OTR Press.-Inditex consiguió agitar la Bolsa, pero era mucho pedir que la sacara del muermo y del impasse en que está hace días. El estreno de la textil el miércoles fue un éxito. Se superaron las previsiones más optimistas, con esa subida final del 22,5 por ciento sobre el precio pagado por los que acudieron a la OPV. El día después fue algo más duro, ya que los títulos de la propietaria de Zara apenas se movieron, aunque, eso sí, fue la empresa que más volumen negoció en el parqué madrileño.
Dicho esto que no estaba tan claro, era mucho pedir que la salida a bolsa de Inditex lograra agitar a los inversores, preocupados por la falta de guías y de referencias que animen el mercado. Hay pocas noticias que se valoren y las que hay son negativas, como esos datos macroeconómicos procedentes de Francia y Alemania. En este último país, sin ir más lejos, la confianza de los empresarios ha caído a niveles de hace dos años. Para más INRI, el euro no levanta cabeza y esta semana ha marcado mínimo del año. Es obvio que las cosas no están para muchas bromas y que los experimentos en forma de riesgo, con gaseosa.
La nueva economía da una de cal y otra de arena. La confianza está muy mermada y sólo cosas puntuales hacen inclinar la balanza hacia unas empresas u otras. Tampoco llegan señales de la madre de todos los mercados. En Wall Street carecen de ideas claras del camino a seguir y los índices dan auténticos bandazos, sobre todo el Nasdaq. ¿Qué tiene que pasar para que el mercado deje el aburrimiento y las pérdidas? Muy pocos lo saben. Lo que sí parece es que ya muchos empiezan a dejar las previsiones positivas para el segundo semestre que, siempre y para todo, está llamado a solucionar todos los males y no sólo en la bolsa. Para ese período se espera que mejore la inflación, que el crecimiento se consolide, que el euro respire, que el petróleo no nos agobie, que las vacas locas dejen de estarlo y que la fiebre aftosa sea historia.
Me parecen demasiadas cosas para un semestre, pero ya saben que no hay que perder la esperanza y ser positivos. Así que, paciencia y a barajar.
Dicho esto que no estaba tan claro, era mucho pedir que la salida a bolsa de Inditex lograra agitar a los inversores, preocupados por la falta de guías y de referencias que animen el mercado. Hay pocas noticias que se valoren y las que hay son negativas, como esos datos macroeconómicos procedentes de Francia y Alemania. En este último país, sin ir más lejos, la confianza de los empresarios ha caído a niveles de hace dos años. Para más INRI, el euro no levanta cabeza y esta semana ha marcado mínimo del año. Es obvio que las cosas no están para muchas bromas y que los experimentos en forma de riesgo, con gaseosa.
La nueva economía da una de cal y otra de arena. La confianza está muy mermada y sólo cosas puntuales hacen inclinar la balanza hacia unas empresas u otras. Tampoco llegan señales de la madre de todos los mercados. En Wall Street carecen de ideas claras del camino a seguir y los índices dan auténticos bandazos, sobre todo el Nasdaq. ¿Qué tiene que pasar para que el mercado deje el aburrimiento y las pérdidas? Muy pocos lo saben. Lo que sí parece es que ya muchos empiezan a dejar las previsiones positivas para el segundo semestre que, siempre y para todo, está llamado a solucionar todos los males y no sólo en la bolsa. Para ese período se espera que mejore la inflación, que el crecimiento se consolide, que el euro respire, que el petróleo no nos agobie, que las vacas locas dejen de estarlo y que la fiebre aftosa sea historia.
Me parecen demasiadas cosas para un semestre, pero ya saben que no hay que perder la esperanza y ser positivos. Así que, paciencia y a barajar.