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"Me importan una mierda los ciudadanos": los taxistas imponen su ley en Ifema

Ifema, donde este miércoles ha empezado Fitur, se ha convertido en el epicentro de la huelga de taxis.

Ifema, donde este miércoles ha empezado Fitur, se ha convertido en el epicentro de la huelga de taxis.
Taxistas manifestándose frente a IFEMA | C.Jordá

El tráfico está cortado para la mayoría de los coches ya antes de llegar al recinto ferial de Fitur. En la zona de edificios de oficinas alrededor de los pabellones centenares de taxis ocupan las calles, mientras sus conductores van moviéndose de acá para allá con la única limitación de un cordón policial con furgonetas y unidades antidisturbios que protegen la entrada principal.

Los taxistas se dividen en varios grupos, con el mayor de ellos celebrando una asamblea prácticamente permanente a unas decenas de metros de esta entrada principal. Allí se discute qué medidas tomar en un ambiente más bien caótico en el que se ve bastante claro que nadie controla completamente el movimiento. Incluso una taxista bastante joven reclama un proceso "horizontal y asambleario" de toma de decisiones. No será la única vez que escuchemos frases que nos recuerdan al lenguaje podemita.

"Me importan una mierda los ciudadanos"

Tras dos días de huelga los taxistas empiezan a preocuparse por la imagen que están transmitiendo a los medios. Tiene el megáfono uno de ellos –al que los demás llaman Saúl y que ya ha aparecido en vídeos en medios de comunicación y redes sociales– y, entre protestas por la escasa potencia del sonido, deja varios mensajes claros: el primero, que la gente no grabe vídeos; el segundo, que "hay que sacar a la gente del puto bar, que aquí se viene a luchar, no a tomar cubatas".

El tercero es que hay que evitar la violencia, un llamamiento que se escucha en muchas ocasiones por toda el área ante el aumento de la tensión, pero hay que cuidar la imagen porque "tenemos a todos en nuestra contra, los medios están en nuestra contra y los ciudadanos también" asegura el orador, que añade, aclarando, que va a dar "una opinión personal", que "me importan una mierda los ciudadanos porque ellos harían lo mismo si se jugasen lo suyo".

Otros a su alrededor aclaran que no, "no hay que joder al ciudadano, hay que joder a los que vienen a Fitur" –como si la mayor feria del sector turístico que se celebra en España fuese visitada sólo por alienígenas– y proponen "cortar las vías del metro". Los oradores abogan por "cortar la M40", que sufrirá cortes horas después.

"Perro, ojalá te mueras"

Otro grupo bastante numeroso sostiene una pancarta y se acerca al cordón policial en la entrada. Algunos insultan a los agentes antidisturbios –"¡Perro, ojalá te mueras!"– y la tensión llega a elevarse hasta el borde del enfrentamiento cuando un reportero de A3 se pone a retransmitir en directo.

Arrecian los insultos y finalmente la policía tiene que pedir al periodista que se retire a un espacio más discreto. "Me están atacando por lo personal" explica después el reportero a sus compañeros por teléfono.

Mientras todo esto sucede una hoguera arde en el asfalto de la gran rotonda, un par de grupos de bomberos controlan la situación desde cierta distancia y uno de ellos habla con los taxistas. Parece que hay algún tipo de acuerdo y un comando de búsqueda regresa unos minutos más tarde con tres cubos de basura de los comunitarios, que acaban como combustible de la hoguera.

Los visitantes y los profesionales entran a la feria por el pasillo que deja el cordón policial, algunos graban la escena en vídeo como si estuviesen ante un espectáculo exótico. Por el momento los taxistas los respetan y no hay ningún tipo de roce.

"¡A por las cucarachas!"

Un pequeño grupo de taxistas se separa de la mayoría: "Vamos para allá que están entrando las VTC como quieren, ¡a por las cucarachas!" gritan. Se desplazan por la calle que corre paralela a la entrada a los pabellones hasta llegar a la primera rotonda, cercana a la M40.

Sorprendentemente varios coches de VTC aparecen por allí, la tensión sube aunque algunos taxistas advierten a sus compañeros: "¡No toquéis el coche, hay cámaras!". Uno de los conductores de VTC se pone nervioso, se pone a tocar el claxon e incluso llega a salir de su coche.

Los insultos arrecian: "Hijoputa, eres un subnormal perdido" y algunos toman un tono llamativamente clasista: "Eres un esclavo, trabajas por 900 putos euros". El conductor vuelve a entrar en su vehículo y el incidente termina sin pasar a mayores entre nuevas advertencias: "No lo toquéis, está deseando que le toquemos". Otro vehículo tiene las ruedas cortadas.

Uno de los taxis, estacionado en mitad de la rotonda para bloquear el paso tiene las puertas abiertas y la música a todo volumen: suena la popular canción "La cucaracha" y la escena se tiñe de un tono extrañamente caótico y surrealista de una huelga en la que lo único en la que todos los huelguistas parecen coincidir es en la rabia contra todo y contra todos.

Normalidad dentro de Fitur

Pese a los esfuerzos de los taxistas una vez superado el cordón policial y dentro de los pabellones el ambiente es absolutamente normal en Fitur y no se aprecia ni la más leve disminución de asistentes respecto a los días inaugurales de ediciones anteriores.

Los stands funcionan con normalidad, el personal de la feria se encuentra en sus puestos y expositores y visitantes se limitan a comentar la protesta de los taxistas como una anécdota molesta. La mayoría ha llegado en metro, que por el momento está siendo el salvador de la feria. Los parkings, por el contrario, están prácticamente vacíos.

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