montoro tendrán que hilar fino también en este aspecto, porque más subidas podrían no suponer un incremento en la recaudación.

6. Patrimonio y Sucesiones: son dos de los impuestos más queridos por la izquierda, que les atribuye un mágico carácter redistributivo. El problema es que también generan unos incentivos perversos, destruyen el ahorro y ahuyentan a los inversores. La tendencia en Europa, en las últimas décadas apunta a su reducción o incluso su desaparición. En este sentido, la competencia fiscal es enorme. No parece probable su supresión a corto plazo. Pero tampoco un impuesto a la riqueza como pide Rubalcaba está en la agenda del Gobierno. Los expertos tienen aquí una de las cuestiones más polémicas a las que enfrentarse.

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