OTR Press.-No hay ganas. No hay dirección. No hay dinero. ¿Hay Bolsa? Hace ya meses que los mercados de valores están en unsinvivir. Todo el que ha podido, ha huido con su dinero y apenas vuelve cuando hay alguna movida tipo Inditex o alguna otra oportunidad clara. La verdad es que argumentos para la preocupación hay bastantes. Las economías están un tantoralentizadas; las empresas empiezan a cambiar sus menos optimistas previsiones de resultados; las tecnológicas dan una de cal y otra de arena; el petróleo nos hunde cualquier previsión de inflación por pesimista que sea. En fin, que no estamos en el mejor de los mundos macroeconómicos.
Puede que la Reserva Federal baje de nuevo los tipos de interés, pero ya hemos visto que las bolsas ni siquiera han reaccionado a los anteriores movimientos de Alan Greenspan. Aquí en Europa, Duisenberg se obstina en no mover los tipos de interés. Sigue muy preocupado por los precios. Pero, tampoco estoy segura de que, si lo hiciera, el efecto en las bolsas duraría más allá de unas horas. Es cierto que estos movimientos en el precio del dinero no se toman para que las bolsas respiren. Tan cierto como que sus efectos se ven en la economía a más largo plazo. No hay en el horizonte, por tanto, ningún hueco para la esperanza. Yo, al menos, no lo veo.
Hay demasiado dinero en liquidez y con muy pocas ganas de volver a un mercado que, emulando a la Feria de San Isidro, convierte cada jornada en un auténtico muermo. Encima, ya no nos queda ni el gol del Valencia, que logró salvar una tarde taurina. Ya se produjo la esperada salida de Inditex y no hay más en el corto plazo. Si esto sigue así la próxima encuesta de UNESA sobre ¿el ahorro? en España va a ser un juego de niños. Ahorrar, sí. Pero, para invertir en dónde. ¿Más ladrillos? Nos van a salir por las orejas. Es urgente que los mercados encuentren algún aliciente, que se recupere la confianza y los inversores vuelvan al parqué. Por pedir, que no quede.
Puede que la Reserva Federal baje de nuevo los tipos de interés, pero ya hemos visto que las bolsas ni siquiera han reaccionado a los anteriores movimientos de Alan Greenspan. Aquí en Europa, Duisenberg se obstina en no mover los tipos de interés. Sigue muy preocupado por los precios. Pero, tampoco estoy segura de que, si lo hiciera, el efecto en las bolsas duraría más allá de unas horas. Es cierto que estos movimientos en el precio del dinero no se toman para que las bolsas respiren. Tan cierto como que sus efectos se ven en la economía a más largo plazo. No hay en el horizonte, por tanto, ningún hueco para la esperanza. Yo, al menos, no lo veo.
Hay demasiado dinero en liquidez y con muy pocas ganas de volver a un mercado que, emulando a la Feria de San Isidro, convierte cada jornada en un auténtico muermo. Encima, ya no nos queda ni el gol del Valencia, que logró salvar una tarde taurina. Ya se produjo la esperada salida de Inditex y no hay más en el corto plazo. Si esto sigue así la próxima encuesta de UNESA sobre ¿el ahorro? en España va a ser un juego de niños. Ahorrar, sí. Pero, para invertir en dónde. ¿Más ladrillos? Nos van a salir por las orejas. Es urgente que los mercados encuentren algún aliciente, que se recupere la confianza y los inversores vuelvan al parqué. Por pedir, que no quede.