El viernes próximo a ninguno de los mortales nos gustaría estar en la piel del presidente de Telefónica, César Alierta. Tendrá que enfrentarse a más de un millón de pequeños accionistas que se sienten, nos sentimos, engañados.
Engañados por muchos motivos. Porque de ser una de las grandes estrellas del parqué ha pasado a ser uno de los valores más inseguros de la bolsa: en marzo de 2000, las matildes acariciaban los 32 euros y, un año después, no logran superar los 18. Usted, señor Alierta, dirá que no es para tanto, que France Telecom ha caído un 33% desde principios de año y que la holandesa KPN ha bajado un 40%. Lo que hagan las demás, señor Alierta, no me importa: necesito saber por qué acumula una deuda de 28.000 millones de euros en 5 licencias UMTS; una tecnología que no sabemos cuándo entrará en funcionamiento y cuánto dinero le va a dar.
No puedo entender cómo una empresa como la suya, la nuestra, con 43 millones de líneas fijas, 27 millones de teléfonos móviles y 4,5 millones de suscriptores de Internet; presente en Brasil, Méjico, Argentina, etc.; con unos ingresos que representan el 5% del PIB español y con unos beneficios envidiados por todas menos por una, Repsol-YPF, no reparte desde 1998 un mísero dividendo. ¿No fue usted quien dijo que iba a centrar su gestión en crear valor al accionista? Déjese, señor Alierta, de tanta ampliación gratuita de capital y dígame cuánto va a ganar con la alianza con Portugal Telecom en Brasil, cuánto va a recaudar con el acuerdo firmado con Motorola en Méjico o qué fue de aquella alianza con el BBVA, anunciada a bombo y platillo a principios del año pasado.
Me preocupa la matriz y me preocupan sus filiales. Telefónica Móviles, la “joyita de la corona”, se ha convertido en un hervidero de rumores que hablan de una única salvación: la fusión con alguna otra operadora, a ser posible con licencia UMTS en el Reino Unido. Me preocupa Terra, ¿seguirá Joaquín Agut al frente de la compañía? ¿Habrá fusión con TPI? Si no la hay, ¿por qué desde el propio grupo se alimentan esos rumores de fusión? Y, para acabar, me pueden decir qué va a pasar con Endemol. ¿Venderán la productora de “Gran Hermano” a Vivendi o a RTL? ¿Sacarán lo mismo que pagó el generoso Juan Villalonga?
Quizás, señor Alierta, esta ristra de preguntas le haga reflexionar sobre la actitud que ante los pequeños inversores ha tomado. Sé que usted es poco amigo de la comunicación, que su estilo de gestión es menos glamouroso que el del señor Villalonga, pero sé, señor Alierta, que usted es valiente. Le pido que, en la junta de accionistas del viernes, no ponga un muro de contención entre usted, su consejo y nosotros, los pequeños accionistas. Aunque nos sentimos engañados y estafados, guardaremos las formas si usted demuestra que su gestión es la acertada.
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