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José T. Raga

No sólo, no sólo...

El Gobierno, con su presidente a la cabeza, junto a su ministra de Trabajo y la vicepresidenta económica, tiene que responder ante el pueblo español de su pésima gestión.

La vida, en sus múltiples facetas, es enormemente compleja. Cualquier acto o decisión humanos vienen condicionados por una serie de variables. Por ello, la relación causa-efecto, de cualquier acción, no puede atribuirse a una sola causa.

Es cierto que, entre las variables que determinan la producción del resultado, hay unas más significativas que otras. De aquí que a muchos nos sorprenda la afirmación simplista de que el covid-19 ha producido 211.000 despidos en un solo día –final de agosto–, llevando la cifra de parados cerca de los cuatro millones de personas –3,8 millones–. Cifra que, pese a todo, no toma en consideración los más de ochocientos mil trabajadores incluidos en los ERTE; cuando lo que el regulador llama temporal hemos visto que es un eufemismo.

Atribuir la causa del desempleo español al covid-19 y quedarse tan tranquilo es una forma de eludir el problema y de ocultar variables que, junto con la pandemia, han acarreado la destrucción de la actividad económica y, con ella, tales niveles de paro.

Si tomamos un año de gobierno del Sr. Sánchez –de agosto de 2020 a agosto de 2019–, la Seguridad Social ha perdido 528.000 afiliados.

¿Hacemos lo que Pilatos en momentos difíciles? Responsabilizar al covid-19 equivale a eso: lavarse las manos. Pandemia ha habido en muchos países, pero España encabeza la lista de destrucción económica.

¿No olvidamos otra variable, también significativa? ¿O es que la gestión de la economía en condiciones de pandemia no significa nada?

El Gobierno, con su presidente a la cabeza, junto a su ministra de Trabajo y la vicepresidenta económica, tienen que responder ante el pueblo español de su pésima gestión.

La señora Díaz está ocupada en regular el trabajo online, por lo que no puede ocuparse de los parados. Nunca se resolvió problema alguno sólo levantando el puño.

Así que prepárense los trabajadores online; la regulación en ciernes, como siempre, distorsionará el mercado, y probablemente dejarán de ser trabajadores y pasarán a ser parados.

Señora ministra: si aún no se ha enterado de que el mercado, dejado en libertad, consigue el equilibrio, y de que cuanta más regulación, más paro, es que tiene más peligro del imaginado.

Si fuera verdad, como piensan los marxistas, que el empresario absorbe como beneficio la plusvalía del trabajador, habría que decir que, contra el objetivo de despedir, que suponen, cuantos más trabajadores en la empresa, más plusvalías; lo que al empresario gustaría. Con ello, sin otra intervención, llegaríamos al pleno empleo –sólo Marx podía pensar que el ejército industrial de reserva era infinito–.

Concluyendo: estamos ante una pandemia –nadie lo niega–, pero el problema real es que esta circunstancia tiene un Gobierno incapaz de hacer lo que debe para que sus efectos sean como en Alemania, Holanda, países nórdicos, Francia, etc.

¡Piénseselo, señor presidente!

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