El mes de marzo ha puesto de manifiesto el grave quebranto que está produciendo en muchas empresas, y, a través de ellas, a sus trabajadores, pues la ruina económica a la que muchos empresarios se están viendo abocados ha comenzado a generar estragos en sus cuentas, en sus ahorros, en sus negocios y, por extensión, en sus trabajadores, puesto que han tenido que empezar a prescindir de muchos de ellos al no poder soportar tanto coste sin poder ingresar ni un céntimo y no ser, además, exonerados del pago de impuestos y cotizaciones mediante una condonación mientras dure la restricción.
Ese frenazo en seco de la economía productiva nos puede llevar a una circunstancia de amplia destrucción del sistema productivo. Hay que sopesar muy bien el equilibrio entre las medidas sanitarias y las económicas, y que realmente haya una correlación causa-efecto que haga que merezcan la pena, porque, de lo contrario, se estaría engordando una posterior crisis económica, cuya avanzadilla ya se ha sufrido en marzo, y de qué manera, que puede tener dimensiones mucho peores.
Como decía el Doctor Antoni Trilla, jefe de epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, hay que medirlo bien, porque la recesión puede tener peores consecuencias sociales que la crisis sanitaria. Sin economía, no se podrá mantener nada a los niveles actuales, ni siquiera la sanidad, con lo que la calidad bajará y puede incrementarse la tasa de mortalidad por el conjunto de enfermedades si tenemos menos recursos en una economía sumamente empobrecida como la que podemos sufrir. Y ni que decir tiene que se aceleraría el peligro de colapso del sistema público de pensiones. Las consecuencias pueden ser gravísimas y no parece que se esté valorando ese problema suficientemente.
Los datos que muestran sólo la parte superficial de lo que puede ser la crisis económica son los de marzo de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social, y son los siguientes.
Es el peor mes de marzo de la serie ofrecida (desde 2009), mayor que dicho marzo de 2009, el año de la mayor recesión de España de las últimas décadas. Esto muestra la profundidad de esta crisis económica, que será más profunda que la sanitaria como no se tomen medidas para evitar que se destruya el tejido productivo.
Si no se logra mantener en pie el tejido productivo, la destrucción de empresas provocará que todas las personas afectas por los ERTE engrosen el paro registrado.
Y esa peor evolución del dato nacional se constata en cada uno de los sectores económicos:
Sube el paro por sexos:
Sube el paro por grupos de edad:
Bajan los contratos:
Además, los contratos indefinidos caen un 19,15% interanual en el mes.
La afiliación a la Seguridad Social bajó en marzo en 243.469 personas (empleo destruido). No se contabilizan los ERTE, porque al ser suspensión de empleo siguen dados de alta en la Seguridad Social. Si no se salva al tejido productivo, con mayor liquidez y reabriendo la economía tras Semana Santa, esos afectados por ERTE’s verán destruido su empleo.
Ahora bien, eso es la afiliación media, porque la afiliación a último día de mes muestra 851.440 afiliados menos, y si se contabiliza desde el doce de marzo llega a casi 900.000 empleos perdidos.
Esto sólo es el principio de esta crisis. O se dota de liquidez a las empresas y se reabre la economía y se salva, así, el tejido productivo y, con ello, los empleos, o podemos adentrarnos casi en una depresión de consecuencias sociales extremadamente dramáticas. Estamos todavía a tiempo de evitarlo. No podemos resistir dos crisis seguidas, la sanitaria y la económica, y no tenemos capacidad para afrontar una nueva crisis económica de estas dimensiones después de habernos dejado la crisis económica anterior exhaustos y a familias y empresas sin ahorros para poder atravesar un largo período de contracción económica. Nos enfrentamos a una potencial crisis económica que puede no tener precedentes. Póngase remedio ahora que todavía estamos en condiciones de tratar que la economía se recupere lo antes y lo más fuerte posible, pero si se sigue como hasta ahora, el panorama será tremendamente preocupante.
Tertuliano de En Casa de Herrero.