Los datos publicados de paro registrado y afiliación del mes de junio siguen siendo terriblemente malos, por mucho que los afiliados a la Seguridad Social hayan aumentado en dicho mes, pero que en cuanto se analiza la serie anual o se desestacionaliza, se ve que son los peores desde hace una década o más en términos interanuales.
Sube el paro, hay casi un millón de afiliados menos que hace un año y los contratos acumulados a lo largo de los primeros seis meses del año son tres millones menos que en el acumulado del mismo período de 2019.
Por tanto, los datos siguen mostrando el intenso deterioro de la actividad económica y el empleo desde el cierre productivo, lo que reafirma la idea de la necesidad de reabrir de forma completa, eliminando las restricciones que todavía persisten sobre la actividad económica de manera rápida y completa, porque si no las consecuencias económicas serán todavía mucho más graves que las propias sanitarias, por el drama social que puede llegar a crear adicional a la de las miles de personas tristemente fallecidas.
Paro registrado
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El paro registrado ha subido en 5.107 personas en junio.
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De manera desestacionalizada todavía sube más, al no aplicar los efectos del momento temporal del año: sube en 77.593 personas.
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Unido al incremento de parados en marzo, abril y mayo, con junio, en cuatro meses el paro ha subido en 617.016 personas.
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El número de parados se sitúa en 3.862.883
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El incremento interanual es de 847.197 personas, un 25,27% de incremento.
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Son cuatro meses consecutivos de fuertes incrementos porcentuales del paro en tasa interanual:
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Marzo: 9,01%.
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Abril: 21,10%.
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Mayo: 25,27%.
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Junio: 28,09%.
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Es el peor mes de junio de la serie desde 2008, mayor que junio de 2009, el año de la mayor recesión de España de las últimas décadas (entonces, el paro, pese a la recesión, bajó en 55.520 personas y ahora sube en 5.107 personas). Esto muestra la profundidad de esta crisis económica, que será más profunda que la sanitaria como no se tomen medidas para evitar que se destruya el tejido productivo (y eso que no se contabilizan en paro registrado los ERTE, al ser suspensiones de empleo).
Si no se logra mantener en pie el tejido productivo, la destrucción de empresas provocará que todas las personas afectas por los ERTE engrosen el paro registrado. Los afectados por los ERTE son 1.830.664 personas (1.556.919 por fuerza mayor), que si no se reabre de manera completa rápidamente pueden pasar a ser definitivamente parados.
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Sube el paro femenino, con 24.240 desempleadas más.
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Sube el paro juvenil en 16.584 personas.
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Bajan los contratos:
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Un 42,28% interanual en el mes (849.409 contratos menos).
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Un 33,57% interanual en los seis primeros meses del año (3.689.401 contratos menos).
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Los contratos indefinidos caen un 34,32% interanual en el mes.
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Seguridad Social
La afiliación a la Seguridad Social sube en junio en 68.208 personas. No se contabilizan los ERTE, porque al ser suspensión de empleo siguen dados de alta en la Seguridad Social. Si no se salva al tejido productivo, con mayor liquidez y reabriendo la economía, esos afectados por ERTE verán destruido su empleo
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Es el peor mes de junio desde 2015 en términos mensuales.
Puede parecer que es un buen dato, pero no lo es, porque no sólo es el peor de un mes de junio desde el final de la anterior crisis (2015), sino que en términos desestacionalizados el crecimiento del empleo se reduce a menos de la mitad y también es el peor dato de junio desde 2015.
Y lo que es peor, es el peor junio desde 2009 en términos interanuales. En el último año se han perdido 893.360 afiliados. De manera desestacionalizada sólo aumentan los afiliados en 29.447. Es el peor dato de junio desde 2015 en términos desestacionalizados.
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El último día del mes se perdieron otros 161.500 afiliados.
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Cifra de afiliados: 18.624.337
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En términos interanuales se pierden 893.360 afiliados, el peor dato en junio desde 2009.
También es el peor dato desestacionalizado de afiliación en términos interanuales en junio desde 2009, con 882.205 afiliados menos.
Esto sólo es el principio de esta crisis. O se dota de liquidez a las empresas y se reabre la economía y se salva, así, el tejido productivo y, con ello, los empleos, o podemos adentrarnos casi en una depresión de consecuencias sociales extremadamente dramáticas, donde al menos la mitad de los afectados por ERTE podría perder para siempre su empleo.