Al igual que la mayoría de los internautas de Occidente acuden a Google como su motor de búsqueda de referencia, los ciudadanos chinos que navegan por la red eligen mayoritariamente a Baidu. En el caso del país asiático, esta elección está condicionada por la salida de Google, que abandonó China en 2010, harto de las solicitudes de censura del régimen.
Todo eso podría cambiar a partir de 2016. A lo largo de las primera semanas del año, decenas de miles de chinos han firmado un compromiso de boicot contra Baidu. ¿El motivo? Se ha descubierto que la empresa de Pekín ha manipulado foros de discusión dedicados a enfermedades terminales.
El problema arranca en 2003, cuando se lanza Tieba. Esta plataforma engloba casi 20 millones de foros temáticos, en los que los ciudadanos chinos debaten sobre cine, comida, viajes... La mayor actividad se registra en los grupos de apoyo dedicados a este tipo de dolencias. Los administradores y moderadores de Baidu están al mando de estos foros y se encargan de ajustar el contenido a lo que toleran los estándares del régimen chino.
Al parecer, los gestores de estas comunidades aprovechaban estos hilos de conversación digital para publicitar medicamentos o tratamientos que pagaban a la versión china de Google. De hecho, se eliminaban también las críticas a estos productos y servicios sanitarios, asegurando que no había ningún mensaje negativo al respecto.
Lo que empezó como una pequeña disputa online ha ido escalando hasta convertirse en un escándalo que amenaza al gigante del internet chino. Y es que los usuarios se han cansado de la censura doble que sufren: por un lado, la que practica Baidu; por otro lado, la que ejerce el régimen.
De hecho, el Partido Comunista ha salido especialmente mal parado, ya que buena parte de quienes han pagado a Baidu son empresas estatales o empresas públicas. En adelante, otras compañías como Alibaba o Microsoft pueden salir beneficiadas, ya que servicios como Gaode o Bing están experimentando un fuerte aumento en su tráfico diario.
No obstante, la mayoría de los ciudadanos chinos que participan en el boicot tienen claro que el retorno de Google es el objetivo último. Por este motivo, comparten de manera recurrente en sus mensajes de protesta el lema de la compañía estadounidense: "Don't Be Evil".